Sánchez Garrido: «En 1983 no querían ponerme el collar mozárabe para desfilar en el Corpus y don Marcelo me lo impuso»
El exalcalde socialista habló de sus vivencias y sus emociones sobre la fiesta grande de Toledo en una charla con la que se cerró el ciclo de conferencias sobre el Corpus
Clemente Palencia, Jesús Pino y José María Gómez pasean con Carmen Vaquero por el Corpus
TOLEDO
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Iniciar sesiónA Joaquín Sánchez Garrido le siguen llamando alcalde por la calle. Y eso que dejó de serlo hace 26 años. Este jueves, volvió al Ayuntamiento de Toledo, para cerrar el ciclo de conferencias Corpus 2025 y hablar sobre sus «vivencias en el Corpus» ... y sobre «los olores, las emociones y las personas» en un charla que pronunció en la Sala Capitular en la recordó, sobre todo, sus ocho años como alcalde, en especial, aquella difícil y también ilusionante primera etapa, en los albores de la democracia, que le tocó vivir. En 1983, cuando llegó al Ayuntamiento de Toledo, en plena transición democrática, faltaban días para la celebración del Corpus, y la iglesia de entonces veía con recelo a un alcalde socialista, de un gobierno que había aprobado la ley del aborto. Sobre aquellos momentos se han escrito ríos de tinta, en especial, sobre la presencia del ministro de Justicia, el toledano Fernando Ledesma, del que siempre los rumores han dicho que se le impidió desfilar, pese a que años después reveló que ni él pretendió asistir a la procesión en Toledo del Corpus Christi de 1983 ni el cardenal Marcelo González se lo prohibió. Se limitó a contemplar el paso desde la casa de su madre, en Nuncio Viejo.
El caso de los ujieres toledanos del Congreso y la caminata de Sánchez Garrido
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Sánchez Garrido recordó cuando tomó posesión y el periódico Alcázar le recibió con el titular de «El primer acto del alcalde socialcomunista de Toledo ha sido retirar los crucifijos del Ayuntamiento» y algún sector se negó a que llevara el collar mozárabe en la procesión. Entonces, cuando empezó a hacer las visitas de rigor como alcalde tuvo un encuentro con don Marcelo, «él me dijo que sabía que yo no era un enemigo de la Iglesia y que él mismo me impondría el collar mozárabe». Y lo hizo, en la iglesia de San Lucas. De él guarda un gran recuerdo. También enseñó el Corpus al que fuera canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl, que visitó la ciudad un año después, en 1984, un gran político que le dejó una huella imborrable. Y con el expresidente Felipe González también vivió la fiesta grande de Toledo.
De aquellos días recuerda las polémicas «estúpidas» que hicieron a los concejales socialistas desfilar en traje, para marcar distancias con los conservadores que lo hacían con chaqué, como lo hacen ahora todos los políticos. Y también los olores, siempre unidos al Corpus y a los recuerdos, como el del tomillo, que traía una gran amiga suya Laura Marín todos los años en camiones.
Y esos olores, también los malos, como los del mercado, que, explicó durante la charla, obligaron a cambiar en 1505 la procesión de recorrido para no pasar por los Cuatro Tiempos, una zona también copada por las prostitutas de la época. Un decreto que anuló Fernando El Católico porque el Corpus, ya se decía en aquellos tiempos, «no debe distinguir de clases sociales».
En sus ocho años de alcalde, Sánchez Garrido no falló ningún año a la procesión. Después, lo veía desde su antiguo despacho de la calle Jardines, desde donde podía tocar casi podía tocar la Custodia y, ahora, cuando puede, va a casa de algún amigo a disfrutar del desfile. Este año, lo verá desde la sede de Euro Caja Rural, en Zocodover, según reveló ayer a ABC.
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