Historia de una foto: cuando el guardia civil Fran salvó la vida de Herminio
sucesos
«Volví a nacer; ahora mismo son como de mi familia», dice agradecido el joven de 28 años, que sufrió un infarto mientras conducía su coche hacia el hospital de Talavera de la Reina. Herminio y Fran se volvieron a encontrar días después del «susto padre»
Toledo
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Iniciar sesiónHerminio cuenta que siempre estará «eternamente agradecido» a Fran, el guardia civil que le salvó la vida el 23 de septiembre, viernes, después de sufrir un infarto y practicarle una reanimación cardiopulmonar (rcp). Se lo dijo personalmente la pasada semana, cuando los dos se encontraron ... después del «susto padre».
«Ese día volví a nacer», resume Herminio. Eran las 14:40 cuando Fran escuchó por la emisora de su coche patrulla que un hombre de 28 años había telefoneado porque sentía un fuerte dolor en el pecho. Estaba vomitando sangre y se había salido de la A-5 (autovía del Suroeste) a la altura del polígono industrial Soto de Cazalegas, en la provincia de Toledo. Se encontraba a 15 kilómetros del Hospital General Nuestra Señora del Prado, en Talavera de la Reina, pero Herminio ya no tenía fuerzas para llegar.
Fran trabaja en el puesto de La Pueblanueva y se dirigía a la Ciudad de la Cerámica para recoger a un compañero con el que iba a patrullar. Dio la casualidad de que entraba en el polígono industrial cuando escuchó el aviso de la Central Operativa de Servicios (COS), a la que comunicó que iba a atenderlo. Vio un coche detenido, con las puertas abiertas y los intermitentes encendidos. Dentro, Herminio vomitaba sangre. Su madre, angustiada, hablaba por teléfono con un joven de 28 años, alto y fuerte, a través del dispositivo 'manos libres' activado. «La mujer me pedía que no dejara solo a su hijo. Le dije que era guardia civil y que no se preocupara; que yo iba a estar con él y que una ambulancia iba de camino... lo normal que se le dice a una madre«, rememora Fran.
Unos minutos después, dos agentes de Tráfico en un coche se presentaron allí, pero la ambulancia no llegaba. Entonces Fran decidió meter a Herminio en los asientos traseros de su coche patrulla porque estaba convencido de que el joven tenía síntomas de un infarto. Antes de ser guardia civil, trabajó cuatro años como conductor de ambulancia y había vivido situaciones parecidas.
«¡Me muero, me muero!»
Sus compañeros de Tráfico le abrieron paso camino del hospital con los rotativos y las sirenas encendidas. «¡Me muero, me muero; ayudadme, ayudadme!», suplicaba Herminio con un hilo de voz que se apagó poco después. Justo sobre el puente del río Alberche, el joven dio un alarido. «Vi que estaba frito, le había dado una parada cardiorrespiratoria. Mientras conducía, le puse la mano en la nariz, en la boca; no respiraba, no tenía pulso y tenía los ojos en blanco. Entonces dije al COS que avisara a los compañeros de Tráfico que parasen, porque el chaval había entrado en parada y tenía que tirarlo al suelo para hacerle la rcp».
Fran paró el coche patrulla nada más salir del puente, en un «carreterín». Sacó del coche a Herminio, inerte, por los pies. «Lo tiré al suelo y le empecé a hacer la rcp -relata-. Al principio no reaccionaba, pero al final, con dos insuflaciones grandes y diez o quince presiones en el pecho, más otras dos o dos tres, conseguí que expulsase sangre y empezase a respirar. Entonces lo puse de lado, en posición de seguridad».
Una enfermera que entraba de guardia en el hospital se acercó a auxiliar y la UVI móvil se llevó a Herminio al centro sanitario, desde donde lo derivaron al Hospital Ramón y Cajal después de decirle que había sufrió una pericarditis.
La semana pasada, Fran y Herminio se volvieron a encontrar en El Casar de Escalona, la pequeña localidad toledana donde el joven vive solo. Se fotografiaron para la posteridad. «Era la primera vez que sufría un infarto y estaré eternamente agradecido. Gracias a Dios que aparecieron ellos, los ángeles de la guarda, como se suele decir. Volví a nacer y aquí estamos para contarlo«, responde Herminio a 'ABC'. «El susto fue padre», añade su ángel de la guarda, «y estoy muy orgulloso de salvarle la vida».
Quien resucitó a Herminio es de Alburquerque (Badajoz) y lleva en la Guardia Civil 15 años, 13 en el puesto de La Pueblanueva, su primer destino. Hace dos, Fran también salvó la vida a un joven que intentó suicidarse muy cerca, en Cebolla, con una bombona de butano. Él y sus compañeros Julián y Miguel llegaron a tiempo. Miguel se encargó de tener despejada la calle y desalojar la zona mientras Fran y Julián, del puesto de Cebolla, treparon por la casa para entrar en el inmueble. Sacaron al joven y desactivaron el dispositivo que había creado el muchacho para abrir la espita de la bombona.
«Lo del benemérito cuerpo lo llevo metido»
Por esas cosas de las casualidades, unos días antes de su actuación providencial con Herminio, el Ayuntamiento de La Pueblanueva le había entregado una placa como agradecimiento por su labor desinteresada durante la pandemia. Además de llevar el coche patrulla con los rotativos y las sirenas encendidas durante aquellos amargos y tristes días, Fran repartió unos quinientos diplomas entre niños de numerosas poblaciones de los alrededores. «Por haber pasado el primer estado de alarma por el coronavirus en casa con buena actitud, comportamiento y una gran sonrisa», se lee en el que recibió Vega, una niña en silla de ruedas por sufrir el síndrome de Rett, una rara enfermedad genética.
Incluso su labor llegó hasta Talavera de la Reina, a pocos kilómetros donde, dos años y medio después, Fran fue el ángel de la guarda de Herminio el 23 de septiembre de 2022. «Cuando dicen lo del benemérito cuerpo, es verdad que se metió en mí; no sé si antes o después de llegar a la Guardia Civil», afirma el agente.
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