Una plantilla policial con muy buen olfato

Se centran principalmente en entornos escolares y parques, y colaboran con la Unidad de Seguridad Escolar (USE) de la Policía Local. «Ellos son los que trabajan para evitar el menudeo de drogas y el absentismo en los centros escolares de la capital regional», explica su compañero, «y nosotros los apoyamos con los perros porque su olfato es infalible y llega donde los policías no llegamos».

Los cuatro canes lo llevan en la sangre. «Son perros que genéticamente están predispuestos para el trabajo porque sus padres, madres... ya lo han hecho antes», explica el agente. Una genética que ayuda en su formación, aunque no lo es todo. Sus guías tienen también que desarrollar una larga tarea con ellos. «Desde que son cachorros y hasta los doce meses, tenemos que trabajar la socialización; el vínculo guía-perro es muy importante. Y, una vez que son maduros, se les adiestra en la detección de drogas, en personas e interior de vehículos».

El Ayuntamiento de Toledo formalizó esta Unidad Canina en marzo. Hasta entonces, «solo nos habíamos dedicado a ello en nuestro tiempo libre, pero este trabajo requiere de una dedicación exclusiva», explica Tamara. «En el año 2016 conseguimos trabajar con ellos, pero sin dedicarlos el tiempo que necesitaban. Solo en nuestro tiempo libre, entre aviso y aviso, veníamos y sacábamos al perro, y pudimos demostrar que, sin dedicación exclusiva, llegamos a 200 aprehensiones de droga. Nuestro trabajo con los perros en la calle era más que necesario», justifica.

Sin embargo, la presencia canina no se afianzó en las calles y Tika, la perra de Iván, cayó enferma. «Estos perros de trabajo tienen muchas peculiaridades y necesitan un mantenimiento físico y psicológico. Son perros con una energía muy alta, hiperactivos, y no es suficiente con sacarlos dos veces al día y luego tenerlos encerrados en casa. Como no se creó la unidad, mi perra tuvo una enfermedad por falta de trabajo y me vi obligado a cederla a una empresa de seguridad para que le dedicarán el tiempo y la utilidad que necesitaba», relata el agente.

Narco, el veterano del grupo, también fue requerido por una empresa, pero su dueña y guía no pudo «deshacerse» de él. «Fui muy egoísta», reconoce Tamara. Pero seguro que «este trabajador innato» de 12 años, que está a punto de jubilarse, seguirá dando aún muchas alegrías.

En los cinco meses que lleva en funcionamiento exclusivo esta patrulla canina, vienen teniendo una media mensual de 30 aprehensiones de drogas, además de varias colaboraciones con la Policía Nacional.

Unas cifras preocupantes que demuestran una dura realidad: «Consume [droga] muchísima gente joven; nos da mucha pena, porque cada acta que levantamos es un drama familiar», describe Iván. «Intentamos ser muy cercanos y hablar con ellos y, al final, siempre sale el drama que hay detrás de cada adolescente: problemas de bullying, problemas en casa.... Es muy triste, pero para ellos las drogas es su vía de evasión», sentencia.

Un servicio con el que también se contribuye a educar a los jóvenes, ya que las sanciones pueden ser sustituidas por cursos de desintoxicación que les aleje definitivamente de las drogas. Además, se informa a los padres, ya que pueden desconocer las adicciones de sus hijos.

Pero no todo son dramas. También reconocen haberse llevado algún que otro buen sabor de boca. «Desde el año 2015 que empezamos a hacer alguna intervención puntual, esos adolescentes ya son adultos y nos dicen que, 'como me pillasteis un par de veces al final, lo dejé'; y ésta es la satisfacción que nos llevamos, aunque sean un par de casos», cuenta la policía con una sonrisa en la cara.

Las familias también les agradecen su presencia en los parques. «Están con niños pequeños, les llega el olor a porro y, cuando nos ven aparecer con el perro, [los chavales] salen corriendo». Lo mismo ocurre con los vecinos que tienen constancia de que alguien de su bloque de pisos se dedica al menudeo. «Es un problema que crea mucha inseguridad y no quieren que sus hijos bajen y vean como 'el del bajo' está pasando droga». Por eso, insiste la agente, es muy importante la colaboración ciudadana y que todas aquellas personas que tengan conocimiento de estas actividades lo comuniquen de forma anónima a través del correo electrónico unidadcanina@toledo.es.

De momento, Narco, Jara, Tika, Sierra y sus guías ya están de vuelta de vacaciones después de haber disfrutado, unos en la playa y otros en el pantano. Regresan con las pilas cargadas y con su olfato preparado para ayudar a prevenir delitos y mejorar la seguridad en la ciudad.