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Fútbol

Braveheart Sandaza

El delantero toledano ha ascendido con el Girona y debutará en Primera con casi 33 años. Aquí, un jornalero del fútbol curtido en el Reino Unido y con experiencia laboral en Japón

Sandaza celebra un gol este año con el Girona frente al Zaragoza TWITTER

JUAN ANTONIO PÉREZ

Uno piensa en la Primera División y piensa en Cristiano Ronaldo o en Messi rodeados de lujo, con miles de seguidores esperando pacientes a que acabe el entrenamiento y se dignen en firmarles un autógrafo. Pero la Primera División es mucho más: es el Girona, que se estrenará en la categoría la temporada que viene, y es Fran Sandaza, su delantero, que también debutará a punto de cumplir los 33 años.

Como a William Wallace, el héroe escocés recuperado por Mel Gibson en «Braveheart», a Francisco José Sandaza Asensio (Toledo, 1984) el destino le tenía preparada otra historia. Solo que él se empeñó en llevarle la contraria. Después de hincharse a meter goles en el filial del Valencia, el club le descartó. Era el año 2008 y el futbolista made in Spain cotizaba al alza tras el triunfo de España en la Eurocopa.

Así que se vio metido en un avión con destino a Dundee (Escocia), donde hace tanto frío que en invierno las focas se echan la siesta en la playa. Después jugó en el Brighton inglés y en el St.Johnstone y Rangers escocés. En total, casi cinco años pegándose con los férreos defensas británicos hasta que en 2013 recaló en Lugo para jugar en Segunda División. Un año más tarde pasó al Girona, la siguiente temporada jugó en Japón y el verano pasado volvió a Gerona, donde hace una semana logró el ascenso a Primera.

—Cuando en 2008 se marchó de España ante de la falta de oportunidades, ¿esperaba algún día debutar en Primera División con casi 33 años?

—Pues no, no me lo esperaba. Siempre he creído mucho en mí, en seguir luchando para conseguirlo. He tenido que estar en muchos países, en muchas categorías, ascender todas las divisiones desde Tercera. Soy un futbolista bastante atípico, en el sentido de que no he jugado en Primera con veintipocos años. Por eso lo valoro más y estoy muy feliz.

—¿Cómo se las apañaba en Escocia e Inglaterra para sobrevivir a las defensas?

—Allí es un juego muy duro, muy brusco, hace mucho frío… Lo he pasado muy mal. He estado años curtiéndome como futbolista y como persona, aprendiendo un idioma nuevo... y, bueno, me llegó el contrato de mi vida con el Rangers y la cosa no salió como esperaba. Y después de muchas vueltas, tuve la oportunidad de recalar en Girona, que es el sitio en el que mejor me he sentido como futbolista.

—En Escocia, un cabezazo de un defensa le destrozó la cara. ¿Le queda alguna secuela de aquello?

—Podría escribir una enciclopedia con todas las cosas que me han pasado. Tuve un choque con un defensa, no sé si intencionado o no, y me rompí el pómulo, la nariz, la ceja, fisura en la mandíbula… y por eso tengo media cara de titanio. Tengo dos cicatrices en la cabeza por las placas. ¿Secuelas? Cuando hace frío se me duerme un lado de la cara.

—¿Qué debemos copiar en España del Reino Unido?

—Ahora mismo el fútbol español se ha revalorizado mucho. Con la difusión que tiene con las televisiones se ha puesto muy a la altura del Reino Unido, cosa que hace cinco años no pasaba. Lo que ha tenido toda la vida la Premier es el ambiente de fútbol, hay mucho fanatismo. Mucho más que en España. Allí los campos siempre están llenos.

—Se hizo famoso por una broma telefónica que le costó el despido del Rangers (un aficionado del Celtic, rival del Rangers, le llamó haciéndose pasar por agente y ofreciéndole un contrato en EEUU. Luego colgó la conversación en Youtube)...

—Esto me gustaría aclararlo. Yo cuando hablo con este supuesto agente, que era un loco, yo ya sabía que me iba a ir del Rangers porque el equipo no contaba conmigo. Entonces el club utilizó la broma para echarme sin poder pagarme nada del contrato. Luego, visto el tema por los abogados, el club no tuvo donde agarrarse y no le quedó más remedio que llegar a un acuerdo conmigo. No me echaron por la broma.

—Otro momento triste, en este caso deportivo, fue el no ascenso a Primera con el Girona hace dos años cuando les metieron un gol en el último minuto. ¿Cómo vive esto un futbolista?

—Para mí ha sido el momento más duro, un tema difícil de superar. Me fui del Girona, fastidiado y llorando a Japón, porque en el Girona había firmado un contrato de un año más otro en el caso de que ascendiéramos.

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