«No entiendo por qué la cesión de terrenos a los ayuntamientos no se ha traducido en viviendas»

—Casi un año después de su llegada al equipo de gobierno del Ayuntamiento ¿qué diagnóstico hace de la situación urbanística de Toledo?

—Complejo. No es novedad reiterar que Toledo es una de las ciudades más difíciles y complejas de España en orden a conseguir una ordenación, planificación, desarrollo y transformación de su término municipal.

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—A su juicio ¿cómo y de qué manera debe ejecutarse el crecimiento de la ciudad? ¿cuáles son en su opinión las zonas aptas para que crezca el núcleo urbano de Toledo en lugar de hacerlo, como en los últimos años, los municipios limítrofes?

—En primer lugar, se necesita una correcta ordenación territorial, lo cual entraña muchas dificultades dado que no es posible partir de cero, sino que nos encontramos ante una ciudad fraccionada en distintos núcleos de población distantes y descohesionados entre sí para una ciudad de escasos 86.000 habitantes, lo que limita e impide una deseable ordenación del territorio. Además, muchos espacios se encuentran afectados por una realidad física y orográfica imposibles de superar, tales como los terrenos adyacentes y colindantes al río Tajo, o bien los afectados por los conos visuales, o la imposibilidad de hacer uso de aquellos otros terrenos y superficies que presentan restos y yacimientos arqueológicos como el Circo Romano o la ciudad visigoda en Vega Baja. Ello comporta no poder tener capacidad de libre disposición por parte de cualquier operador urbanístico. Finalmente, existe otro aspecto de muy difícil tratamiento como es el poder salvar las dificultades, al menos temporales, que nos llevará la tramitación ordinaria del futuro Plan de Ordenación Municipal (POM), al concurrir aquí una suerte de competencias administrativas de todo tipo.

—¿En qué influye todo esto en la actividad municipal?

—En que se prolonga más de lo deseable hasta poder culminar con la aprobación definitiva y su publicación. Primero, los ciudadanos corrientes aportan la base objeto de actuación en su condición de usuarias y destinatarias final del producto, donde se definirá el modelo de ciudad, los tipos de clasificación y calificación de los distintos terrenos (urbanos o rústicos, residencial, comercial, industrial, logístico, dotacional, zonas verdes, espacios libres etc…). Y, de otra parte, las distintas administraciones públicas, desde la Unesco, pasando por la Administración central o la Junta de Comunidades, que ostenta la competencia de aprobación definitiva del planeamiento general, sin olvidar las corporaciones profesionales, como los Colegios de Arquitectos o Ingenieros, o las Academias. Todo ello comporta una serie interminable de sucesivos periodos de análisis, alegaciones, estudios y resolución de las mismas hasta poder culminar todo el proceso. No es nada fácil, desde luego, pero hay que hacerlo y lo haremos. Luego se precisa planificar, programar, gestionar y transformar el territorio, mediante la ejecución de dichas planificaciones y programaciones, todo lo cual permitirá participar a la colectividad de las plusvalías que se generan.

—¿Por qué razón y cómo?

—Respecto a la razón, porque sin ella no sería posible cumplir con las previsiones de la propia Constitución española que respetando el derecho de propiedad dice que el contenido de ésta será el delimitado por las leyes que la desarrollan, en este caso las urbanísticas. En cuanto al cómo, mediante la transformación del referido suelo, que comportará finalmente unos beneficios o plusvalías que antes no tenía, y de las que la colectividad participará y recibirá en forma de cesiones obligatorias y gratuitas por los propietarios del suelo, que también reciben las suyas, disponiendo la sociedad de zonas verdes, espacios libres, equipamientos comunitarios o colectivos. Pero quiero destacar una cesión de carácter esencial o fundamental que la ciudadanía no parece ser consciente de lo importante que resulta, de cara a poder atender la necesidad de cubrir las escasez o necesidad de vivienda.

—Y entonces ¿por qué se quejan tanto los políticos de la escasez de viviendas, sobre todo para atender las necesidades de jóvenes y gentes necesitadas, ya en régimen de adquisición o de alquiler?

—Sinceramente ni se entiende ni se ha explicado nunca de forma adecuada ni sincera. Se trata de una cesión obligatoria a favor del Ayuntamiento por parte del titular del suelo de cada unidad de desarrollo urbanístico de un porcentaje mínimo del diez por ciento del aprovechamiento lucrativo resultante. De tal suerte, que si en una unidad de actuación se dispone de 50.000 metros cuadrados edificables, el Ayuntamiento recibirá 5.000 metros cuadrados edificables.

