El Puente Viejo a lo largo de la historia: derrumbes y curiosidades de un símbolo para Talavera

Un refrán que en los últimos días se escucha, si cabe, con más fuerza que nunca, la misma fuerza que llevan ambos ríos y por lo vivido en la ciudad de Talavera de la Reina en la pasada madrugada, con el derrumbe de parte del Puente Viejo a causa de la crecida desmesurada del Tajo, cuyo caudal ha alcanzado ya los 1.400 metros cúbicos por segundo.

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Sin embargo, esta no es la primera vez que sucede algo parecido. Así se lo ha explicado a ABC el historiador talaverano y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Ángel Monterrubio, que recuerda, en primer lugar, que el Puente Viejo de Talavera, «no es romano, sino que es de época medieval y aprovechó el basamento de época romana en algunos de sus tramos, ya que además su traza es curva». Declarado Bien de Interés Cultural, es el más antiguo de la ciudad y conecta el centro urbano con la vega sur del Tajo.

Las primeras menciones a esta infraestructura son de principios del siglo XIII. En concreto, en 1227, cuando el rey Fernando III el Santo ordena controlar el paso de personas y ganado por los puentes que dividen en dos la mesa castellana, posiblemente con el fin de cobrar un impuesto por su peaje, apunta Monterrubio, que señala que las grandes avenidas de agua y hechos como el sucedido en la madrugada de este sábado han sido muy comunes en Talavera de la Reina a lo largo de los siglos, hasta que en 1908 se terminó el Puente de Hierro, que «fue la mayor fiesta que se hizo en la ciudad».

De hecho, cuenta que han sido varios los derrumbes acaecidos en el Puente Viejo debido a su asentamiento arenoso, que ha sufrido varios daños de los que hay huellas de los remiendos posteriores en su estructura. Episodios que dejaron incomunicadas en numerosas ocasiones a Talavera de la Reina de su antigua tierra, de la comarca de La Jara y de los caminos de Extremadura y Andalucía, ya que esta era el paso de la vía que unía Ávila con Córdoba para cruzar el río Tajo.

Ya en el siglo XV fue el cardenal Mendoza quien encargó una gran reparación del puente por una fuerte avenida del Tajo que hubo por entonces, lo cual, tal y como relata el historiador citando documentos de la época conservados en el Archivo Municipal de Talavera de la Reina, dio lugar a un conflicto por ver quién pagaba las obras por su elevado coste.

Así ha pasado en varias ocasiones, como decíamos antes, e incluso se llegó a cerrar en la década de los 70 del siglo XX, poniéndose una serie de tablones y pasarelas, hasta que en los 90 se hizo un arreglo más importante para consolidarlo y que se pudiera pasar sin peligro. La situación se ha mantenido tranquila en los últimos años, a causa de la sequía y de los numerosos trasvases de agua de los embalses de cabecera del río Tajo al Segura, hasta el derrumbe de esta pasada noche.

Para reflejar hechos como éste, el profesor Monterrubio ha citado numerosos documentos gráficos históricos, como el grabado del artista flamenco Antón van den Wyngaerde, quien en 1567 dibujó una perspectiva de Talavera de la Reina con el Puente Viejo a la derecha, donde se ve una de esas reconstrucciones que sufrió el puente por una de las avenidas del río Tajo. Un trabajo que se enmarca dentro de las más de sesenta vistas detalladas de ciudades y villas que hizo, por encargo de Felipe II, en su recorrido por el reino de España. No obstante, también ha aparecido en otras obras de arte como las del holandés Brueghel el Viejo, que pintó dos cuadros que se conservan en el Museo del Louvre de París.

Desgraciadamente, ahora el Puente Viejo ahora vuelve a ser noticia, no por el símbolo que supone para Talavera de la Reina, que es un paseo único para los talaveranos, que acuden a diario a caminar, correr, montar en bicicleta u otrora a bañarse a sus pies en el río Tajo, además de su importancia militar y económica, por el paso del ganado por la ciudad.

Incluso, hay quien dice que bajo el puente hay un pasadizo que conduce al otro lado del río desde el casco antiguo, donde habría escondido un tesoro proveniente de la misma Atlántida y guardado por unos seres míticos como pequeños hombrecillos pálidos. Una historia que suena más a leyenda que realidad, pero, quién sabe, quizá se pueda pagar con él la reconstrucción que ya han prometido todos los políticos durante sus intervenciones de este domingo.