«Cuando uno se coloca la bata, se pone una coraza y es capaz de soportar situaciones muy dramáticas»

Esta cordobesa de nacimiento, pero toledana de adopción, lleva más de dos décadas trabajando en el centro como especialista en Medicina Física y Rehabilitación. Un cargo al que, desde finales del pasado año, suma el de directora médico de este referente nacional en el tratamiento e investigación de las lesiones medulares, y que este año sopla velas.

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En España cada año se producen una media de 1.000 casos nuevos de lesión medular, bien por una causa traumática, como pueden ser las caídas casuales o los accidentes de tráfico, o por enfermedades neurológicas. Una circunstancia que repercute muy seriamente en la vida de quien la padece, pero también por las consecuencias que tiene en la de familiares y entorno más cercano.

-¿Qué es lo primero que le dicen los pacientes cuando la tienen delante?

-Hay personas que llegan buscando mucha información y con necesidad de saber qué va a pasar con su vida; cómo la van a reorientar, cómo van a ser capaces de manejarse, y otras, en cambio, que no quieren saber nada. Esperan que esto sea transitorio, que pasará y todo estará resuelto. Pero la pregunta que más repiten es: '¿Voy a caminar?'. Otros la eluden porque es preferible la incertidumbre a tener la certeza no tener esa posibilidad de marcha.

En los últimos años, el perfil de los pacientes a los que atiende Mónica y el resto de profesionales de este hospital ha cambiado bastante. «Hemos pasado de tener personas con lesión medular con edades bastante tempranas, entre los 20 y los 30 años, a un grupo más numeroso, entre los 40 y los 60 años, e incluso por encima de los 75 años. El año pasado hubo unos 30 pacientes por encima de esta edad», afirma la doctora.

Estos datos son un reflejo de cómo han ido evolucionando a lo largo de estos años las causas de ingreso. «Con gente más joven, la tendencia es que las lesiones sean más traumáticas, tipo accidente de tráfico, mientras que las personas más mayores van acumulando comorbilidades (dos o más trastornos o enfermedades al mismo tiempo) y con ello, la posibilidad de tener patologías no traumáticas».

Actualmente, entre el 50 y el 55 por ciento de los ingresos en Parapléjicos proceden de causas traumáticas. El resto, por enfermedad. Desde hace ocho años, las caídas ocupan el primer puesto (25-30%), habiendo desbancado a los accidentes de tráfico (18-22%), que durante años fueron el principal motivo. La introducción del carné por puntos y el uso de las medidas de seguridad redujeron este número, «aunque sigue habiento mucha distracción al volante», puntualiza la directora médico.

Esta clasificación la completan los accidentes deportivos (rafting, ciclismo...), las zambullidas (práctica deportiva no reglada donde cada año realizan campañas de sensibilización), accidentes de avionetas y agresiones. También intentos de suicidio, cuyo número aumentó considerablemente durante el Covid y el año posterior, pasando de 2/3 ingresos al año a 8 o 9 casos.

Con el cambio del perfil de paciente, lo hace el tipo de lesión medular. «La caída desde la propia altura de la persona suele provocar lesiones que tienen una localización más cervical; son más incompletas. Pasamos de un paciente joven con una lesión dorsal traumática a pacientes mayores con lesiones incompletas y más cervicales», explica Alcobendas.

El afrontamiento de la nueva situación tras sufrir una lesión medular es un proceso «muy duro». «Dependiendo de la persona, la capacidad de resurgir después de la lesión medular es muy variable», asegura la doctora. Y añade: «En el proceso de rehabilitación hay momentos muy duros: conseguir sentarse, manejar las secreciones bronquiales y poder estar libre de una traqueotomía; todo eso son procesos duros de adaptación, pero estás acompañado. Es un problema físico y siempre tenemos más mecanismos para cubrirlo para acompañar... En cambio, las situaciones emocionales que cada uno tiene en su interior es algo privado y, por tanto, es más difícil de llegar ahí».

Un proceso complicado no solo para los pacientes, sino también para los propios profesionales. Aunque esto no viene en el manual, en más de una ocasión han tenido que aguantar las lágrimas delante del paciente. «Cuando uno se coloca la bata, se pone una coraza y es capaz de soportar muchas cosas. Pero cuando ya te la quitas y sales fuera, hay historias que te la llevas a casa, aunque no quieras. Hay situaciones muy dramáticas que te tocan más, que te llegan más al alma, sobre todo las relacionadas con la edad infantil. Siempre son dolorosas. También hay situaciones de personas con una capacidad de acumular mala suerte y llegar a situaciones más extremas, que a lo mejor no tiene por qué ser una lesión mucho más grave, pero sí te hace de darle más vueltas», relata.

La práctica de deporte es una parte muy importante en el tratamiento, al igual que también lo son la incorporación de las nuevas tecnologías a los tratamientos convencionales. La robótica o la realidad virtual ayudan a hacer la vida «más fácil» a estos lesionados. «Están teniendo muy buena aceptación», dice, «además de ser un complemento muy importante al permitir hacer más repeticiones y ser un estímulo más eficiente para la médula».

Como ejemplo, cita los exoesqueletos. El pasado año sin ir más lejos, Parapléjicos presentó 'Atalante X', una innovadora ayuda donada por la Fundación Aladina, que se suma a los dispositivos tecnológicos para la rehabilitación con que cuenta el hospital. Es un aparato que, gracias a su configuración basada en algoritmos de movimiento dinámico, sirve para mejorar la reeducación de la marcha de jóvenes y adolescentes posibilitando una forma de caminar menos robótica y más natural. Además, libera sus manos.

La Inteligencia Artificial (IA) también trabaja para aportar soluciones que mejoren la vida a este colectivo. De hecho, el pasado año un equipo de científicos suizos y franceses logró un enorme avance en cirugía neuronal: un hombre parapléjico pudo volver a caminar mediante la primera conexión o interfaz hombre-máquina entrenada con inteligencia artificial. Alcobendas se congratula de noticias así, ya que estos avances «nos ayudarán a poder constituir una línea de investigación y una línea de tratamiento futuro».

De momento y hasta que estos avances sean aplicables a la clínica, en Toledo el equipo de investigadores, «uno de los pilares fundamentales», intenta «encontrar la solución a la lesión medular». «Probablemente, sea una solución que incorpore distintas vías de manejo de investigación básica, como mejorar el entorno de la lesión o que crezcan los axones a lo largo de la lesión... Imagino que será una combinación de estas líneas de investigación la que al final consiga dar una solución a la lesión medular», augura la doctora.

Antes de soplar las velas por el medio siglo del hospital, se le pide un deseo. «Uff», suspira la doctora. Tras un leve silencio y con una sonrisa en la boca, responde: «Que hemos encontrado un camino para resolver la limitación funcional que supone la lesión medular».