Los trabajos de «Guarrazar III» se centran en el manantial de la finca

Durante los últimos seis meses un grupo de seis auxiliares de arqueología ha rehabilitado un corral y un chozo de los que ya se conocía su existencia en el siglo XIX, propiedad de los señores que declararon el descubrimiento del tesoro de Guarrazar en 1858 . El equipo tiene la declaración de un pastor, Julián García, que llevaba 40 años en la zona y había encontrado restos escultóricos y un arco en una majada.

Pero los trabajos arqueológicos se han centrado en la zona del manantial próximo al lugar donde se encontró el tesoro. «También hay declaraciones de los descubridores sobre que fueron a lavar el tesoro a la fuente», dice Rojas, que no quiere desvelar detalles de lo hallado en el lugar hasta que no presente un informe a la Consejería de Cultura.

El manantial está junto a la vaguada situada entre los dos caminos que cruzan Guarrazar y del que, hasta que se inició el actual proyecto en 2013, apenas se conocían sus características. La limpieza de escombros, de maleza y de gran cantidad y variedad de desperdicios domésticos que estuvieron ocultando este lugar hasta principios de 2014, ha supuesto una aportación fundamental para conocer el significado de los restos arqueológicos que se encuentran en el yacimiento.

Es muy probable que el hecho de que este manantial sea inagotable, incluso con la sucesión de varios años de sequía, supusiera en la antigüedad una característica fundamental para que se considerara un lugar sagrado, digno de veneración. De ahí que en época visigoda, y probablemente en época romana, en este paraje se levantara un santuario que, a juzgar por los restos arquitectónicos y objetos arqueológicos (como el famoso tesoro de coronas votivas), debió tener gran importancia y ser un referente para la peregrinación desde distintos lugares de la península ibérica.

Guarrazar es un yacimiento arqueológico fundamental para el conocimiento de la historia del reino visigodo de Toledo, en el que se están descubriendo los restos de grandes edificios que formaron parte de un complejo monástico-palacial vinculado a los reyes visigodos.