Siempre se ha dicho que la noche de Reyes es la más mágica del año. Pero un chaval de sólo 18 primaveras pasó la última en los calabozos de un cuartel detenido por tráfico de drogas en Sonseca (Toledo).
Su caso no se ha conocido ... hasta ahora, cuando está a punto de cumplirse un mes de su arresto, porque la Guardia Civil estaba a la espera de los resultados del laboratorio. Se ha confirmado así que el joven llevaba una gran variedad de sustancias, hasta siete tipos en pequeñas cantidades: cocaína, ketamina, anfetamina, MDMA (éxtasis), hachís, Popper en dos frascos y catinona sustituida, conocida comúnmente como «sal de baño», poco habitual en las aprehensiones que los agentes se realizan en la provincia.
Cuando los guardias civiles tocaron la ventanilla de su coche sobre la una de la madrugada, el muchacho dormía plácidamente dentro de un coche en el aparcamiento de una discoteca que había organizado una gran fiesta esa noche. Tumbado en un asiento, se abrigaba con varias chaquetas y tenía otras colocadas como almohada.
El joven se sobresaltó al ver a los guardias, que dudaron de él por su «extraño» nerviosismo. No se equivocaban. En cada chaqueta guardaba un tipo de droga, distribuida en varias bolsas de plástico y en pequeños paquetes. Además, llevaba 815 euros en un monedero, la gran mayoría en billetes de 50 y 20, pero no supo acreditar su procedencia.
Sin antecedentes en la Guardia Civil -en España, al cumplir los 18 años se borran del historial si los hubiera, el detenido durmió en los calabozos de un cuartel y luego pasó a disposición del juzgado de guardia de Orgaz, a diez kilómetros de Sonseca, que lo puso en libertad con cargos a la espera de juicio.
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