Joni Montiel: «Cuando piso un campo, pienso en mi padre»

La semana pasada, ante la Ponferradina, Joni abrió otra vez el marcador, aunque esta vez el latigazo desde fuera del área fue más espectacular y entró por la escuadra. El 1-4 con el que ganó el Toledo ha hecho que, lo que hace nada parecía imposible, ahora sea real. Si el equipo verde gana este domingo al Fabril —el filial del Deportivo de la Coruña—, jugará seguro el «play-out» para evitar el descenso. Incluso se salvará directamente si el Pontevedra no gana al Atlético B .

«Ahora estamos tranquilos. Lo difícil ya ha pasado, que era levantar la situación, y solo nos queda rematarlo. El partido contra el Castilla era súper importante y, después de perderlo, parecía que ya estábamos muertos. Todo parecía muy negro, pero le hemos dado la vuelta», explica la gran revelación del Toledo desde el césped del campo «Salto del Caballo», al término del entrenamiento del miércoles.

Su posición ideal en el terreno de juego es «por dentro, de media punta», aunque «también puedo jugar por la banda derecha, pero el que decide es el míster». Eso sí, admite que aún le falta mejorar «en muchas cosas; por ejemplo, en no arriesgar tanto en zonas que no debo y en perder menos balones».

Joni Montiel llegó a la Ciudad Imperial en enero procedente del Rayo Vallecano, con el que firmó una ampliación de tres años de contrato antes de la cesión. Hasta estas últimas semanas, en el Toledo no había tenido la continuidad deseada. De hecho, apenas suma nueve partidos, seis de ellos como titular. Molestias en una rodilla y dos expulsiones han retrasado su explosión.

«Me encuentro muy bien y estoy muy contento», asegura a este periódico. Y, quizá, este sea su mejor momento en los últimos dos años. Porque a pesar de su corta edad, Joni Montiel ya ha vivido las dos caras del fútbol. La buena empezó a finales de 2015, concretamente el 20 de diciembre, día de elecciones generales, cuando debutó en Primera División con el Rayo. Tenía 17 años y 108 días , y se convirtió en el jugador más joven que ha jugado nunca con la camiseta franjirroja. «El entrenador, Paco Jémez , sí que me dio minutos en Primera: jugué ocho partidos de Liga y dos de Copa del Rey», recuerda.

Sin embargo, esa temporada el Rayo bajó a Segunda y Jémez no siguió. «Vino como entrenador José Ramón Sandoval y dejó de contar conmigo. Yo tenía expectativas de estar en el primer equipo y no tuve la oportunidad. Jugué en el Rayo B, en Tercera División», cuenta sobre la temporada pasada. Para esta, Joni habló con el club rayista y «les dije que en el filial no jugaba, que me dejaran salir cedido. No me dejaron porque, en principio, el entrenador, Míchel, me dijo que me quedara, pero al final fui cedido al Toledo porque no iba a tener minutos en toda la temporada».

En estos dos años el joven futbolista también recibió el mayor palo de su vida: la muerte de su padre. Antonio falleció en abril de 2016, vistiendo de luto a todo el barrio, el del Pozo del Tío Raimundo, en el distrito de Puente de Vallecas. «Mi padre era muy buena persona y solo tengo buenos recuerdos de él . Cuando piso un campo, pienso en él porque siempre me acompañaba a los entrenamientos; también mi madre, pero a él le gustaba mucho más el fútbol», dice sobre su progenitor, un gran aficionado rayista: «El barrio y el club son humildes, muy familiares. Creo que todas esas cosas te hacen engancharte y quererlo».

A Joni le queda un partido con el Toledo, sin duda el más importante. Luego volverá al Rayo, que parece claro que este año ascenderá de nuevo a Primera División. «Lo primero que pienso es en jugar con el primer equipo. Con Míchel, al confiar tanto en la cantera, puedo hacerme un hueco», augura.