Mateo, el niño asesinado en Mocejón: «Era la alegría de la clase»
Una profesora lo describe como un chico «muy simpático, muy amable y buen estudiante»
Última hora del crimen de Mocejón
El próximo curso, Mateo habría estudiado primero de la ESO en un instituto de Toledo capital, pero una persona lo ejecutó con saña el domingo en el campo de fútbol de Mocejón. Al menos le propinó once puñaladas, tres de ellas en el tórax, que ... le causaron la funesta muerte sobre el césped artificial. El mismo donde este chaval de 11 años había pateado el balón tantas veces con sus amigos. «Fue a jugar al fútbol con su bicicleta y lo asesinaron», sentencia Asell, su primo y portavoz de la familia, en la plaza del Ayuntamiento rodeado de periodistas y cámaras de televisión.
Mateo era la alegría de la clase, lo recuerda una maestra del colegio público Miguel de Cervantes, el único que hay en este municipio de unos 5.000 habitantes. «Era muy simpático, muy amable y buen estudiante», dice la profesora del alumno de 6º A, que reforzaba su inglés en una academia.
¿Qué enemigo puede tener un niño?
Lúa y César, los padres de Mateo, están destrozados, sin entender lo que ha pasado e intentando asimilar que ya no está su hijo, uno de los lazos que unía a esta pareja separada. «Estaba jugando al fútbol, llegó un indeseable que se acercó a ellos y con la mala suerte de que a Mateo lo agarró, lo apuñaló y lo asesinó», relata Asell sin perder la compostura.
Fue un ataque al azar, porque «le tocó a Mateó como le podía haber tocado a otro niño», continúa. «Ha sido algo fortuito que no tiene que ver con rencillas», insiste. «¿Qué enemigos puede tener un niño de 11 años?», se pregunta.
A primera hora de la tarde de este lunes, trascendía la detención de un joven de 20 años, español y con familia del pueblo
La muerte de Mateo a puñaladas por una persona embozada -tapaba su rostro con un pañuelo- es un sinsentido que ha provocado un dolor difícil de explicar en una familia donde también sufre su hermana mayor. «No hay consuelo», repite Asell.
Raúl es policía local en este municipio a 12 kilómetros de la capital de Castilla-La Mancha. El domingo libraba, pero fue al centro de pantallas de las 16 cámaras municipales de seguridad. Durante cuatro horas, Raúl revisó pacientemente las imágenes junto con un agente de la Guardia Civil.
Buscaban a un hombre de pelo moreno, con camiseta blanca, pantalón corto y un pañuelo con una marca característica. Joven, pero un rango de edad difícil de precisar. Se difundió que había huido en un coche: pudo ir andando al polideportivo y escapar por un camino hacia una pista de motocross, después de pasar por el agujero de dos alambrados.
A primera hora de la tarde de este lunes, trascendía la detención de un joven de 20 años, español y con familia del pueblo. Hasta el momento no han trascendido más detalles de su presunta participación en el crimen. Si bien, parece haber podido indicar dónde está el arma, que la Guardia Civil busca en una acequia junto al polideportivo.
«No sabemos cómo afrontarlo»
En la fachada del ayuntamiento, un gran lazo negro recuerda a Mateo. «La gente viene triste», cuentan en las cuatro sucursales bancarias que están en la plaza. «Los vecinos no saben cómo afrontar esto», señala la dependienta del estanco. Mientras, en la panadería y bollería Hermanos Pérez, de familiares de Mateo, no quieren hablar. Quieren mantener la compostura porque están en un negocio, dicen, y se deben a su clientela. Llevan la pena por dentro.
Tristeza cuando faltan menos de tres semanas para las fiestas en honor de la Virgen de las Angustias, patrona del pueblo y que se celebran del 6 al 10 de septiembre desde hace más de 250 años. Pero este final de verano va a ser muy distinto.
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