—En estos tiempos en los que uno de los problemas sociales más importantes es la falta de viviendas, el Ayuntamiento dispone de una herramienta como es la Empresa Municipal de la Vivienda ¿qué puede hacer este organismo al respecto?

—Unido a lo anterior, hemos de preguntarnos la razón de lo absurdo que resulta que en España no se haya cubierto nunca la pregonada necesidad de vivienda para jóvenes y personas necesitadas cuando los ayuntamientos, sobre todo en tiempos de bonanza o boom inmobiliario, han recibido tantos miles de metros cuadrados edificables, sin que eso se haya traducido en la edificación de viviendas. Aquí en Toledo ¿por qué si se ha recibido un montón de suelo o ha debido recibirlo no se ha construido?. Particularmente no veo justificación en tanta queja de los políticos cuando se lamentan de la inexistencia de viviendas y prometen en cada proceso electoral construirlas, para caer posteriormente en el olvido. ¿Dónde ha ido a parar tanto suelo así obtenido? Desde luego es nuestro propósito que esto no se dé o se repita en este municipio de Toledo. Es voluntad y decisión de este concejal que se cumpla que el Ayuntamiento de Toledo recibirá religiosamente dichos porcentajes de suelo o aprovechamiento lucrativo y no solo no se enajenarán esos terrenos, sino que bien directamente o bien mediante intervención de la empresa Municipal del Suelo y Vivienda se llevará a cabo la construcción de viviendas sujetas a algún régimen de protección, según corresponda. Y las pondrá a disposición de jóvenes y personas necesitadas, ya en régimen de adquisición o en el de alquiler, garantizando así que se cumpla el derecho legal de que la colectividad participará en los beneficios y plusvalías que genere la intervención del Ayuntamiento.

—Pero la ley garantiza esas mínimas cesiones obligatorias, ¿no?

—En efecto, pero siendo así no queremos conformarnos con la simple obtención de los estándares mínimos urbanísticos, sino que pretendemos un entendimiento con los propietarios del suelo, empresarios y agentes urbanizadores para convencerlos de la bondad de mayores aportaciones y ser capaces de alcanzar dicho objetivo en interés de la ciudad, mejorando las infraestructuras, porque con ello nos beneficiaremos todos. Tal vez sea el momento oportuno de entendernos y de canalizar esfuerzos y aportaciones mediante la vía convencional.

—Por tanto, parece que los instrumentos de este crecimiento se han quedado obsoletos. Me refiero al Plan de Ordenación Municipal y al Plan Especial del Casco Histórico ¿se siente capacitado de desbloquear esta situación de parálisis de tantos años?

—Realmente no tenemos un Plan de Ordenación que dé respuesta a las necesidades actuales. De hecho, es conocido o notorio que ahora mismo estamos rigiendo la ciudad con un Plan de Ordenación Municipal del año 1986, de hace casi 40 años, que para una ciudad como esta no da respuesta a sus necesidades de ordenación, planificación y crecimiento. Ni siquiera está redactado conforme a la normativa autonómica, motivo por el cual no está adaptado a las previsiones y determinaciones legislativas de la ley regional, sino que su redacción, tramitación y aprobación se hicieron de conformidad con el contenido de la ley estatal del texto refundido de la Ley de Régimen del Suelo aprobado el 9 de abril de 1976. Nada menos.

—¿Entonces ¿cuáles son las líneas básicas a seguir?

—Las que corresponde aplicar de conformidad con el actual texto refundido de la Ley de Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística de Castilla-La Mancha en sus modificaciones y sucesivas actualizaciones operadas desde su texto original de 1998 hasta la fecha, y normas contenidas en sus reglamentos de desarrollo.

—Lógicamente el desarrollo urbanístico debe ir ligado a nuevas infraestructuras ¿no?

—Es dificilísimo ordenar una ciudad que está ocupada y desordenada al mismo tiempo con núcleos muy distantes entre sí, por eso se necesitan una serie de infraestructuras de las que ahora mismo se carece. Así habría que ejecutar una especie de circunvalación para entroncar la carretera de La Puebla o incluso enlazando desde La Lengua pasando por todo el sur para enlazar con el Polígono, con lo que tendríamos como mínimo 10 kilómetros, pero ¿quién costea eso?.

