CORONAVIRUS

El ‘adiós’ más anhelado a la mascarilla

El fin de la obligatoriedad del ‘cubrebocas’ en interiores es especialmente bien recibido por colectivos y sectores que han visto afectado su día a día y su actividad por su uso a lo largo de dos años

Javier González en uno de sus gimnasios F. HERAS

M. Antolín

Decir adiós a la mascarilla también en interiores será un respiro para la mayor parte de la sociedad. Y es que, más allá de que dejará de ser obligatoria bajo techo, aunque con algunas excepciones, a partir del próximo día 20 de abril, supondrá ... un alivio físico , también lo será psicológico. El final de una pandemia que aún persiste después de dos largos años se verá mucho más cercano y los colectivos y sectores a los que el cubrebocas, pese a ser una medida de seguridad fundamental, ha llegado a suponer un obstáculo en su vida cotidiana o en su actividad profesional reciben como una «buena noticia» una medida que esperaban y que facilitará su rutina.

Lo saben bien las personas sordas, tanto las usuarias de lengua de signos como las que no lo hacen, para las que ha supuesto «incomunicación y aislamiento» , según detalla el presidente de la Federación de asociaciones de este colectivo en Castilla y León, Luis Alberto Redondo. «Para podernos comunicar, nosotros necesitamos ver la cara, bien sea para ver la expresión facial en el caso de las personas signantes -las que usan la lengua de signos- o bien para la lectura labiofacial», explica. A lo largo de estos dos años las nuevas tecnologías han ayudado a salvar esta nueva barrera, pero para la «cercanía, el trato humano y directo con otras personas que algunos colectivos requieren» eso no es suficiente.

«Aislamiento» social

Lo peor, expresa, ha sido también la «falta de empatía». «A veces íbamos a una tienda y no entendíamos lo que nos decían. Pedíamos que se bajasen la mascarilla para entender , pero no todo el mundo reaccionaba entendiendo nuestra necesidad», pone como ejemplo Redondo, que insiste en que el no poderse comunicar limita sus «interacciones sociales», no acceden a la información y les «condiciona» a diario.

Así que para dejar atrás de una vez por todas ese «aislamiento» social, el fin de la mascarilla será un «alivio». «Poder ver la cara y la expresión de la gente para poder entender va a ser muy positivo», asegura, y sus asociaciones volverán a ser lugar de encuentro y actividades. Eso sí, aunque la obligatoriedad finalice, habrá que procurar que el espacio sea «seguro para todos» y, teniendo en cuenta que habrá excepciones como centros sanitarios, residencias de mayores o medios de transporte, reivindican una vez más el uso de mascarillas trasparentes en estos espacios para facilitar así su comunicación.

Desde las escuelas infantiles de Castilla y León , la presidenta que agrupa a los centros privados, la mayoría de los que existen actualmente, Pilar Granados, asegura que para su trabajo es ya «necesario» retirar la mascarilla. Y es que, pese a que a nivel sanitario sí se han percibido en estos dos años, sobre todo en el primero, menos infecciones y otros problemas como catarros, fiebres o gastroenteritis, «a nivel educativo» sí se requería ya la eliminación del cubrebocas . En esa vertiente «sí dificulta para temas como la adquisición del lenguaje, tanto el nativo como otro idioma, el desarrollo o reconocimiento de las emociones o aprendizajes específicos, como las partes de la cara», relata, en unos niños que «aprenden por imitación» muchos aspectos.

Luis Alberto Redondo, ante la sede de la Federación, HERAS

En el plano emocional, «se pierde mucha información si tienes tapada la boca» para transmitir sensaciones como el miedo o la alegría , indica. «El reconocimiento de las emociones tan solo con la expresión de los ojos es mucho más difícil», indica, pero «su capacidad de adaptación es asombrosa» y cree que en «términos generales» no habrá «retrasos» en ese sentido. Granados incide en que son «sensaciones», ya que no se han elaborado estudios sobre estos aspectos, y considera que las repercusiones se verán cuando los niños vayan subiendo etapas. «Sobre todo por lo que implica para el aprendizaje y no tanto por el componente sanitario, los educadores se quitarán la mascarilla», recalca la representante de unos centros en los que asegura que «casi no ha habido Covid y si lo ha habido, ha sido leve» con escasos cierres durante algunos días por contagios, sobre todo cuando los criterios eran más estrictos.

