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«El presupuesto regional de 2018 no va a aumentar la presión fiscal»

Entrevista a Juan Alfonso Ruiz Molina, consejero de Hacienda y Administraciones de Públicas

Juan Alfonso Ruiz Molina, en la sede de la Consejería de Hacienda Fotos: Álvaro Ruiz

A. G.

Este año es el de los números por triplicado para el consejero de Hacienda, que ha tenido que «cocinar» tres presupuestos en un solo ejercicio. Y también el de sofocones insospechados con el primer rechazo a las cuentas de este año. Ahora espera finalizar el año con mejores noticias y los presupuestos de 2018 ya aprobados, aunque ahora empieza el debate.

Aunque ya estamos con la tramitación del presupuesto de 2018, ¿dígame antes qué es lo que pasó y qué supuso el rechazo inicial del de 2017? ¿Ha podido tener alguna consecuencia negativa?

No tengo palabras para definir el sentimiento que tuve en el momento del rechazo inicial que se produjo al presupuesto de 2017, además sin haber dado ninguna señal de preaviso. Primero fue una sorpresa y luego una decepción, porque creo que es importante que la gente sepa la importancia que tiene tener aprobados los presupuestos en fecha y que entren en vigor el 1 de enero para que a los gestores les dé tiempo a ejecutarlo a lo largo de doce meses. Por lo tanto, lógicamente sí que tiene perjuicios que hayamos aprobado un presupuesto tan tarde porque no podemos trabajar en cuatro meses de la misma manera que en doce.

¿Imagino que ahora eso (que Podemos vote en contra) ni se le pasa por la cabeza?

No. Eso ya sería el colmo.

¿Cuáles son los tiempos previstos para la aprobación?

La semana que viene empiezan las comparecencias de los consejeros para explicar los presupuestos en comisión. Luego si algún grupo político presenta enmienda a la totalidad, como es rutina, se debatiría el día 16 y si se rechaza, como creo, posteriormente se pasará a la confección del dictamen en comisión y en el pleno del 21 y 22 de diciembre se tiene que votar y quedar resuelto para que entre en vigor el 1 de enero. Y este será el tercer presupuesto que elaboro en el ejercicio 2017.

Por cierto, ¿qué aporta Podemos al presupuesto del próximo ejercicio?

Lo que más ha aportado Podemos es en el Plan de garantías y por ese motivo además tenemos una consejera que lo va a coordinar. Pero está de acuerdo en las líneas generales del presupuestos, que no son sino priorizar el gasto social. El presupuesto sigue siendo redistributivo, en tanto y cuanto está diseñado para ejecutarse en un contexto de crecimiento económico como se está viendo en la creación de empresas, en el volumen de exportaciones, el índice de confianza empresarial y sobre todo en la reducción de la tasa de paro. Por tanto, lo que queremos es que con la parte de riqueza que nos quedamos vía impuestos lo distribuyamos. En ese sentido, el presupuesto de 2018 es igual de redistributivo como lo fueron los de 2016 y 2017.

«Los 140 millones que pide la Universidad están en el presupuesto, y es el incremento más alto que cualquier tipo de gastos»

Se ha reconocido que hubo unos primeros contactos con el PP para intentar una aprobación conjunta ¿tan inaceptables eran las condiciones impuestas por el PP que fue imposible el acuerdo?

Sí. Además, esas condiciones se pueden cuantificar y eran 200 millones libres de polvo y paja que hubieran exigido recortes por ese importe. Lo que nos estaba proponiendo el Partido Popular para aprobar los presupuestos era continuar con la política de recortes que ello habían desarrollado en su legislatura, porque hay un especial empeño en homologar la tributación de esta comunidad autónoma a la de la Comunidad de Madrid cuando no tenemos nada que ver con ella. De hecho, somos muchas las comunidades las que criticamos que Madrid se pueda permitir determinados lujos fiscales por ser capital del Estado que no nos podemos permitir los demás. Pero también tengo que decir que había parte del PP de la región que sí hubiera aceptado, porque yo me ofrecí a negociar cuál podría ser un valor intermedio. Es verdad que luego llegaron directrices desde Madrid que tiraron por tierra cualquier avance que pudiéramos haber conseguido en ese sentido.

Si me tuviera que vender las bondades del proyecto de presupuesto para 2018, ¿cuáles destacaría?

