Cuando trabajar en el hospital de Toledo se convierte en problema de salud: «Llevo 11 sangrados nasales en un año»
El 27 de noviembre de 2024 varios trabajadores de laboratorios del hospital de Toledo sufrieron las primeras intoxicaciones. Doce meses después, los síntomas persisten, y lo que es peor, no hay explicación concluyente ni medidas efectivas para estos profesionales
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Toledo
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Iniciar sesiónLa próxima semana se cumple un año desde que comenzaron las intoxicaciones en los laboratorios del Hospital Universitario de Toledo (HUT), un período en el que los síntomas presentados por los trabajadores solo se han reducido en verano, pero que persisten desde octubre ... cuando se ha subido la temperatura de la climatización.
Sara, del laboratorio de Anatomía Patológica, fue la primera afectada. Recuerda perfectamente esa mañana. «El 27 de noviembre estaba con una alumna en prácticas en una sala con la puerta cerrada. Empezamos a encontrarnos mal, y junto a otros compañeros que también tenían síntomas, decidimos que había que salir de allí. Yo tenía náuseas, vómitos y tos, y al salir a la calle se me pasó automáticamente, pero mi compañera en prácticas estuvo una noche hospitalizada por un espasmo bronquial«, explica.
A raíz de esa fecha la historia es de sobra conocida. Muchos trabajadores de los laboratorios de Anatomía Patológica, Genética, Microbiología, Bioquímica y Hematología han sufrido síntomas con intoxicaciones repetitivas: mareos, cefaleas intensas, vómitos, irritaciones respiratorias y cutáneas, sangrados nasales, alteraciones tiroideas, ferropenia, sabor a metálico en la boca e incluso picor de lengua.
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Algunos estuvieron de baja un mes o mes y medio como Sara, quien asegura que en ese período cercano a la pasada Navidad, 17 compañeros (la mitad de la plantilla del laboratorio de Anatomía Patológica), no trabajaron por los problemas de salud derivados de una exposición de no se sabe a qué en su puesto de trabajo.
«A cada uno le afecta de una forma. Yo, de hecho, no he vuelto a tener vómitos, pero sí 11 sangrados nasales a lo largo del año«, confiesa Sara.
En el mes de enero, y ante el número considerable de partes presentados por los trabajadores, el servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Hospital Universitario de Toledo, comenzó a hacer mediciones ambientales en el área de los laboratorios, siguiendo las instrucciones de la Inspección de Trabajo.
Se detectaron entonces altos valores de formaldehído en el aire y se cerró temporalmente la sala de tallado (donde se estudian y analizan muestras de tejido) en el laboratorio de Anatomía Patológica. Sin embargo la sintomatología ha persistido incluso tras eliminar el uso de este gas y aplicar medidas de ventilación y protección química.
«Desconcertados»
«Estamos un poco desconcertados porque no sabemos qué es, si es algo que viene por los conductos de ventilación y que aumenta al subir la temperatura de climatización; en verano se ha notado que casi desaparecieron las intoxicaciones«, dice Sara, quien está convencida de que es algo acumulativo que ahora se está desplazando hacia otros laboratorios. La semana pasada se notó más en Genética y Microbiología, donde varios trabajadores estuvieron vomitando toda la mañana.
«No hay día que no se dé una media de entre cinco y diez partes de alguno de los compañeros. Cuando un trabajador tiene síntomas se registra la incidencia, va a Salud Laboral, y este departamento lo remite a la mutua. El problema es que no lo consideran accidente laboral, no lo relacionan con el puesto de trabajo, pero la realidad es que es ahí donde se intoxican, cuando salen los síntomas desaparecen«, reconoce Inés Pedreño, delegada de prevención y responsable de Sanidad de UGT Toledo.
Pedreño insiste en que siguen sin conocer las causas, a pesar de los 51.047 muestreados realizados por la Gerencia del HUT y en los que se han obtenido valores de exposición por debajo de los Valores Límite Ambientales establecidos pro el Ministerio de Trabajo a través del Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo. «Seguimos sin medidas colectivas frente a las individuales. Los equipos de protección individual para todos los profesionales que desarrollan su labor en el área de Anatomía y sala de tallado o las mascarillas más que producir un beneficio, están produciendo un perjuicio mucho mayor, pueden minimizar pero no eliminan síntomas», afirma la delegada de prevención de UGT.
Según Pedreño, mientas no se determine la causa de las intoxicaciones, lo mejor es cerrar los laboratorios y reubicar al personal. «Es la postura de todos los sindicatos desde el principio, precintar las instalaciones, que se levante toda la ventilación, sumideros y desagües y se analice la causa que produce esta situación, será entonces cuando se pueda poner solución», subraya.
Un problema que no solo afecta a los profesionales de los laboratorios, sino también a la población del área sanitaria de Toledo, pues Anatomía Patológica es un servicio fundamental para el funcionamiento del centro, donde se realizan diagnósticos sobre muestras de pacientes obtenidas mediante biopsias, piezas quirúrgicas, citologías y punciones, imprescindibles para establecer un tratamiento. En el laboratorio de Anatomía Patológica se procesan más de 55.000 muestras al año, lo que supone entre 200 y 300 al día, aproximadamente la mitad de ellas de resolución preferente por sospecha de malignidad, según datos aportados por el hospital de Toledo.
Por otro lado, el sindicato CSIF ha puesto en conocimiento del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) el posible riesgo de radiación o exposición electromagnética en la zona de los laboratorios y han solicitado evaluación integral de la zona y estudio. Todo ello con el fin de descartar que no haya riesgo de estar sufriendo riesgos de radiación o campos electromagnéticos, pues encima del área de los laboratorios se encuentra el servicio de Radiodiagnóstico, donde se sitúan las zona de Hemodinámica, Radiología Intervencionista y Diagnóstico por imagen.
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