El Toledo mudéjar más desconocido que habita en el Santa Cruz
'Espacio Mudéjar' es un almacén visitable que reúne más de 400 piezas de azulejería, carpintería, tinajería... datadas entre los siglos XIII y XVI
¿Estaba Juana «la Loca» realmente loca?
Durante el reinado de los Reyes Católicos, la producción de pilas bautismales de cerámica procedente de los alfares mozárabes de Toledo fue muy abundante. Sin embargo, una prohibición obligó a sustituir este material por la piedra. Hoy en día, sólo se conservan ... cinco pilas de cerámica del siglo XV en el mundo. Una está en el museo Hispanic of Society of America, en Nueva York, y las otras cuatro en las localidades de Camarenilla, Villamiel, Santa Cruz de Retamar y en Toledo, la capital castellanomanchega.
Esta última, procedente de la iglesia de san Salvador, en Toledo, es la que guarda un mayor protagonismo histórico. En ella, según cuenta la tradición, fue bautizada Juana la Loca en 1479 y su forma ochavada superior y troncocónica inferior, con su vidriado en blanco y decoración con motivos vegetales en verde, la convierten en una de las «más bellas» que se conservan en la actualidad.
Una auténtica joya, propiedad de la Iglesia, que el Museo de Santa Cruz custodia con gran cariño desde hace años y que ahora forma parte de la colección de las más de 400 piezas del arte mudéjar toledano datados entre los siglos XIII y XVI que se exponen en el almacén visitable 'Espacio Mudéjar' de la galería toledana.
En esta sala de almacenaje, el museo ha guardado centenares de bienes de gran valor artístico e histórico, en su mayoría procedentes del Museo Taller del Moro, edificio declarado Monumento Histórico Artístico en 1931 y dependiente del Museo de Santa Cruz. En 2011, tras la restauración de algunas de estas piezas, se expusieron al público pero, poco tiempo despúes, volvió a cerrar sus puertas.
Doce años más tarde, 'Espacio Mudéjar' reúne una de las colecciones más importantes de esa época, con espectaculares ejemplos de talla en madera y en la que se pueden contemplar vigas, tablas, canes o tabicas; paneles de azulejería realizados con las técnicas de cuerda seca y arista, de los siglos XIV, XV y XVI, y tinajería que va desde el siglo XIII al XVI, con ejemplares únicos en el mundo.
La mayoría de las piezas han sido compradas por el museo, aunque también las hay que proceden de excavaciones arqueológicas. La colección de tinajería fue adquirida principalmente por la pinacoteca a finales del siglo XIX o principios del siglo XX.
Una de las más antiguas que se pueden observar en esta muestra es un ejemplar del siglo XII, de influencia almohade, en contraposición a la más moderna hallada en una excavación arqueológica en la calle Bajada del Barco en el año 2019. «Está restaurada porque estaba rellena de tierra. Es la más curiosa que tenemos expuesta, una parte de su decoración es diferente al resto», explica Jaime Gallardo, técnico del Museo de Santa Cruz.
En este espacio también destacan los brocales de pozo mudéjares de época bajomedieval, con sus característicos vidriados verdes como el que fascinó al pintor John Singer Sargent en su viaje a Toledo en 1879. El boceto con que el artista impresionista retrató aquella pieza se transformó en una de sus acuarelas. «El museo conserva cuatro brocales; dos de ellos están aquí, otro está expuesto en el crucero y otro, en el taller del Taller del Moro», indica el técnico.
La azulejería es, junto con la madera tallada, la principal aportación en este espacio mudéjar. La colección de azulejos procede principalmente de zócalos de conventos que el museo fue adquiriendo en los años 60 y 50, salvo algún caso de hallazgo de excavación arqueológica. Está realizada con las técnicas de arista y de cuerda seca, «lo que aporta una singularidad y un nivel de detalle en las obras como pocas otras», explica Gallardo.
Una de las piezas «más curiosas y únicas» que se pueden encontrar en este almacén visitable es un fragmento de zócalo decorado en yeso del siglo XII. «Esta pieza se encontró en una excavación arqueológica en la sinagoga de Santa María la Blanca a finales de los años 80 y procede del edificio anterior que había a la construcción de la sinagoga», detalla el experto.
En cuanto a la colección de madera, destacan las relacionadas con la carpintería, las techumbres y los revestimientos de las estancias de las que constaba una vivienda de la época. Entre otras, hay vigas, canes, tabicas, tallas sobre madera y tablas con epigrafía islámica datadas entre los siglos XIII y XIV, y otras con decoración heráldica «que debería de provenir de algún palacio o edificio conventual».
«'Espacio Mudéjar' es una de las mejores 'exposiciones' del arte mudéjar que hay en España ya que, sin ser una exposición [es un almacén visitable] cuenta con una colección de piezas excepcionales que son la esencia de la ciudad. Un trocito de Toledo desconocido que seguro que enamorará al público cuando lo descubra», sentencia Gallardo.
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