Que un obrero estuviera haciendo un ruido ensordecedor con un martillo eléctrico fue una mala señal. El operario realizaba una cata en el suelo del cuarto de limpieza en la Audiencia Provincial de Toledo, y el estrépito se propagaba por todo el vetusto edificio.
Minutos más tarde, el silencio se apoderaba del palacio de Justicia, pero para entonces ya se había tomado la decisión: el juicio previsto esta mañana era suspendido por la incomparecencia del acusado, Alexandru Dragos, un rumano de 28 años.
«Y no va a venir. ¡Ocho años de prisión, buf!», había vaticinado un cuarto de hora antes el fiscal a las puertas de la sala noble de audiencias. Hacía referencia a la pena que el Ministerio Público pide para Alexandru por un delito de lesiones a un hombre con la pérdida de capacidad visual.
Juan Hornillos, el abogado del turno de oficio, explicaba que su cliente recogió en agosto la notificación del juicio en un juzgado de Ocaña, pero no tenía noticias de su paradero. Llevaba un mes y medio tratando de hablar con él por teléfono, como intentó insistentemente antes de que se aplazara la vista oral, y el resultado fue el mismo: Alexandru nunca descolgó.
El 11 de diciembre se cumplirán cinco años de la pelea en una fiesta que ha llevado a este rumano a ser citado en la Audiencia de Toledo. Según la Fiscalía, pasada la medianoche de aquel miércoles Alexandru y otras personas no identificadas se enzarzaron en Ocaña en una discusión con la víctima. El acusado le propinó varios puñetazos en la cara y le acusó lesiones en el ojo izquierdo. Necesitó 61 días de curación y le ha quedado como secuela la pérdida de agudeza visual, entre otras.
Además de ocho años de prisión, el Ministerio Público reclama también a Alexandru una indemnización global de 21.664 euros para la víctima, más los intereses legales.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete