Con un mensaje profundamente humano y pastoral, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, ha inaugurado hoy el curso académico 2025-2026 en los seminarios de la archidiócesis. El prelado ha compartido una homilía marcada por la esperanza, la llamada a la santidad y la ... necesidad de vivir con coherencia evangélica, especialmente tras los «acontecimientos que nos han llenado de dolor y de inmensa tristeza».
Estas palabras hacen referencia a la reciente detención del sacerdote Carlos Loriente en Torremolinos (Málaga), sorprendido en posesión de cocaína rosa. Loriente era, hasta su detención, el director del Instituto Superior de Estudios Teológicos San Ildefonso, entre otros cargos, una institución estrechamente vinculada al seminario mayor.
En su homilía, el arzobispo no ha rehuido la realidad. «Tenemos muy claro que queremos ser sacerdotes: pastores bien formados, pastores que vivan la coherencia evangélica, pastores que sean capaces de vivir en medio de sus dificultades y debilidades, incluso de sus pecados y miserias», ha dicho.
Monseñor Cerro Chaves ha subrayado, además, que los momentos de crisis «no deben ser causa de desesperanza», sino una oportunidad para recordar la vocación del sacerdocio y el objetivo último de la formación en el seminario, que no es otro que «alcanzar la santidad».
«Si un seminario no hace santos, si una comunidad no crea santos, si un lugar de formación no crea santos, ¿para qué los queremos?», se ha preguntado el arzobispo ante los seminaristas, en un claro llamamiento a no conformarse con una formación superficial.
A pesar de la conmoción que vive estos días la iglesia toledana, el arzobispo ha transmitido un mensaje de consuelo y acompañamiento. «Somos humanos, y siempre pedimos perdón. Pero siempre con la esperanza cierta de saber que estamos a vuestro lado, construyendo para que alcancemos la santidad».
Por último, el prelado ha dicho que el camino del sacerdocio no está exento de caídas. «El Señor nos llama a ser pastores, a entregar nuestra vida a los demás, a vivir con coherencia evangélica, también desde nuestra debilidad, pecado y miseria», ha apuntado.
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