«Ahora envío las propinas a mis nietos por Bizum»
Ochenta mayores han asistido ya a los talleres que la Junta de Castilla y León acaba de iniciar para enseñar a usar la ‘banca on line’ . «Queremos que pierdan el miedo», dicen sus formadores. Ellos, satisfechos, demandan más iniciativas que eviten su exclusión social
H. Díaz
Carmen es «muy investigadora». Lleva tiempo haciendo compras ‘on line’ y hasta se ha atrevido de vez en cuando con Bizum. Eso sí, «soy muy despistada y nunca cierro la sesión de mi perfil». Gerardo Santillana confiesa, en cambio, que para cualquier operación por internet ... ha tenido que recurrir a sus hijos: «No entro en ninguna red social porque, sencillamente, no me fío. Sólo tengo WhatsApp». Los dos están jubilados y han coincidido en uno de los primeros talleres impulsados por la Junta de Castilla y León para enseñar a utilizar la banca ‘on line’. Pese a la desapacible mañana de marzo que les esperaba en la calle, no tuvieron pereza en acudir. Ya en el aula, pese a la ventilación constante necesaria en estos tiempos del Covid, el ambiente es más acogedor. Es el empeño de Consuelo Fernández, la dinamizadora del Espacio Castilla y León Digital de la capital vallisoletana encargada de impartir el taller.
«Iniciativas como ésta son muy necesarias. La mayoría de la gente de nuestra edad no tiene idea y de los bancos prácticamente nos están echando», se queja Gerardo, recién concluida la formación. Explica la formadora que hacía tiempo que los usuarios de este centro vallisoletano le habían trasladado la necesidad de un taller de estas características. La demanda también había llegado al Espacio Digital de Burgos, apunta Justo López, su responsable. «Es verdad que es un tema que nos habían comentado los dinamizadores, pero el problema era cómo resolver las dudas de los ciudadanos sin meterse en sus cuentas», apunta Graciela Parrilla, técnico de la Dirección General de Telecomunicaciones y Transformación Digital.
Para solventar el obstáculo, desde la Consejería apostaron por encargar el desarrollo de unos simuladores de las aplicaciones de banca ‘on line’ de las entidades con más presencia en la Comunidad: «Hicimos un análisis y nos salieron cuatro: Caixabank, BBVA, Santander y Unicaja», detalla la técnico. Se trataba de posibilitar que los formadores pudieran mostrar a sus alumnos cómo hacer las operaciones más habituales que se realizan con estas ‘apps’: transferencias, pagos con ‘bizum’, consultar movimientos, sacar extractos mensuales...
Desarrollados los simuladores, y antes de lanzar la iniciativa en los espacios digitales, se puso en marcha una actividad formativa para los más 400 dinamizadores que participan en estos centros «con el objetivo de lograr su sostenibilidad y efecto multiplicador». La formación se extendió a nivel nacional, ya que la Junta ocupa la presidencia de la Asociación Somos Digital, formada por gobiernos regionales y entidades sin ánimo de lucro como Cruz Roja y Esplai.
A continuación, comenzaron los talleres en los espacios digitales. Desde mediados de febrero y hasta finales de marzo, alrededor de 80 personas han pasado ya por estos cursos, a los que se suman las más de 230 personas que se han conectado a los seminarios de la web https//bancaonline.cyldigital.es, según datos facilitados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.
«Tengo miedo de preparar cualquier avería y que las cuatro perras que tengo desaparezcan»
«La idea es que sea un servicio permanente en nuestros centros», sostiene Graciela Parrilla. De momento, alumnos no les faltan. «Me ha venido bien para resolver dudas», apunta Carmen, la usuaria más aventajada del taller vallisoletano al que asistimos. Va a cumplir 75 años y confiesa que saber utilizar ‘bizum’ es estupendo «para enviar la propina de mis nietos que están en Madrid». Y añade con una sonrisa pícara: «Como ya tienen 18 años, disponen de cuenta y no se entera ni su madre». Gerardo está más perdido. Explica que en su casa sí suele «entrar» en el ordenador «para mirar los movimientos» registrados en sus entidades bancarias, pero «no hago nada más. Si lo tengo que hacer voy a las sedes y lo soluciono. El problema es que cada vez te ponen más pegas para atenderte. Antes ibas y cualquiera te echaba una mano. Ahora tienes que coger un número y depende de la hora te atienden o no».
¿Están empujando a los mayores a la exclusión social con estas prácticas?, les preguntamos: «Es una vergüenza. Hay que hablar claro. Me parece que no hay derecho a que nos traten como lo hacen. Yo vengo de trabajar en una oficina y si me pongo lo hago, pero no le ocurre a la mayoría de la gente. Creo que roza ya el maltrato psicológico. Te hacen sentir que no vales para nada», apunta este usuario sin dudarlo. El tema se cuela inevitablemente en clase, así como uno de sus protagonistas, Carlos San Juan, el médico jubilado valenciano que llevó 600.000 firmas de apoyo al Ministerio de Economía para pedir un trato más humano a las entidades bancarias.
Los datos
Polémicas al margen, en la Consejería de Fomento echaron mano de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y se dieron cuenta que «en Castilla y León casi el 40 por ciento de las personas entre 16 y 74 años no utilizan internet o apps móviles para acceder a su banco», porcentaje que se reduce al 30 en comunidades menos envejecidas como Cataluña o Madrid: «Lo achacamos, sobre todo, al miedo, así que vimos que era importante no sólo enseñar a utilizar las aplicaciones móviles sino complementarlo con consejos y precauciones a tener en cuenta», sostiene la técnico de la Consejería. Por ello, decidieron estructurar estos talleres -de un par de horas de duración- de tal manera que antes de tocar los simuladores se impartieran nociones básicas respecto a la banca ‘on line’ y sus ventajas, cuestiones de seguridad a tener «muy en cuenta» y «cuatro claves en cuanto a ingeniería social y principales fraudes». Para acceder a ellos, además, se debe tener unos conocimientos básicos previos de navegación y de ordenador. «El objetivo es que lo sepan usar con seguridad», insiste Consuelo Fernández, que se ha dado cuenta en sus primeras ‘clases’ que «les cuesta cerrar sesión, acordarse de contraseñas,...».
Aunque el perfil de los usuarios de estos centros no es de gente muy mayor -dan formación también a desempleados-, en estos talleres sí que coinciden personas de edad más avanzada «que por sus circunstancias no ha podido acceder a una formación digital y se ha visto ahora abocadas a utilizar estas herramientas», apunta Justo López. Montserrat Pinto es otra de las alumnas del taller al que asistimos en Valladolid. Se siente agradecida de que haya iniciativas como esta: «Nos lo explican muy bien, aunque nosotros somos lentos en el aprendizaje», «Aquí te quitan un poco el miedo. Los chavales de ahora son nativos digitales. A nosotros, en cambio, estas cosas nos vienen un poco grandes y nos sentimos abandonados. Tienes miedo a preparar cualquier avería y que las cuatro perras que tienes desaparezcan», añade su compañero.
«Ellos están acostumbrados a acudir toda su vida al banco, donde había una persona física con la que hablaban. Ahora se enfrentan a una máquina y eso les genera mucho recelo.
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