Emilio del Río: «En España tenemos un déficit de enseñanza del latín, del griego y de la cultura clásica»

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Celia Fraile Gil

En 'Pequeña historia de la mitología clásica', el divulgador Emilio del Río repasa sus conexiones con el presente

-A juzgar por el éxito que tiene, ¿los clásicos nunca mueren?

-Los clásicos son inmortales, están más vivos que nunca y están de actualidad porque, en primer lugar, siguen dando respuesta a las preguntas que nos seguimos haciendo las mujeres y los hombres de hoy en día. Y, en segundo lugar, porque son divertidos y entretenidos; te lo pasas bien y, además, aprendes. Te sirven para la vida, para conocernos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Por eso, 'La pequeña historia de la mitología clásica' va ya por la cuarta edición en los casi tres meses que lleva a la venta.

-En un tiempo en el que Marvel o DC Comics tienen ganada la batalla del relato de los héroes y heroínas contemporáneas o las religiones monoteístas las de los dioses, ¿cómo hace un «latinista tuitero» -como a usted le llaman- para hacerse un hueco en el mercado?

-Pues combinando el humor con el rigor, que son los dos ingredientes de la buena divulgación. Hay algo fascinante además: los mitos se siguen transmitiendo tal cual desde hace miles de años. Por ejemplo, el mito de Hércules, cuyas columnas están representadas en el escudo y en la bandera de España; el mito de Narciso, que define a la perfección nuestra época, o el mito de Edipo, entre otros. La mitología está también presente en los nombres de los planetas o de los días de la semana, que son dioses clásicos, así como en un buen número de expresiones. Pero, por otro lado, los mitos se han transformado con el tiempo, ya que los héroes de Marvel son los de la mitología clásica: Superman es Perseo u Oppenheimer y su exitosa película es el mito de Prometeo, que es el titán que roba el fuego de los dioses como símbolo del conocimiento y de la tecnología ponerlas al servicio de los hombres. Es decir, nos seguimos contando las mismas historias que hace 3.000 años y eso me parece algo mágico, pero también las transformamos porque tenemos necesidad de relatos y de la mitología. De hecho, sin todo ello, no se entendería el arte, la literatura ni la música de occidente.

-Prueba de ese éxito es su última obra, 'Pequeña historia de la mitología clásica'. Manuales y libros de esta temática hay muchos. Pero, de acuerdo con el objetivo esta colección de la editorial Espasa, ¿qué aporta de nuevo o tiene de especial este libro para intentar atrapar a las nuevas generaciones?

-En la vida es más fácil descartar que elegir, siempre. Por eso, mi obra no es un manual ni un diccionario de mitología, como lo que yo manejo en mis clases de la universidad. Al contrario, es un libro pensado para el gran público, para el que no tiene ni idea o para el que sabe un poco y quiere reencontrarse con este tema. Y es para todas las edades porque cuenta con las maravillosas ilustraciones de Jvlivs y, además, está hecho en tapa dura, por lo que la edición es un lujo al precio de ganga.

-También es conocido usted por la sección de latín y cultura clásica Verba volant que tiene en el programa de Radio Nacional de España (RNE) 'No es un día cualquiera', dirigido y presentado por Pepa Fernández. Esta es la historia más larga de las que ha desarrollado como divulgador. ¿A qué se debe este éxito?

-Se debe a la demanda de conocimiento del mundo clásico y de la mitología. De ahí, el éxito de esta sección radiofónica, al igual que el del podcast 'Locos por los clásicos' también en RNE, el de mis publicaciones en mi Instagram -emilio.delrio- y, por supuesto, el de mis libros. Todo ello le sirve al lector y al oyente, además de entretenerlo.

-Si hacemos caso al título de esa sección, y relacionado con la política, de la que usted es un buen conocedor igualmente, ¿las palabras vuelan?, como dijo Cayo Tito al senado romano.

-La mitología y el mundo clásico, claramente, nos ayudan a entender el mundo en el que estamos y vivimos. Las palabras vuelan en muchos sentidos: lo hacen porque van cambiando y evolucionando y, por otro lado, desde el punto de vista político, porque algunos dicen una cosa un día y la contraria al día siguiente.

-Y como experto en oratoria clásica y comunicación política, ¿qué nota le pone a los políticos actuales en esta materia?

-Más que ponerles nota, yo les recomendaría que leyeran 'Pequeña historia de la mitología clásica' porque les iba a venir muy bien para inspirarse.

-En cualquier caso, ¿cree que es un buen momento en España para las Humanidades y para la cultura?, por las que usted tanto lucha.

-En Alemania, en Reino Unido, en Francia y no digamos en Italia se estudian tres o cuatro años de latín en la enseñanza secundaria y en el bachillerato, mientras que en España no. Creo que somos un gran país, pero en esto nos tenemos que comparar con los otros grandes países de Europa, que están por delante de nosotros en todos los indicadores culturales. Tenemos un déficit de enseñanza del latín, del griego y de la cultura clásica. Mientras tanto, ya están mis libros para suplir esa carencia: 'Latín Lovers', 'Calamares a la Romana', 'Locos por los clásicos' y, cómo no, 'Pequeña historia de la mitología clásica'.

-Ahora le voy a poner a prueba. Si tuviera que comparar a algunos de los políticos actuales con personajes del mundo o de la mitología clásica, ¿con quién lo haría? Por ejemplo, Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida -para quien usted trabaja- o el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

-Yo lo que recomiendo es que el lector lea mi libro y que saque él mismo sus propias conclusiones y parecidos. Todos nos podemos comparar con alguno de los personajes de la mitología y del mundo clásico. De hecho, ese es mi objetivo: hacer pensar al lector. La política lo que quiere siempre es darnos las respuestas, pero yo lo que quiero es que el lector se haga las preguntas. Esa es la clave de la literatura. Y, en mi caso, acompañándolo de humor. De este modo, animo al lector a que decida quién es Narciso, ese personaje de un «yoísmo» infinito que sólo se ama y se contempla a sí mismo; o saber, por ejemplo, quién es Sísifo, el rey de Grecia que fue castigado por los dioses, a causa de su soberbia, a cargar con una piedra a lo alto de una montaña hasta la eternidad. Pero yo reivindico dos mitos: el de Atenea, diosa de la sabiduría y del diálogo, y el del Ave Fénix, que representa la resistencia y la resiliencia que tanto nos ha marcado en los últimos tiempos para sobreponernos y salir adelante.