Religión

Semana Santa en Toledo: la Virgen de la Soledad llenará de fervor y devoción las calles imperiales

Este viernes de dolores, a las 23:00 horas

La imagen de Nuestra Señora saldrá de la iglesia mozárabe acompañada de centenares de mujeres de todas las edades, con vestidos, guantes y velos negros y vela en la mano

Una Semana Santa «inclusiva» con aprendizaje

Imagen de la procesión de la Virgen de la Soledad en 2022 H. Fraile

S. Dorado / S. Ruiz

Toledo

Este viernes por la tarde, a las 18:00 horas, con la eucaristía que oficiará José Miguel Jiménez Frutos, párroco de las iglesias toledanas de San Andrés y San Cipriano, finalizará el ancestral septenario que se ha celebrado en honor de Nuestra Señora de la ... Soledad en la iglesia mozárabe de las santas Justa y Rufina, la más antigua de la Imperial Ciudad.

A las 23:00 horas, la imagen de Nuestra Señora, bajo la advocación de los Dolores, saldrá de la iglesia mozárabe, su sede canónica desde 1660, acompañada de centenares de mujeres de todas las edades, con vestidos, guantes y velos negros y vela en la mano, muchas con la medalla de la cofradía. Realizará el siguiente recorrido: salida de su sede canónica, calle Plata, plaza san Vicente, Cardenal Lorenzana, Navarro Ledesma, Nuncio Viejo, Hombre de Palo, Comercio, plaza Zocodover, Sillería, Cadenas, plaza de Ropería, donde se cantará la Salve, y después llegada a la iglesia bajo la advocación de las mártires sevillanas.

La actual imagen de Nuestra Señora de la Soledad fue esculpida, en el año 1874, por Mariano Bellón, pues la primitiva se quemó en un incendio que asoló a la iglesia mozárabe el 28 de septiembre de 1873. En la procesión es portada en una preciosa carroza pino.

La historia de esta procesión, preámbulo mariano de la Semana Santa toledana, declarada de Interés Turístico Internacional, se remonta al 11 de abril de 1930, cuando salió por primera vez gracias a la iniciativa de la Asociación de Señoras Devotas de Nuestra Señora de la Soledad. La fundaron el 13 de febrero del mencionado año, con el fin de rendir culto asiduo a la Santísima Virgen, sobre todo los viernes de Cuaresma, y celebrar un septenario que finalizaría el Viernes de Dolores y sacar en la noche de ese día a la imagen en procesión por las calles del casco histórico acompañada solo de mujeres vestidas de luto. Hizo entonces este itinerario: salida de su sede canónica, cuesta de Belén, Comercio, Martín Gamero, Tornerías, plaza de la Magdalena, Barrio Rey, plaza de Zocodover, Comercio, cuesta de Belén y llegada a la iglesia de santas Justa y Rufina.

La cofradía de Nuestra Señora de la Soledad fue fundada en la segunda mitad del siglo XVI, en el convento de la Merced o de Santa Catalina, que regían los monjes mercedarios calzados. Fundado en 1260 por fray Pedro de Valencia, mas tarde san Pedro Pascual, fue el primer convento de la orden en España. En él profesó a partir de 1606 y durante unos años Gabriel Tellez 'Tirso de Molina', que oró ante Nuestra Señora muchos días. Había tomado los hábitos en Guadalajara.

En 1660, por diferencias de los frailes con los cofrades de Nuestra Señora de la Soledad, estos con el correspondiente permiso de la autoridad eclesiástica, trasladaron la imagen a la iglesia mozárabe de las santas Justa y Rufina. El Viernes Santo de 1694, algunos cofrades de acuerdo con los monjes quisieron llevar la imagen a su antigua sede canónica cuando la imagen estuviese en las calles toledanas. Enterado de la intención el cardenal primado Luis Manuel Fernández Portocarreño, contaminó con la pena de excomunión a los que cumpliesen el acuerdo y llevasen a Nuestra Señora de la Soledad al convento mercedario.

Llena Nuestra Señora de la Soledad todo el Viernes de Dolores, como también el Viernes Santo, centrado en la procesión del Santo Entierro, de la que es, a su vez, la culminación de su solemnidad. Va por las viejas y estrechas calles la Virgen, hermosa en su dolor y su soledad, haciendo fluir lágrimas de madres, entristeciendo juveniles lágrimas femeninas, ahondando en la emoción de todos. Porque 'el paso' de la Soledad, tan bello, tan toledano, es un prodigio 'Stabat Mater', hecho talla sin par.

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