José Luis, el cura condenado por abusar de una joven de 14 años, irá a prisión: «Lo hemos conseguido»

El alto tribunal ha desestimado íntegramente la última bala que al sacerdote le quedaba para no acabar entre rejas: un recurso de casación. Por lo tanto, ha confirmado así las dos sentencias previas, una de la Audiencia Provincial de Toledo y otra del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.

El cura, de 53 años y defendido por el abogado José María de Pablo, también deberá pagar 100.000 euros a la víctima por el «calvario», se lee textualmente en el fallo del Supremo, que la adolescente pasó. Una indemnización que «hasta se podría quedar corta, si se tiene en cuenta la dificultad que entraña hacer una evaluación de un sufrimiento como el padecido» por la víctima durante años.

En su resolución, conocida el día anterior a la celebración del Corpus Christi, el alto tribunal califica también de «vejatorio y humillante» el trato al que el cura la sometió, «y las muy graves consecuencias que tuvo para la salud física y mental» de la adolescente, que tardó mucho tiempo en contarlo. Hasta que su abogada y una psiquiatra cogieron a su «niña» de la mano.

Este espeluznante caso, que comenzó a instruirse hace seis años y ha sido enjuiciado por once magistrados, llevaba más de dos en el Supremo, como denunció ABC en febrero. Fue el 22 de mayo cuando cinco jueces de la Sala de lo Penal, presidida por Manuel Marchena, se reunieron para deliberar y votar sobre unos hechos que sucedieron entre 2010 y 2013, cuando la chica tenía entre 14 y 17 años, aunque las fechas concretas no han podido ser precisadas con exactitud.

La víctima conoció al condenado en un viaje del colegio al Camino de Santiago. En el curso siguiente, 4º de la ESO, el religioso pasó a ser su director espiritual, lo que aprovechó para cometer los abusos. La adolescente se sometió a esas conductas execrables por el «rol, casi parental», del sacerdote, que estaba bien considerado por la familia de la chica.

Por estos hechos, en julio de 2021 la Audiencia Provincial de Toledo condenó al cura a ocho años y seis meses de prisión como autor de un delito continuado de abusos con acceso carnal. En los encuentros «con ánimo libidinoso», el religioso llegó a desnudarse en el despacho parroquial y abusó de la joven durante cuatro años. Al finalizar, pedía perdón a la víctima, a la que decía que esa situación no se iba a repetir más «y reiterándole que todo ello lo hacía en nombre de Dios», según el fallo, que contiene párrafos irreproducibles públicamente por su dureza.

Además del informe pericial forense, el testimonio de la médico psiquiatra que atendía a la adolescente fue clave. La muchacha, que requirió varios ingresos en centros sanitarios, se hacía cortes en los brazos como autocastigo. Porque ella «no encontraba sentido a la vida» y protagonizó intentos de suicidio.

El sacerdote, que compareció en el juicio vestido de cura de los pies a la cabeza, fue castigado también a no poder ejercer toda profesión u oficio, retribuido o no, que supusiese el contacto regular con menores de edad durante el período de la condena.

Luego, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla-La Mancha confirmó la sentencia en febrero de 2022, si bien dobló la responsabilidad civil del religioso por daños morales, al pasar de 50.000 a 100.000 euros.

La sala estuvo presidida por Vicente Rouco, máximo responsable del TSJ de la región y sobrino del cardenal Antonio María Rouco Varela. Fundamentó su decisión en la veracidad de la versión de la víctima y en la fuerza probatoria de la prueba pericial.

Así lo aprecia también el Supremo, que subraya la «razonabilidad» de la sentencia del TSJ al «evaluar el testimonio de la víctima como fiable prueba de cargo, y las pruebas corroboradoras de su credibilidad, como fueron los informes médicos».

Sobre las contradicciones de la víctima, a las que José María de Pablo se aferró para defender la supuesta inocencia de su cliente, el Supremo es contundente: «Ante un calvario como el que tuvo que pasar la joven durante tantos años, lo increíble hubiera sido una coincidencia exacta». Y añade: «La experiencia de la vida nos enseña que, si bien la esencia de un acontecimiento puede recordarse en lo que el acontecimiento deja marcado, no siempre se es capaz de recordar cada detalle o secuencia puntual de ese pasado, más cuando ha transcurrido determinado periodo de tiempo».

Además, el alto tribunal remacha: el TSJ de Castilla-La Mancha visionó el testimonio de la víctima y descartó contradicciones o dudas resaltables. La joven dio una cantidad de detalles «reveladores de un suplicio difícil de inventar», echando así por tierra la conjetura que siempre sostuvo el abogado de José Luis Galán Muñoz, quien finalmente pagará entre rejas por lo que hizo a una adolescente. Ella, en cambio, fue una brillante estudiante y ahora es una respetable profesional de 26 años que ayuda a niñas que han sufrido abusos.