Una verdadera declaración de amor al teatro

Es teatro a velocidad de vértigo con personajes que se suceden y con diálogos perfectamente engarzados. Un verdadero espejo social en el que se refleja todo lo que se nos pueda ocurrir, ya sea un adolescente, un militar, una bailarina o unos cuantos personajes más. Y todo parece improvisado, pero no lo es. Hoy vienen ya improvisados de casa. La vida en escena. Lo que pasa en la calle filtrado por la magia de la compañía. Y todo en formato metateatro. Diversos personajes asisten a un taller de teatro en el escenario y el público recibe en directo verdaderas lecciones magistrales de las caleidoscópicas caras que ofrece una representación: la voz, la entonación, la claridad en la dicción, el gesto, el movimiento, la verdad y el engaño, la explotación de las emociones, los cambios de registro y de carácter, los aspectos técnicos como la iluminación, y al final las diferentes maneras de atacar conocidos textos clásicos de Ibsen o de Shakespeare. La maestría de Carles Montoliu y Carles Castillo para dar vida a 12 personajes que se van sucediendo y entremezclando sin solución de continuidad es un verdadero ejercicio de sabiduría, profesionalidad y prestidigitación teatral, muy bien coordinada con el que hace de profesor, Santiago Sánchez. Los continuos desdobles, los cambios de carácter y de registro para encarnar la transmutación en personajes variopintos de muy diferente carácter y condición hacen posible la puesta en práctica de una rica variedad de matices interpretativos. Y todo hilado con muy buen y fino humor.

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Julio Bravo

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La obra supone una verdadera declaración de amor al teatro tanto en su concepción, como en su dirección y en su interpretación. En ella hay que destacar la brillante interpretación de todo el elenco Carles Castillo, Carles Montoliu y Santiago Sánchez, que llevan todo el peso de la obra, y al mismo nivel está la breve aparición de Víctor Lucas. Junto a la interpretación hay que resaltar la sobresaliente dirección de Santiago Sánchez y Michel López, verdaderos orfebres para engarzar una pieza compuesta de verdaderas filigranas y de una puesta en escena, que, con muy pocos recursos escenográficos, consigue mantener atento, activo, divertido y empático al público durante toda la función.

Del contenido cabe valorar un matiz no pequeño y es que todos los personajes son tipos caracterizados y estereotipados que sienten cambios en sus emociones y en su personalidad y se tornan más felices gracias al poder transformador del teatro. Cuando el taller concluye ya no son los mismos puesto que han cambiado sus objetivos vitales de forma evidentemente positiva. Para todos ellos el teatro ha sido también una terapia, mejoran como personas, se socializan y establecen lazos entre ellos. Esta es también una gran lección que nos regala L'om-Imprebís con esta creación.

El público, que llenaba el Rojas, ha disfrutado del ritmo trepidante, de la excelente interpretación y dirección, así como de los personajes tan tiernos y entrañables que ponen en pie una obra tan bella. Los aplausos con la gente en pie han sido un premio y un reconocimiento al trabajo bien hecho con una obra muy recomendable para acercar la gente al teatro, para quienes disfrutan con la sonrisa y para las personas que buscan una lección moral que favorece la educación en valores. Que esta obra se haya aprovechado en sesión de mañana para ofrecerla en la programación de teatro escolar me parece también un gran acierto de la gerencia del Teatro de Rojas.

Título: Hoy no estrenamos. Autor: Imprebís. Compañía: L'Om-Imprebís. Dirección: Santiago Sánchez y Michel López. Intérpretes: Carles Castillo, Carles Montoliu, Víctor Lucas y Santiago Sánchez. Escenografía: Dino Ibáñez. Vestuario: Gabriela Salaberri. Iluminación: Rafael Mojas. Escenario: Teatro de Rojas.