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María Jesús, la deportista de 76 años que tiene en la natación una tabla de flotación después de superar un cáncer rectal

Esta toledana ha conseguido plata y bronce en el Campeonato de España Open de Invierno Másters en la categoría para más de 75 años

María Jesús Camarena Pardo, el pasado fin de semana en Castellón ABC
Manuel Moreno

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«Si quiere ahora, puedo. Vivo siempre el presente». Es la carta de presentación de María Jesús Camarena Pardo cuando le preguntas  si puedes llamarla por teléfono para hablar de su historia: a sus 76 años, tiene en la natación una tabla de flotación después de haber superado un cáncer rectal y unas secuelas psicológicas.

El pasado verano, María Jesús volvió a retomar su afición siguiendo el consejo médico. «Dicen que la natación es mi mejor medicina. Aunque la artrosis me duele mucho, no me tomo nada después de tanta quimioterapia como me dieron», comienza a relatar esta toledana, que en diciembre celebró el primer año de la intervención quirúrgica que extirpó su cáncer.

La bolsa de ostomía para recolectar sus heces no ha supuesto un obstáculo para esta maestra jubilada, de voz dulce y pausada, que perdió masa muscular tras la operación y que camina ayudada de dos bastones, «aunque aspiro a quitármelos».

Que las lumbares no le sostengan bien su cuerpo, tampoco es una rémora para María Jesús, que baja al fondo de la piscina sin la ayuda de la silla hidráulica y a quien le mueve una gran fuerza de voluntad. Por ejemplo, este fin de semana participó en Castellón en el Campeonato de España Open de Invierno Másters en la categoría para más de 75 años. Y se colgó una medalla de plata en 50 metros braza y otra de bronce en 100 metros espalda. «He recorrido tantas ciudades españolas que ya no las enumero», salda la pregunta esta deportista del club toledano Monteverde, en el que también nada su único hijo, Javier.

Oficialmente, María Jesús entrena tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes), aunque también va los martes y jueves «de ocio». Pero confiesa que suma a su preparación varios cientos de metros «negros», los que se hacen fuera del entrenamiento, con lo que acaba la semana con más tres kilómetros entre pecho y espalda. Y eso que sufre una escoliosis muy grave, «de las pocas que hay en el mundo», según le han resumido los médicos.

Espalda y braza son sus especialidades porque el crol no puede practicarlo debido a la atrodesis en una pierna, una intervención quirúrgica en la que se fijan dos piezas óseas y se ancla una articulación. «Compito en 100 braza y 50 espalda, aunque he hecho pruebas de 200 metros. Sin embargo, estoy a disposición de lo que digan mis entrenadores», explica esta aplicada deportista.

Compró otro bañador para poder competir, ya que la Federación Española de Natación sí le ha puesto un obstáculo: no le deja usar una camiseta de neopreno que ayuda a que no se vea una deformidad en el estómago, provocada por la intervención quirúrgica, y que también sujeta su columna, que «es inoperable». «Me dicen los médicos que es muerte o vida, y que no compensa operarme. Por eso me recomiendan que nade, que me viene muy bien», aclara.

Imagen principal - Arriba, María Jesús, que aparece debajo con su amiga y compañera de club Dolores, farmacéutica de Madridejos recién jubilada. Sobre estas líneas, acompañada de Patricia González, su entrenadora.
Imagen secundaria 1 - Arriba, María Jesús, que aparece debajo con su amiga y compañera de club Dolores, farmacéutica de Madridejos recién jubilada. Sobre estas líneas, acompañada de Patricia González, su entrenadora.
Imagen secundaria 2 - Arriba, María Jesús, que aparece debajo con su amiga y compañera de club Dolores, farmacéutica de Madridejos recién jubilada. Sobre estas líneas, acompañada de Patricia González, su entrenadora.
Arriba, María Jesús, que aparece debajo con su amiga y compañera de club Dolores, farmacéutica de Madridejos recién jubilada. Sobre estas líneas, acompañada de Patricia González, su entrenadora.

Su afición a la natación nació hace muchos años por recomendación de su hermano Jacinto, médico militar, para intentar corregir su maltrecha columna. Fue ya en Toledo capital, porque en La Puebla de Montalbán, donde se crió hasta los ocho años, el río sólo lo usaban para bañarse.

Estudió Magisterio en la capital regional (es de la promoción de 1965) y trabajó en Huesca como maestra, «¡una palabra tan bonita!». Se casó y dejó la docencia, a la que volvió en 1981, en la provincia de Toledo, para dar clase en Illescas, Carranque o el barrio toledano de Santa María de Benquerencia. Los últimos 30 años de profesión fueron en Burujón y «las autoridades educativas me jubilaron, aunque yo quería seguir», puntualiza. Era 2012 y, desde entonces, la natación ha sido la vida de María Jesús.

Su historia seguro que ayudará a mucha gente, le avanza el periodista. «Claro que sí. Sólo hay que tener mucha fuerza de voluntad», responde ella.

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