opinión
¿Cabe incluir el damasquinado industrial en la declaración de Bien de Interés Cultural?
El autor sostiene que «sin una declaración que distinga la realización artesanal de los objetos damasquinados de su producción industrial, protegiéndola con un riguroso etiquetado, esta artesanía, única en Europa, está abocada a su desaparición»

Solía decir John Ruskin (1819-1900), uno de los grandes defensores de la artesanía frente a los productos realizados industrialmente, que las herramientas, en el trabajo artesano, «son como el fuego: malos amos, buenos servidores». En ningún caso las herramientas deben reemplazar el trabajo del artesano. Esta cita nos parece muy oportuna en un momento en el que los toledanos y sus visitantes pueden disfrutar de una exposición única sobre la artesanía más exclusiva y conocida internacionalmente de la ciudad de Toledo: el damasquinado. Durante estos meses los toledanos y sus visitantes pueden admirar algunas piezas excepcionales de esta exposición, 'El fascinante arte del damasquinado: entre Eibar y Toledo', que se celebra en la Mezquita de Tornerías, sede del Centro Regional de Promoción de la Artesanía. Junto a piezas históricas, se exponen obras realizadas por damasquinadores jóvenes, con diseños contemporáneos y acordes con los gustos actuales. Éste es uno de los principales valores de la exposición, pues, frente a la ciudad guipuzcoana de Eibar, el otro centro de damasquinado español donde ya nadie damasquina, en Toledo este arte sigue vivo, y queremos que sea así durante mucho tiempo.
Lamentablemente, diversas circunstancias han hecho que esta preciosa artesanía se encuentre amenazada en nuestros días, razón por la cual la Fundación Damasquinado de Toledo, el 23 de enero de 2023, solicitó a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha la declaración del damasquinado como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Bien Inmaterial, con el fin de conservar, proteger y enriquecer el Patrimonio Cultural existente en la Comunidad Autónoma, para su transmisión a las generaciones venideras y el disfrute por la actual generación. Sin una declaración que distinga la realización artesanal de los objetos damasquinados de su producción industrial, protegiéndola con un riguroso etiquetado, esta artesanía, única en Europa, está abocada a su desaparición. Creemos que todos los ciudadanos de esta comunidad cuentan con que su Gobierno regional, a través de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, que ha incoado el expediente de dicha declaración, debe ser el primer interesado en defender y promover esta ancestral artesanía, diferenciándola con esta protección administrativa de los productos damasquinados por procedimientos fabriles, en ningún caso en riesgo de extinción. Así se pone de manifiesto en las palabras de la viceconsejera de Cultura y Deportes en la resolución 08/01/25 por la que se inicia el expediente. El haber elegido una exposición de damasquinado para inaugurar el Centro Promoción de la Artesanía de Castilla-La Mancha, puede tomarse como una prueba de la voluntad de nuestras autoridades regionales de proteger este patrimonio único de la ciudad de Toledo.
Nos preguntamos si puede haber alguien en nuestra ciudad a quien no le interese la declaración del damasquinado como Bien de Interés Cultural, o si es posible que exista alguna persona o sector empresarial que pueda negar el valor de la artesanía, razón por la cual no se comprenderían por parte de la ciudadanía las posibles alegaciones que entorpecieran o impidieran dicha declaración. Sin embargo, la Asociación de fabricantes de productos artesanales de la provincia de Toledo y la Asociación de comercio de artesanía de la ciudad y la provincia de Toledo, han presentado un escrito de alegaciones a la señora viceconsejera reclamando que se incluya el damasquinado industrial en dicha declaración, pues entienden que, tal como está redactada la solicitud, en unos términos en los que se pide el BIC solamente para los objetos damasquinados artesanalmente, dicha declaración perjudicaría a sus productos de fabricación mecánica o electrolítica. Sus argumentos son tan simples como difíciles de comprender, si lo que queremos es proteger la verdadera artesanía, es decir, esa actividad tradicional con la que se asocia internacionalmente la ciudad de Toledo. Argumentan que el damasquinado artesanal, realizado con técnicas tradicionales, prácticamente no existe en el mercado toledano, y que el único modelo actualmente sostenible es el damasquinado industrial.

Tildan al damasquinado realizado 'a mano' de «objeto arqueológico estático» y de «reliquia» y lo más que reconocen en esta actividad, que para ellos habría quedado encapsulada en el tiempo, es su «valor simbólico». Sostienen que el «mercado del damasquinado» ha evolucionado de modo natural hacia del damasquinado fabril; una evolución que, de ser cierta, dejaría a los productos que fabrican estas empresas fuera del ámbito de la artesanía, pues conviene no engañarse y llamar a las cosas por su nombre: estos productos industriales no son artesanos, por mucho que esas asociaciones se anuncien como «fabricantes» o «comerciantes» de productos artesanos. Da igual que estos productos se lleven a ferias, congresos internacionales, se vendan en mercados «artesanos» de parques temáticos o se incluyan como regalos protocolarios en eventos deportivos: nunca podrán pasar por lo que no son, esto es, artesanía. Suprimir, como pretenden estas empresas, en la declaración del BIC cualquier referencia que «tenga por objeto diferenciar lo que es una artesanía tradicional de la industrial» supone en la práctica desvirtuar dicha declaración, vaciándola de significado y de valor, pues un Bien de Interés Cultural, en su categoría de Bien Inmaterial, está vinculado esencialmente al proceso de su creación, a las técnicas tradicionales utilizadas y a su valor cultural. Afortunadamente, no son estas asociaciones de fabricantes y comerciantes de 'productos artesanos' los que tienen que tomar la decisión, sino la Consejería, a la que suponemos la suficiente sensibilidad y sentido común para no incluir el damasquinado industrial en dicha declaración.
La Fundación Damasquinado de Toledo, solicitante de la declaración del damasquinado artesanal como Bien de Interés Cultural, no tiene nada que objetar a la elaboración industrial del damasquinado; antes bien, piensa que en el mercado turístico de Toledo hay sitio para estos dos tipos de productos. Estamos convencidos de que esta declaración beneficiaría a todos los sectores, incluso al del damasquinado fabril -un sector de interés social que crea puestos de trabajo-, pues sin el damasquinado artesanal el industrial perdería su referente y sentido. Un beneficio que se hace extensible a los comerciantes, que son de hecho una parte fundamental en la conservación y difusión de las obras artesanas, ya son ellos los que mejor pueden dar a conocer a los consumidores los valores de las piezas elaboradas por la mano del artesano, distinguiéndolos con un riguroso etiquetado emitido por la Administración, de esos otros objetos elaborados 'a máquina' ‒lo que justifica sus precios de venta más bajos‒ y evitando así la confusión del cliente, incapaz de distinguir por desconocimiento una pieza elaborada a máquina de otra con técnicas artesanales.
Cualquiera que se dé un paseo por la exposición de damasquinado que actualmente se celebra en la Mezquita de Tornerías, y admire las obras realizadas por damasquinadores jóvenes, podrá constatar que esta artesanía no sólo nos remite a un pasado brillante, sino que se detiene también en el presente y se proyecta sobre el futuro.
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