Gerardo, el pervertido de 75 años detenido tras acosar por teléfono a la abogada de un centro de la mujer en Toledo

La prolija investigación de los agentes, apuntalada luego por compañeros de otras provincias, ha ido más allá, sacando a la luz a un viejo verde que ha acosado al menos a más de una docena de mujeres en Lugo, Palencia, Orense y, sobre todo, en León.

«El primer día que me llamó lo pasé muy mal después, muy angustiada. No tenía miedo de estar en casa, sino miedo cuando iba a trabajar por si fuera alguien relacionado con temas del centro de la mujer», rememora la asesora jurídica.

El 13 de septiembre de 2021, la abogada recibió la primera llamada a las diez y veinticinco de la noche. «Estaba a punto de dormirme, sonó el teléfono y no sabía si cogerlo o no. Lo hice, pero no dije nada. Escuché la voz de un hombre que me dijo 'hola, hola'. Le contesté que no me sonaba su voz, que se tenía que haber equivocado y colgué», relata a ABC la letrada, que entonces tenía 24 años. «Me dejó un mensaje de algo más de dos minutos, como una grabación porque se repetía siempre lo mismo, con comentarios obscenos», continúa Slavina, que recibió seis llamadas consecutivas en media hora, hasta las 22:55.

Esa misma noche habló con agentes que ella conocía y al día siguiente formuló la denuncia, que llegó hasta el Equipo de Investigación Tecnológica (Edite) de la Guardia Civil en la comandancia toledana. «El mismo día que presenté la denuncia me llamó otras dos veces, a la hora de comer, y me dejó también un mensaje de voz por la noche», añade.

El 1 noviembre, el acosador apareció de nuevo en la vida de Slavina, que amplió la denuncia. «Me llamó cinco veces sólo ese día», cuenta la víctima, que recibió catorce llamadas telefónicas entre la comida y la medianoche, desde el 13 de septiembre al 7 de noviembre. Este día fue la última, a las ocho menos cinco de la noche.

Los agentes recibieron toda esa información de la víctima, a la que el sátiro siempre telefoneaba desde un número oculto y tomando otras medidas de seguridad. Pero a este septuagenario se le terminó derrumbando su castillo de naipes gracias a la Guardia Civil.

Noticia Relacionada

Seis de cada 10 taxistas mujeres han sufrido acoso mientras trabajaban

Canal Motor

El 93% de los taxistas esperan en el destino para asegurarse de que las pasajeras llegan seguras

Los dos investigadores pusieron en marcha la Operación Tialo, que significa cuerpo en búlgaro porque el anciano lujurioso aludía al físico de su víctima, aunque no la conocía. Ella creía que podría ser alguien de su entorno, pero en realidad Gerardo llamaba aleatoriamente a toda España desde Ponferrada: marcaba un número al azar, dejaba un primer mensaje y luego se cebaba con su presa. Por tanto, había que pararle los pies.

La denunciante aportó pruebas de las conversaciones, que constan literalmente en las diligencias, y los agentes analizaron cada mensaje de texto, además de los audios y las llamadas, realizadas desde distintos números. Su compañía de telefonía aceleró los trámites para conocer quién podía estar detrás de los números ocultos y los investigadores llegaron a otra conclusión: el autor compraba tarjetas SIM a nombre de sus vecinos, una información que obtenía mirando su correo, y las usaba alternativamente para contactar luego con su víctima.

Sin embargo, esas precauciones no fueron suficientes porque Gerardo desconocía cómo lo podían encontrar. Dejó rastro y los dos investigadores de Toledo localizaron finalmente al depravado, después de ponerle nombre y apellidos casi un año después: el 9 de agosto de 2022, martes.

Entonces contactaron con sus compañeros en Ponferrada, una ciudad de unos 70.000 habitantes, para que detuvieran a un anciano que había usado varias identidades. Gerardo residía con una mujer de mucha menos edad y dos jóvenes. Fue arrestado y él se negó a hablar: «Sólo declararé ante el juez». Puesto en libertad, después de pasar por un juzgado de guardia, está acusado de un delito de acoso (también conocido como 'Stalking' en el argot policial), que en España se castiga con penas de hasta dos años de prisión. De la usurpación de estado civil, por emplear las identidades de sus vecinos, se libra de momento.

La Operación Tialo no se cerró con su detención y se ha alargado hasta hace unas semanas. En todo este tiempo, los agentes de Toledo continuaron recopilando información, con gestiones a escala nacional en otras comandancias, para saber si estos hechos se habían cometido en otras provincias y si había más denuncias. Y las había: más de media docena en la provincia de León y otras en Palencia, Orense y una en Lugo. En todas, el 'modus operandi' descrito por las víctimas coincidía con la de Toledo. Sobre Gerardo pesaban, además, órdenes de alejamiento emitidas por varios juzgados.

Slavina iba a declarar el 8 de febrero en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Toledo, pero su comparecencia se suspendió por la huelga de los letrados de la Administración de Justicia. «Era la primera vez que me había pasado algo así en mi vida y este hombre tuvo 'mala suerte' al llamarme», sonríe ahora la joven y pizpireta letrada, agradecida a los dos agentes del Edite de la Comandancia de Toledo que lograron desenmascarar a Gerardo.