—El Ayuntamiento ha emprendido una serie de conversaciones con asociaciones de vecinos para conocer su opinión al respecto ¿qué les han dicho hasta ahora?

—Nada más llegar al Ayuntamiento, una de las primeras actuaciones que se llevaron a cabo desde esta concejalía fue la de reunirnos con las asociaciones de vecinos y así se hizo en su propia sede, donde fueron expuestas sus preocupaciones, inquietudes y alegaciones. Siendo sinceros, sus peticiones no eran muy distintas a las que ya habían manifestado a la anterior Corporación. Pero ellos fueron los primeros consultados, dado que estamos convencidos de que son las personas que habitan la ciudad y quienes más tiene que decir, alegar, aportar, pedir y recibir. Asimismo, nos reunimos con representantes de algunos colegios profesionales y con representantes de la Universidad, con quienes nos gustaría alcanzar convenios de colaboración, sin perjuicio de reunirnos igualmente con los grupos de la oposición y con los empresarios, si bien con estos ya nos parece más adecuado mantener la reunión pendiente una vez nos pongamos a trabajar directamente en la redacción del futuro POM, cuya adjudicación está muy próxima.

—Tradicionalmente el urbanismo se asocia a una posible especulación ¿usted cómo lo ve?

—Pues que tiene parte de verdad, como los hechos lo acreditan. «La fama le precede», parece oportuno recordar. Pero eso se cambia con los hechos, con la conducta, con el ejemplo. Y nuestra voluntad es erradicar esa mala fama. No es mi intención justificarlo, sino centrarme en que los objetivos que aquí me traen se cumplan fielmente, como son la tramitación y aprobación del POM con un contenido que sirva para muchos años de buen y adecuado desarrollo de la ciudad. Me conformaría con llevarlo a término, sin voluntad de mayores objetivos y, desde luego, eliminando esa mala fama de que el urbanismo es especulación. Por eso estamos poniendo los medios para que la sociedad obtenga las mayores cesiones, por encima de los estándares mínimos legalmente exigidos.

—La Vega Baja es otro asunto también estancado e incluso parece que hay diferencia de criterio en el interior del equipo de gobierno ¿cómo cree que debe resolverse?

—Lo primero hay que decir es que es un bien de interés cultural, por lo cual tiene una protección casi insalvable para todos. Por tanto, lo único que hay que hacer es delimitar correctamente ese espacio, ya que lo que tenemos no es del todo riguroso, y yo quiero basar mi posición en la información y el conocimiento. Se trata de que los arqueólogos y arquitectos determinen adecuadamente lo que hay. Creo que hay que diferenciar dos cuestiones: por un lado la cuestión histórica y por otro la de los propios restos. La primera se puede documentar, pero en cuanto a los restos lo que hay que hacer es mostrarlos y ponerlos a la vista. Solo así, por la vista, la gente sabrá lo que hay. Pero por ahora lo que el ciudadano está contemplando o percibiendo es una ficción. Y digo que es una ficción puesto que lo que está localizado, bien por el georradar o por las excavaciones, son una base pétrea que refleja por dónde fueron en su día los asentamientos. Pero de eso queda unos 20 centímetros de profundidad de piedras, algo que por supuesto no se destruye, sino que se conserva, pero hay que cubrirlas con la reconstrucción de un murete.

—Pero mientras tanto, ¿qué está haciendo el Ayuntamiento en este asunto?

—Una gran inversión y una actividad triple. Por un lado, el descubrimiento, por otro conservar y mantener con su tapado y tercero adornando con un parque arqueológico, y también un espacio libre ajardinado que sirva como zona verde a la ciudad. Pero mientras tanto será una zona perdida para Toledo desde el punto de vista urbanístico en cuanto a desarrollo, porque no se puede hacer nada y menos con la situación y la condición que tiene de Bien de Interés Cultural, en el que intervienen además todas las administraciones con una actividad dirigida.

—¿Va a haber alguna novedad en la presión fiscal relacionada con el urbanismo como es el IBI?

—En lo que nosotros intervenimos fundamentalmente con carácter de mayor normalidad o habitualidad es en los impuestos de licencias, tasas por servicio de servicios municipales o el ICIO, que es el de la construcción. Pero lo que la gente debe saber es que no se va a subir. Nosotros no estamos en eso ni tampoco conocemos que otra administración nos lo haya requerido.