Los ángeles de la carretera también salvan perros
Un agente de Tráfico es fotografiado por su compañero atendiendo a dos animales tras el atropello de uno de ellos en una autovía de Toledo. La instantánea ha sido publicada en las redes sociales de la Guardia Civil
Javier Díaz Guerra, fotografiado por su compañero mientras tranquiliza a uno de los perros
Podría ser la tarjeta navideña del Destacamento de Tráfico de Toledo. Se ve a un guardia civil acariciando un perro para que se tranquilice mientras los mira otro cánido, herido porque acaba de ser atropellado por un conductor que ha resultado ileso.
La escena, ... fotografiada por otro agente, ocurre por la tarde en la A-40, la autovía de la Meseta Sur que cruza Castilla-La Mancha. Sucede en el término de la localidad toledana de Rielves, a unos cientos de metros de la antigua discoteca Radical, ahora rebautizada como Music Park.
Javier Díaz Guerra y Jorge Escobedo, motoristas de Tráfico, han sido avisados porque un vehículo ha atropellado un perro. Al llegar, lo encuentran malherido y apoyado sobre las patas traseras en el margen derecho, junto a la línea continua de la calzada, mientras el otro ejemplar está suelto a pocos metros, justo detrás de una bionda. Ponen en el suelo unos conos para que no vuelvan a atropellar al ejemplar herido, que no lo pueden mover porque está violento, y Escobedo alerta por radio para que operarios de Conservación de Carreteras se acerquen.
Guerra se va directamente al perro que está tras la valla metálica de protección para que no cruce la calzada, se quita el guante de su mano derecha y se agacha. El animal, una hembra esquiva, se acerca y huele al agente, que lo acaricia y le da agua, mientras el perro herido, recostado en la calzada, los mira después de haber bebido. La escena es inmortalizada por su compañero Escobedo, aficionado a la fotografía.
Para que el perro que está bajo el guardarraíl no huya y ponga en peligro la circulación, Guerra coge de su cinto policial un lazo que se usa como brida para engrilletar a detenidos y lo pone en el cuello del animal a modo de collar. El conductor, ileso aunque con daños leves en su vehículo, se ha detenido más adelante tras el atropello y ofrece un cordel. Con la cuerda Guerra ata al perro y permanece al lado de los animales, mientras que Escobedo desvía a los vehículos por el carril izquierdo.
Como el incidente ocurre en el término de Rielves, se llama al alcalde, que llega con una furgoneta acompañado de un vecino. Los dos se hacen cargo de los dos perros, que no tienen chips identificativos, mientras que los dos agentes continúan con la jornada y la fotografía de Escobedo a su compañero Guerra acaba publicada en las redes sociales de la Guardia Civil.
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