El profesorado en general también valora la medida y, aunque ya no será obligatoria en el aula podrán llevarla aquellos docentes que sean considerados de riesgo. « El uso de mascarillas ha supuesto sobrecarga de la voz» y desde el sindicato Csif reivindicaron que «se reconociera la voz como enfermedad profesional docente», recuerda la presidenta de la sección de Educación, Isabel Madruga, quien pide directrices claras y la adaptación de los protocolos para poner en marcha la nueva directriz.

«Tarde» llega ya esta medida para los gimnasios, indica Javier González, propietario de varios centros deportivos y miembro de la asociación regional de empresarios del sector, aunque reconoce que es ya un «alivio» perder de vista a la mascarilla al practicar ejercicio en interior y que los trabajadores tengan que dejar de controlar en ese sentido a los usuarios. «Era una medida que habíamos reivindicado y llevábamos tiempo pidiéndolo» porque servirá para aportar «tranquilidad» y quizá «cambiar la percepción» de la seguridad en unas instalaciones que, a su juicio, siempre han sido muy seguras. Ya no esperan un aluvión de clientes al retirarse las mascarillas porque «el que quería ya ha venido» y el tiempo ya anima a muchos a hacer sus entrenamientos al aire libre.

Pilar Granados, de la Asociación de Escuelas Infantiles ABC

Sin embargo, es ahora cuando comienzan a ver la luz -se encuentran a un 70 por ciento, alejados aún de los niveles prepandemia-, tras dos años en los que el uso de la mascarilla en sus espacios ha «afectado bastante» porque, además, «no es recomendable para hacer ejercicio». «Las clases colectivas y de intensidad media y alta, como el spinning, por ejemplo, son las que más han sufrido», expresa . Y es que muchos usuarios decidieron «borrarse» de estas actividades e incluso optaron por hacerlo en su casa. «Algunos centros tuvieron que vender esas máquinas, también a clientes, y quien tenía 60 a lo mejor ahora tiene 30». Toca reinventarse, detalla, y son muchos los que han diseñado espacios al aire libre en un momento en el que el sector remonta el vuelo y que prevé, incluso, nuevas aperturas.

A la espera de que el Gobierno apruebe y concrete todos los detalles de cómo será el ‘adiós’ a las mascarillas en interiores, lo que se ha conocido es que los lugares de ocio y hostelería también se verán libres del cubrebocas. Aunque lo cierto es que si hay trabajadores y usuarios que quieran seguir llevándola, podrán hacerlo . El presidente de la asociación regional de los hosteleros, Fernando De la Varga, considera que se producirá «lo mismo que se ve ahora en las calles, donde no es obligatorio, pero hay personas que siguen llevándola». «Por precaución, habrá empresas o trabajadores que decidan seguir con ella, pero será siempre algo personal. Nosotros, como sector, ni obligaremos ni impondremos nada», relata.

En el caso de las empresas serán sus servicios de prevención de riesgos laborales los que marquen las pautas, según dio a conocer el Gobierno, y hay «preocupación» por parte de las compañías en Castilla y León porque a día de hoy no conocen cuales serán los criterios ni qué tendrán que hacer sus trabajadores . Así lo indica la presidenta de la asociación del sector, Sonia Remo, que incide en que es necesaria una «instrucción sanitaria» por parte del Ejecutivo central que regule esta materia, ya que de lo contrario solo «se pondrán hacer recomendaciones, pero no obligar». En todo caso, dependerá de aspectos como la distancia, el número de personas por metro, si es un trabajo cara al público...

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