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El día que Mocejón no pasó a la historia

El 2 de abril de 2004, tres semanas después del 11-M, se descubrió, por fortuna, una bomba en las vías del AVE Madrid-Sevilla a la altura de este municipio toledano

En su edición del 3 de abril de 2004, el titular de portada de este periódico fue: «Desactivada en la vía del AVE una bomba igual a las utilizadas el 11-M». La foto, firmada por H. Fraile, ilustraba el lugar exacto en el que había sido descubierto el explosivo. Además, se dedicaron seis páginas a contar todos los detalles del suceso ABC
Juan Antonio Pérez

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El 21 de abril de 1992, coincidiendo con la inauguración de la Exposición Universal de Sevilla, se puso en marcha la primera línea de la Alta Velocidad Española, que contectó Madrid con la capital andaluza. Con el tiempo, no cabe duda de que el AVE se ha convertido en uno de los grandes orgullos de eso que llaman Marca España. Un símbolo. Algo así como eran las Torres Gemelas para Nueva York. Por eso, para los terroristas siempre ha sido un sueño húmedo volar por los aires uno de sus trenes.

El 2 de abril de 2004 estuvo a punto de ocurrir. Entonces la moral de la patria estaba bajo mínimos. Hacía solo tres semanas que algunos malnacidos habían reventado cuatro trenes en Madrid. El horror se elevó a casi 200 muertos y miles de vidas se quebraron para siempre en el peor atentado de la historia nacional . La herida aún estaba lejos de cicatrizar. Sin embargo, los indeseables no tuvieron bastante con una masacre y quisieron repetirla.

«Terroristas islámicos, según todos los indicios de que se disponen hasta el momento, planearon llevar a cabo ayer una matanza similar a la que provocaron el pasado 11 de marzo (...). El objetivo de los criminales era hacer saltar por los aires uno de los trenes AVE Madrid-Sevilla a su paso por Mocejón (Toledo) con una bomba que contenía doce kilos de explosivo», contó ABC al día siguiente en una precisa crónica.

Por suerte, «el artefacto no llegó a estallar porque no estaba totalmente confeccionado, le faltaba el iniciador. Un operario de Renfe advirtió su presencia entre las traviesas de la vía y, gracias a ello, el primer tren, con 320 pasajeros, que iba a pasar por el punto donde estaba colocada la bomba quedó detenido a veinte kilómetros de distancia».

El explosivo, que «estaba envuelto en una bolsa de plástico de un supermercado» y contenía dinamita Goma-2 ECO, como la utilizada el 11-M, fue encontrado sobre las once de la mañana en el punto kilométrico 61,2; una zona donde «los trenes alcanzan su máxima velocidad». Al principio, los investigadores creyeron que el artefacto «habría sido colocado» solo unas horas antes e incluso «que los autores del intento de atentado tuvieron que abandonar el lugar precipitadamente al ser sorprendidos o al surgirles algún problema».

«No puedo hablar... pero yo he sido quien lo ha encontrado, sí, en un reconocimiento ordinario. Habían apartado las piedras y estaba metido en un plástico», contó un guardia civil a este periódico. El descubrimiento de un cable de 136 metros demasiado a la vista llevó a los agentes hasta la bomba, que enseguida reclamaron a los Tedax.

Como es lógico, el hallazgo paralizó la línea del AVE Madrid-Sevilla, revisada «kilómetro a kilómetro» por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. 13.685 viajeros se vieron afectados directamente: 1.591 iban en los seis trenes que en esos momentos estaban circulando y otros 12.274 habían sacado su billete para ese día. Una de esas afectadas, por cierto, fue Sonsoles Espinosa, esposa del futuro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

«A eso de las doce del mediodía, a pocos kilómetros de Mora nos han parado. La primera hora de espera e incertidumbre no fue mala. No se preguntaba. Nadie preguntaba pero sí se hacían comentarios entre los viajeros. Uno de los empleados nos dijo que había ‘inconvenientes técnicos’. Nada más», relató uno de ellos a ABC.

Hay que tener en cuenta que era Viernes de Dolores, el inicio de la «Operación Salida» de Semana Santa, por lo que el tráfico de viajeros era muy superior a una jornada normal. A la mañana siguiente Miguel Corsini, presidente de Renfe, quiso hacer como Fraga en Palomares y se montó en el primer AVE que salía de Atocha en dirección a Sevilla para demostrar a la ciudadanía que «no hay ningún peligro».

Enseguida se olvidó

La fallida bomba de Mocejón enseguida pasó a un segundo plano. Solo un día después de aquello, varios terroristas se suicidaron en un «piso franco» en Leganés. La explosión tenía el objetivo de causar el mayor daño posible. Debido a ella murió Franciso Javier Torronteras, miembro del GEO (Grupo Especial de Operaciones) de la Policía Nacional, que en esos momentos trataba de entrar en la vivienda de los islamistas. Semanas más tarde, el cadáver del subinspector Torronteras fue sacado de su tumba y quemado con espantosa vileza.

Posteriormente, en el juicio del 11-M , a Fouad El Morabit y Basel Ghalyoun se les atribuía la bomba de Mocejón. Sin embargo, no se consiguió ni una huella, no se pudo probar nada y, por tanto, nadie fue condenado. Según fuentes jurídicas, «un dato muy importante es que nunca se supo cuánto tiempo llevaba el explosivo» colocado en las vías del tren. Aunque la primera hipótesis era que acababa de ser depositado cuando fue descubierto, lo cierto es que también podría llevar ahí meses. En todo caso, la bomba no explotó y el 2 de abril de 2004 Mocejón, afortunadamente, no pasó a la historia.

Hubo otras dos intentonas en Lérida y Zaragoza

La fallida bomba de Mocejón no fue el único intento de los terroristas de volar un tren de Alta Velocidad. Los terroristas probaron suerte, al menos, otras dos veces. El 30 de marzo de 2004, los empleados de seguridad de Renfe pillaron a «cinco individuos sospechosos en el trazado de las vías de la línea Madrid-Lérida del AVE».

«Cuando se sintieron descubiertas, las cinco figuras huyeron sin poder completar la colocación de lo que parecía un nuevo artefacto explosivo», se lee en la edición de ABC del 22 de julio de 2005. Y un día después de lo de Mocejón, hubo otra intentona en el AVE Madrid-Zaragoza, cuya autoría se dio por hecho a los terroristas que horas más tarde se suicidaron en Leganés.

«Según la reconstrucción de los hechos, el pasado sábado por la mañana los terroristas, se desconoce cuántos de ellos, habrían salido del piso franco de Leganés para dirigirse, a bordo de un turismo, a un punto determinado de la línea férrea, situado no muy lejos de la capital de España», contó este periódico el 8 de abril de 2004, que añade: «Los criminales llevaban consigo dos paquetes bomba cargados de Goma-2 Eco». Sin embargo, también fueron descubiertos y se volvieron a Leganés.

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