Santolaya: «Si se repiten las elecciones, que nos echen a gorrazos»

—Usted no está afiliado a Ciudadanos, pero será el candidato del partido al Congreso de los Diputados por Toledo. ¿Por qué aceptó esta designación?

—Me presento como independiente por Ciudadanos porque creo que hay que comprometerse con la sociedad, tengo experiencia suficiente para aportar cosas al proyecto de este partido, y, sobre todo, porque no hay que tener miedo al miedo. Nos quedamos muchas veces viendo la televisión y criticando lo que vemos y por eso, aunque he participado siempre en movimientos sociales, creo que debo tener una participación activa en la política.

—¿Cuál cree que fue el motivo que llevó al Consejo General de Ciudadanos a elegirlo a usted y sacar de las listas a Ramón Luis Molinary, que fue el número uno el 20-D y elegido diputado?

—Creo que pensaron en mí para abrir más el partido a la sociedad y entendieron que yo represento una postura de centro reformista, además de por mi currículum profesional y los afectos que tengo.

—Ciudadanos no pasa por buenos momentos en Toledo y Castilla-La Mancha tras la dimisión de Antonio López y Esteban Paños, además de críticas por la financiación en algunas agrupaciones locales. ¿Cree que todo ello pasará factura al partido el 26-J?

—No, yo creo que las cosas se han explicado de manera razonable. Yo estoy dispuesto a explicar lo que sé desde mi postura como independiente. Antonio López me está acompañando en la campaña electoral por varios pueblos y es un militante más de Ciudadanos. Su dimisión como coordinador regional, según él explicó, viene motivada porque estaba cansado. El resto de los problemas que hay son normales, y menos mal que los hay, porque es señal de que el partido está vivo.

—¿Cómo ha caído dentro del partido la denuncia contra Antonio López por un presunto caso de acoso laboral contra una trabajadora?

—Precisamente es eso, un presunto caso. Los políticos ya tenemos suficiente grado de exposición pública. Yo creo profundamente en la presunción de inocencia y, si hay una denuncia, serán los tribunales los que deben actuar, sea quien sea; no para unos, sí, y para otros, no.

—Castilla-La Mancha es una de las pocas comunidades autónomas en las que el bipartidismo PP-PSOE sigue teniendo fuerza. Después de que Ciudadanos consiguiera 3 diputados el 20-D, ¿cuál es el objetivo que se han marcado?

—Yo me marco los objetivos de crecer y de crecer en Castilla-La Mancha. Creo que el bipartidismo está agotado, ya que tendemos a un modelo de entendimiento entre diferentes fuerzas. En mi opinión, es mejor que haya una oferta electoral variada y que cada uno se sienta cómodo. Lo ideal sería tener mayoría absoluta y gobernar mediante decreto ley, pero el gobierno es algo muy importante para dejarlo en manos de un solo partido. Ciudadanos es un partido de centro que va a jugar un papel destacado en el nuevo escenario político, entre el inmovilismo más recalcitrante y el radicalismo más raro.

—Todo parece indicar que el ascenso de Unidos Podemos puede hacerles retroceder a ustedes. ¿Pero cuál es el adversario a batir de Ciudadanos?

—Nuestros adversarios son todos. Ciudadanos quiere trasladar un mensaje de centro reformista y de cambio tranquilo. De hecho, estamos haciendo una campaña en positivo, sin meternos con nadie, respetando la postura de cada uno, y hemos presentado un programa de 350 medidas.

—Usted ocupó puestos de alto cargo durante gobiernos socialistas en Castilla-La Mancha. ¿Qué diferencia al PSOE de entonces del actual y al PSOE de Ciudadanos?

—Yo fui del PSOE hace 25 años, cuando España salía de un proceso de reforma política y más de 11 millones de españoles decidimos votar a un partido con un mensaje nuevo. En aquellos tiempos, el PSOE tenía un entusiasmo y unas ansias de reformas, y ahora Ciudadanos es parecido en muchas cosas, ya que hablamos de cambio tranquilo y de reformar algunas cosas que en España no funcionan.

—Una de las propuestas de Ciudadanos es eliminar las diputaciones provinciales para acabar con el gran número de altos cargos, asesores y coches oficiales, según asegura su líder, Albert Rivera. ¿Cómo explicaría a sus compañeros de partido que tienen que abandonar sus puestos en estas instituciones?

—Yo asumo que hay que reformar el Estado y creo que las diputaciones provinciales no tienen que existir, porque es un modelo obsoleto. Con esto no quiero decir que haya que despedir a los funcionarios, pero no es normal que haya tres administraciones haciendo lo mismo. Esta decisión va dirigida a racionalizar el gasto y ahorrar, en lugar de tener que subir impuestos, como defienden otros; un dinero que se podría aprovechar para sanidad o educación, por ejemplo.

—Entre los problemas más importantes que afectan a nuestra tierra, está la situación actual del río Tajo debido, en gran parte, al trasvase. ¿Es usted partidario de acabar con ello?

—No conozco a ningún toledano que esté a favor del trasvase, aunque creo que el dinero no se puede tirar. Cuando nació, estaba basado en una situación de excedente de agua, pero, si no es así, no tiene sentido. En definitiva, no estoy a favor del trasvase, pero sí de gestionar bien los excedentes.

—Otra de las cuestiones pendientes para la provincia es conseguir el AVE para Talavera de la Reina. ¿Cree que será posible?

—Ciudadanos no es partidario, por el análisis coste-beneficio, de las líneas de AVE. La inversión que se ha hecho en España para el tren de alta velocidad es la más elevada de Europa. Tampoco me parece que el AVE sea un factor de desarrollo, ya que la prioridad de Talavera es acabar con la extraordinaria tasa de desempleo que tiene con un nuevo impulso industrial.

—Los

—No lo sé. El día siguiente a las elecciones habrá que sentarse a dialogar. Ciudadanos ha demostrado que es capaz de sentarse a hablar con todos. Si no podemos llegar a acuerdos y se repiten las elecciones, que nos echen a gorrazos.

—¿En ese ánimo negociador incluye a todos los partidos?

—Yo sí, aunque marcamos unas líneas rojas. Y si me preguntas por Podemos, aunque no nos pongamos de acuerdo en un programa de gobierno, sí que podemos acordar un programa sobre dependencia o educación, por ejemplo. Por eso, consideramos que es el tiempo de hablar y de pactar.