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Toledo, una ciudad que extiende su horizonte

El crecimiento de media docena de barrios ha cambiado por completo su fisonomía en los últimos 30 años

Santa Teresa y Buenavista desde la Puerta del Cambrón ABC

A. G.

Como en una especie de big-bang, la evolución demográfica de la provincia en los últimos 25 años ha venido marcada por el fuerte desarrollo urbanístico de las ciudades y municipios. Pero buena parte de esta transformación ha estado marcada por el impulso, primero, y los efectos negativos, después, de la mayor burbuja inmobiliaria que se ha conocido en este país.

Precisamente este «boom» de la vivienda ha propiciado que la provincia de Toledo haya experimentando en los últimos 25 años uno de los crecimientos de población más significativos de toda España entre las provincias de similares características. La estadística así lo indica, pues pasó de no superar los 500.000 habitantes en el año 1990 a los actuales 691.026 , si bien se llegó a un censo de 700.000 que ha bajado por el efecto de la crisis y la marcha de un buen número de emigrantes.

Lo cierto que este aluvión de nuevos habitantes, al margen de los crecimientos moderados de Toledo capital y Talavera , ha tenido como foco principal el norte de la provincia colindante con Madrid, en especial la comarca de La Sagra. Poblaciones como Illescas o Seseña son el ejemplo perfecto de ese desarrollismo inmobiliario que ha transformado esos municipios que e su día tenían 7.000 y 3.000 habitantes, respectivamente en núcleos de 25.000.

La fisonomía de Toledo capital es la de una ciudad de una gran dispersión geográfica entre sus barrios, con una distancia desproporcionada para su número de habitantes. Entre el extremo de Santa María de Benquerencia y la actual urbanización de La Legua hay que recorrer más de 15 kilómetros, por no hablar de la peculiaridad del Casco Histórico. Eso sin duda tiene el inconveniente de encarecer muchos de sus servicios públicos, como el de transporte o limpieza.

Un constante cambio

A lo largo de estos últimos 25 años, los que ABC lleva informando día a día de Toledo y su provincia, nuestro periódico ha sido testigo de esta evolución urbanística y demográfica. Cuando se empezaron a publicar estas páginas, la ciudad apenas si alcanzaba los 63.000 habitantes. Hoy su población se sitúa en torno a los 84.000. Desde hace tiempo, el polígono de Santa María de Benquerencia es el barrio más populoso, con cerca de 21.000 habitantes, seguido del de Buenavista, aunque en los últimos años emergen con fuerza otras zonas residenciales dentro del término municipal como son Valparaíso, La Legua y Vistahermosa.

Hay que destacar también que el crecimiento poblacional no muy significativo de la capital de Castilla-La Mancha, en buena medida por el coste de la vivienda, ha beneficiado de forma apreciable que la mayor parte de los pueblos de su zona metropolitana hayan aumentado su población de manera importante, tanto de hecho como de derecho.

Municipios como Argés, Cobisa o Nambroca, pero especialmente Bargas y Olías del Rey, han acogido a miles de habitantes que en realidad desarrollan su trabajo en la capital, que acoge a diario a varios miles de habitantes más de los que marca su censo. En este sentido, estudios recientes apuntan a que la población real que a diario desarrolla su actividad en la capital se sitúa en torno a los 120.000 habitantes

La configuración urbanística actual de la ciudad de Toledo ha tenido varios hitos temporales. Finalizada la Guerra Civil surgen nuevos barrios como el Poblado Obrero de la Fábrica. En 1948 se entregan las primeras viviendas de los bloques de la Avenida de la Reconquista y en los años 50 nace el barrio de Palomarejos, cuyas primeras construcciones fueron conocidas popularmente como Corea.

En la década de los 70, y a unos ocho kilómetros del centros histórico, empieza a desarrollarse el que hoy es el mayor barrio de la ciudad: el Polígono. Al calor de la zona industrial y sus empresas, al otro lado de la N-400 se empezó a desarrollar en sucesivas fases, con una tipología de viviendas muy variada, el que ha terminado por ser el mayor barrio, muy reivindicativo además con la necesidad de ir incorporando nuevos servicios.

A finales de los 70, pero sobre todo en la década de los 80 y también de los 90 lo que entonces era puro campo empezó a cambiar la línea del horizonte con miles de viviendas que hoy forman el barrio de Buenavista. Lo mismo ocurrió con la zona de la avenida de Europa, que a principios de los 80 eran campos de fútbol.

Después llegaron los desarrollos urbanísticos de los barrios de Valparaíso, La Legua, Montesión, La Bastida o Tres Culturas. Todo ello para cambiar de forma definitiva el «skyline» de Toledo.

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