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Manuel Moreno

José Rosell Villasevil, caballero del amor

Se perdía por los huesos de Dulcinea, era un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo... de Cervantes

Fotomontaje de Ana Pérez Herrera

Se perdía por los huesos de Dulcinea, era un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo... de Cervantes, un apasionado de Don Quijote. José Rosell Villasevil era un trovador del amor. Mi amigo Rosell tenía algo que enganchaba cuando hablaba, cuando contaba historias, cuando utilizaba ... la retranca. Pero cuando recitaba, ¡ay, cuando recitaba!, entonces era la releche. Rosell cautivaba a hombres y a mujeres. Era un tipo, un caballero, de los que seguramente ya no quedan sobre las tierras de Alonso Quijano.

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