Historia de un sueño: Antonio Collado, un boxeador que se ha hecho a pico y pala

Desde que empezó a boxear con 15 años, tuvo claro que quería llegar a lo máximo en este deporte. Y todo el que lo ve le aventura que llegará hasta donde él se proponga. «No sólo por mis cualidades física, sino también, y sobre todo, por mi mente». Se lo cuenta a ABC por teléfono mientras ayuda a Rubén , un compañero de entrenamiento, en el piso que ambos comparten en Rivas-Vaciamadrid. «Se ha lesionado de ligamentos y soy su cuidador», resume.

Antonio Collado, como se presenta en los carteles, debutará como profesional el sábado, en la categoría de peso ligero. Con 22 años, la que dicen que es la edad de los dos patitos. Será en el polideportivo municipal de Campo Real , a veinte kilómetros de su casa, en una velada que comenzará a las seis y media de la tarde.

Verá entonces realizado un sueño que comenzó a germinarse en Quintanar de la Orden. Pero a los 18 años decidió irse a Madrid porque en el pueblo no tenía las instalaciones que necesitaba para progresar.

En 2017 aterrizó en el club de boxeo El Rayo, en el barrio madrileño de Vallecas, y dos años después conoció a su entrenador actual, Víctor del Toro. «Es muy severo conmigo -asegura su pupilo-, pero eso es bueno porque sabe que tengo potencial» . Desde entonces, entrena en su escuela de boxeo, en Rivas-Vaciamadrid. «Víctor fue el que me sacó de donde estaba entrenando para darme el nivel de verdad como boxeador y oportunidades», le agradece.

Y ahora le llega el momento de dar el paso más importante de su corta vida. «En todos los deportes es difícil el debut profesional», expresa Antonio, «pero en el boxeo, además, recibes golpes». «Sin embargo, con ganas e ilusión se sale adelante, y entrenando a diario. A pico y pala », explica de una manera gráfica.

Su último combate fue contra el olímpico José Quiles en su pueblo, Elda (Alicante): «Fue una pelea muy bonita, seria, de mucho nivel y se la dieron por puntos a él», recuerda Antonio, quien lleva un mes y medio preparando el debut profesional.

Aunque no viste traje de luces, se siente como un torero el día de la alternativa. «Tiene sus similitudes, pero al final es lo que haces todos los días y es lo que yo quería», incide un deportista que estudió hasta Bachillerato y obtuvo un curso de preparador personal.

Ha trabajado en varios oficios para pagarse sus gastos, «en lo que va saliendo», dice. Ha recogido residuos sólidos en una empresa y como administrativo en un centro de salud, empleos que ha complementado impartiendo clases de boxeo. Y ahora vive de sus patrocinios, aunque asegura que «tengo algunas cosillas para más adelante».

Cuando se le pregunta de quién se acordará el día de su debut profesional, responde primero que de María del Carmen, su madre: «Es la que siempre ha estado a mi lado, me ha enseñado a no rendirme y a llevar una vida sana en todos los sentidos; responsable y con esfuerzo, y, sobre todo, por lo legal, por el camino del bien, sin centrarse en la vida de los demás».

Se acordará igualmente de todos sus abuelos; especialmente, de su abuela Antonia: «Ella también me crió y me daba siempre ánimos cuando a todo el mundo le parecía raro que su nieto quisiera dedicarme a boxear» . Y no se olvidará de su pareja, Soraya: «Me ayuda en todo, en mi día a día y me apoya en cada pelea. Esto es muy difícil encontrar y me siento muy afortunado».

Después del sábado, el próximo combate que Antonio Collado tiene firmado se celebrará en febrero en su pueblo , Quintanar de la Orden. Peleará delante de sus paisanos y seguro que muchos se acordarán de Fred Galiana. Pero eso será otra historia.