La Guardia Civil celebra su 179 aniversario: «Jamás me olvidaré de Victoriano; murió en un atentado terrorista y pude haber sido yo»
Carlos Martín de la Cruz, que se ha jubilado por una discapacidad, reclama a los directores generales de la Guardia Civil que no se olviden de los agentes retirados. «Estoy muy agradecido a la Comandancia de Toledo, que se ha acordado de nosotros», dice a ABC después de recoger un diploma por sus 44 años en el instituto armado
«Me gustaría decirles al director general de ahora y a los que vengan que jamás se olviden de los guardias civiles retirados. Porque la mayoría acaba su trayectoria profesional y no se acuerdan de ellos», reclamaba Carlos Martín de la Cruz este martes, después ... de haber sido uno de los tres agentes en recibir un diploma por sus años de servicio en el instituto armado. «Yo estoy muy agradecido a la Comandancia de Toledo, que se ha acordado de sus guardias que tienen retirados», afirmaba el agente, de 60 años, tras el acto en el cuartel de la capital regional con motivo del 179 aniversario de la fundación del cuerpo benemérito.
Carlos ingresó con 15 primaveras en el Colegio de Guardias Jóvenes. «El 6 de septiembre de 1977», apuntaba con seguridad. «Salí de guardia a los 18 y me destinaron a Barcelona, donde estuve muy poquito tiempo», recordaba. Llegó a Madrid, al Ministerio de Hacienda, y a los dos meses lo enviaron al País Vasco, al puesto de Alegría, en la provincia de Álava. «Estuve un año y sufrimos un atentado terrorista. Fallecieron dos compañeros, el cabo Pascual Jover y Victoriano Collado Arribas», continuaba su relato.
«De Victoriano no me olvidaré jamás porque él fue mi relevo. Antiguamente, mientras se pasaba destinado a otra comandancia, el relevo estaba contigo 15 o 20 días. Estuve con este compañero 20 días porque me venía destinado a Madrid... Si el relevo se hubiera retrasado un poquito más, me hubiera tocado a mí. Pude haber sido yo el asesinado», detallaba.
De Vitoria pasó a la primera Comandancia Móvil de Madrid, donde «hacíamos de escoltar trenes a presos, hasta vigilar las cárceles de Yeserías o Carabanchel. Éramos un batallón para todo, que cada quince o veinte días hacíamos concentraciones fuera».
La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, y el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca, entregan medallas con distintivo blanco. El guardia civil con más condecoraciones de la Comandancia de Toledo portó la bandera nacional durante el acto. El general Francisco Javier Cortés charla con el concejal electo y posible nuevo alcalde de Toledo
Carlos llegó al Escuadrón de Caballería, «el sitio más bonito de la Guardia Civil para mí. Es una unidad en la que estuve varios años y que no olvidaré jamás. Lo más bonito... Se trabajaba mucho, pero a mí me pagaban por montar a caballo cuando mucha gente paga por hacerlo».
Pero una caída de un caballo lo obligó a dejar la unidad. «El médico que dijo que no siguiera porque podía acabar en una silla de ruedas». Carlos tenía unos 30 años y llegó a la casilla de salida, el Colegio de Guardias Jóvenes, donde estuvo el resto de su trayectoria profesional. «En el servicio de reprografía y como instructor de los alumnos», hasta que pasó a la reserva el 8 de agosto del año pasado y luego solicitó el retiro voluntaria por una discapacidad.
Antes de hablar con ABC, Carlos había escuchado las palabras de agradecimiento del jefe de la Guardia Civil en Castilla-La Mancha, el general Francisco Javier Cortés Méndez, «por el trabajo, el esfuerzo y la entrega». «Seguro que se mezclan los sentimientos de melancolía por el paso del tiempo y de satisfacción por el deber cumplido», aventuró el general. En el mismo acto se entregaron condecoraciones a diez guardias civiles en activo. Llegará su jubilación, por ley de vida, y entonces cobrarán vigencia las palabras y el ruego de Carlos: «Que jamás se olviden de los guardias civiles retirados».
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