Darío Lumbreras: de mecánico a facturar 25 millones con la venta on line de motos de segunda mano

Comenzó como mecánico de motos en un taller de Toledo; sin dinero y mucho frío -«ponía la moto en punto muerto en la bajada de las Nieves para no gastar gasolina»-, pero con una ilusión que le ardía en el corazón. «Todavía nadie había 'echado al carrito' una moto de segunda mano para que se la enviasen a casa sin verla previamente», explica. Fue todo un visionario: «cada año doblamos en ventas». Si un concesionario al uso vende 80 motos al año, el empresario moracho lo hace en solo 4 días.

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¿Cómo se fía el comprador del producto que compra online? Darío, que da empleo a 41 personas, 16 de ellas mecánicos, responde rápido: «con la reputación de mi empresa porque tenemos el mejor servicio posventa de España. Mostramos al consumidor el producto con fotografías de máxima calidad», y después de un exhaustivo proceso de puesta a punto, la motocicleta parece nueva. «Estamos en una media de 25 motos vendidas al día». Son de alta cilindrada y multimarca y los precios oscilan entre los 3.000 y los 60.000 euros. El empresario destaca la facilidad de compra, la rapidez en la entrega y el servicio posventa como los tres elementos que se combinan en la fiabilidad de sus productos. «Si una persona vive en Barcelona se la enviamos totalmente gratis allí. Si se le avería, contacta con nosotros, vamos a recogerla, se la reparamos gratis y se la volvemos a llevar».

Dice Lumbreras que la moto «es un estilo de vida en el que te puedes encontrar a ti mismo y con el que te sientes libre; es una escapada en tu día a día». ¿La moto como terapia? «Sí, muchos la utilizan en momentos difíciles de la vida como una separación u otro problema familiar o laboral». Así pues -opina- un negocio como este contribuye a elevar los estándares de felicidad y bienestar en una sociedad. «Somos la herramienta para cualquier psicólogo», añade.

Y si el cliente tiene problemas económicos, la empresa lo soluciona: «no se tiene que preocupar por el dinero, se lo conseguimos en nuestro departamento de financiación», explica el empresario, para quien lo más importante es que «la gente se sienta bien con lo que hago, ver cómo sale de mi tienda con la moto y cómo se abraza a su padre, o a su hijo; cómo se siente cuando se sube a la moto y sonríe, o las fotos que sube cuando le llega la moto. La gente se acuerda toda su vida de cuando fue con su padre a comprar su primera moto; ese recuerdo no se olvida, y tienen la foto enmarcada».

El secreto del éxito que ha experimentado Darío Lumbreras está en su constancia y tesón: «económicamente no me ha ayudado nadie, ni siquiera los bancos, todo lo he hecho a base de ser muy hormiguita, muy conservador, muy trabajador y ahorrador. Utilizaba el dinero para comprar motos y los alicates para reparar».

Pero aquí no queda la cosa. Asesorado ahora por un equipo de consultoría liderado por Fernando Lallana, Moto-Ocasión quiere convertirse en centro de formación en las instalaciones de 4.000 metros cuadrados de que dispone en Mora. «Quiero hacer la universidad de las motos dentro de mi negocio, enseñar a repararlas, y habrá profesores cualificados exclusivamente para enseñar a los alumnos y que estos puedan salir al mundo laboral en áreas como la mecánica de competición o los talleres, o que se queden trabajando en la empresa. Quiero transmitirles que aún sin recursos todo el mundo puede llegar adonde quiera, y enseñarles una profesión que se está perdiendo como es la mecánica de motos».

En alianza con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), se quiere implementar la Inteligencia Artificial (IA) en el negocio. «Vamos a ser pioneros en introducir la IA en la compra y venta de motos, y nuestros clientes van a poder hacer un viaje por nuestra tienda desde el sofá de su casa».

Como anécdota, Darío -que de pequeño era un pillo, como dicen los que le conocen- cuenta que cuando tenía 16 años y ya trabajaba en los talleres mecánicos «tenía tanta ambición» que esperaba a que cerrara el taller, se escondía a las afueras del negocio, entre los árboles, para hacer una especie de 'espionaje industrial'. «Me metía en los contenedores y sacaba las bolsas de basura para coger todo lo que habían tirado mis jefes para reconstruirlo en mi casa, ver dónde había que comprar los materiales, lo que había que comprar para las reparaciones y aprender más, estudiaba las órdenes de taller y los nuevos catálogos. Esos han sido mis libros, reconstruir las facturas y albaranes de mis jefes. Mi escuela ha sido la basura de otros, lo que no han valorado otros».

Cuenta el joven empresario que en su pueblo están muy satisfechos de su éxito y trayectoria. «Están muy contentos porque creo muchos puestos de trabajo y viene mucha gente a ver las motos: de paso, comen aquí, duermen en el hotel y hacen un gasto muy importante en este pueblo de Castilla-La Mancha que es Mora. Incluso, en el instituto quieren que muestre a los chavales cómo de una profesión de mecánico de motos se puede llegar donde yo he llegado. En estos 13 años mis padres me lo han dado todo, me han ayudado mucho en los momentos difíciles que he pasado desde que empecé. Mi sueño es que Moto-Ocasión sea el referente mundial de la moto y que la gente cuando piense en mi empresa piense en tranquilidad».