La alcaldesa de Aranda dice que han llegado al confinamiento «porque se hacen muchas PCR»

Con una «calma tensa» y «tristeza» ha despertado este viernes Aranda de Duero, reconocía la alcaldesa, Raquel González , quien con la caída al «precipicio» de tener que volver al aislamiento por la propagación descontrolada del Covid-19 vive uno de los momentos más dolorosos al frente del ayuntamiento de esta localidad de más de 32.000 habitantes. Durante la última semana las alertas que habían saltado habían ido «alargando» la situación, que se «ha precipitado de forma muy rápida» , pues si el lunes anotaban cero casos y se alentaba el optimismo, el jueves amanecía con cerca de un centenar más y el decreto de la Junta de Castilla y León adoptando medidas que supone el confinamiento de la población.

Defiende que mientras en el ámbito público la situación ha estado «bien controlada» y ha imperado el uso de la mascarilla, en el privado sí ha habido cierta «relajación» en las medidas de prevención. De hecho, «todos» los focos detectados, recalca, derivan de grupos de amigos y reuniones familiares. Y «ahí el ayuntamiento y las fuerzas y cuerpos de seguridad no pueden intervenir», defiende.

Entre los arandinos, reconoce la regidora, quienes «apoyan» la decisión, pero también los hay que se muestran «sorprendidos cuando realmente probablemente» haya otras «muchas localidades que serían merecedoras» del mismo aislamiento. ¿La diferencia? Que en la localidad ribereña «se están haciendo muchísimas PCR» y esas pruebas diagnósticas son las que «nos han llevado a esta situación», comparte la alcaldesa, quien recuerda que el 92% de los infectados son asintomáticos.

Ahora su esperanza y confianza se centra en que el confinamiento sirva y en unos días -comparte la decisión del juez de aplicarlo siete días- «podamos salir de este mal sueño» que tiene claro dejará consecuencias económicas. No quiere imaginar el calado de prolongarse el aislamiento y anima a los futuros visitantes a acercarse después a disfrutar con un Ribera y un lechazo e incluso a «ser solidarios» y hacer ahora sus pedidos on-line para ayudar a unos negocios muy tocados.