Está basado en tres puntos fundamentales: recuperar el estado del bienestar (sanidad, educación y servicios sociales para garantizar la igualdad de acceso a los servicios públicos fundamentales), en los planes de empleo, que también tiene que ver con el gasto social, y a la vez esos dos pilares se complementan con el Plan de Garantías, que entra en marcha para dignificar la situación de aquellas personas que lo están pasando peor. Por tanto, es un presupuesto redistributivo priorizando el gasto social, ya que destina el 70 por ciento del gasto financiero a esos servicios. Pero además, como queremos seguir generado riqueza para así poder recaudar más impuestos, hay otra parte que incentiva todo lo que es la inversión empresarial. El empleo lo deben crear los empresarios, pero tenemos que ayudar para que inviertan en esta región. Y algo dice que la cosa va bien cuando se han constituido 6.000 empresas en lo que va de legislatura y hay grandes proyectos que deciden ampliar y se vienen a esta región fundamentalmente porque el clima social es bueno y se confía en la política económica y presupuestaria del presidente García-Page. Yo nunca diré que sea el causante del crecimiento económico, pero sin duda es un colaborador necesario y activo para que esas tasas de crecimiento que vaticinan diferentes estudios se produzcan. Todo eso además lo hacemos compatible con algo muy importante como es el compromiso con los agentes sociales de no incrementar la presión fiscal. Y en este sentido el presupuesto de 2018, como el de 2017, no altera ninguna figura tributaria, es decir, no se aumenta la presión fiscal.

Eso es lo que los empresarios han destacado en la reciente presentación de los presupuestos que les ha hecho, ¿supongo que eso le agrada?

Sí, pero además eso lo estamos haciendo compatible con un esfuerzo adicional de reducción del déficit porque la ley nos obliga a pasar de un déficit del 0,6 de producto interior bruto regional al 0,4, y creo que el presupuesto está diseñado para que lo podamos cumplir sin perjuicio de las comillas que pudiera hacer la Intervención General en los ajustes de contabilidad nacional. Además hay un aspecto importante del saneamiento de las finanzas y es la rapidez con la que estamos pagando. Eran siete días en el mes de agosto y lo hemos reducido a seis días, algo que podemos decir aunque el dato aún no es oficial por parte de la Intervención.

Y el capítulo de ingresos, ¿cómo lo ha planteado su consejería?

Hay dos partes en los ingresos, una la que nos viene dada de la administración del Estado, que son las entregas a cuenta y la liquidación de ejercicios anteriores, pero por otro lado lo que estamos haciendo es ajustar a la realidad los ingresos propios. Yo ya critiqué en su día que los ingresos propios estaban inflados. Los he ido ajustando, aunque creo que los debo ajustar aún más para que sean una imagen de la realidad de lo que esperamos recaudar, que esperamos que sea más. Yeso porque determinados impuestos están correlacionados con el ciclo económico, como es el impuesto de transmisiones, así que si la economía va bien transmisiones irá bien. En el caso del impuesto de sucesiones no podemos en ningún caso alterar la recaudación porque no depende por ahora del ciclo económico.

«No creo que tenga tanta trascendencia el incumplimiento del déficit,porque no estamos intervenido»

Me imagino que cada colectivo reclamará lo suyo. Por ejemplo, la Universidad dice que la Junta no atiende sus necesidades presupuestarias.

La verdad es que no hay nadie que se nutra del presupuesto que haya dicho al consejero de Hacienda que tiene los recursos suficientes. En todos los miembro del Consejo de Gobierno, y con ellos tengo reuniones permanentes para redistribuir, aparece la palabra insuficiente. En el caso de la financiación de la Universidad hay que decir que ellos hicieron bandera de una cifra que consideraban imprescindible, que es la de 140 millones de euros. Pues esa cantidad es la que figura en el presupuesto de 2018. Por lo tanto, esa perplejidad que ha suscitado esa cuantía en el presupuesto de la Universidad no la entiendo. Además, si comparamos esos 140 millones con los 120 del año 2015 les hemos incrementado solo la nominativa en un 16,6 por ciento, que es el porcentaje de crecimiento más alto de cualquier tipo de gasto que hemos tenido en cualquiera de los tres presupuestos que hemos elaborado. También hay que poner en valor que los créditos para la investigación en 2018 se incrementan en un 27 por ciento respecto a 2017. En cualquier caso, dijimos a la Universidad que había que negociar un contrato programa y si resulta que tiene que ser una cantidad mayor a los 140 millones ya nos pondremos de acuerdo.

De sus palabras hasta ahora podría deducirse que la crisis, afortunadamente, se aleja. ¿Es esto así?

En estos momentos se está hablando de unas tasas de crecimiento muy positivas del 3 por ciento. También hay nubarrones y se habla de una desaceleración de la economía para los próximos ejercicios, pero tengo que decir que por lo que sentimos, y los empresarios también me lo han transmitido, hay un hecho indudable y es que la economía regional va muy bien. No sé lo que durará, porque no somos magos para predecir el futuro y más con estas incertidumbres, pero creo que a corto y medio plazo seguiremos todavía beneficiándonos de tasas de crecimiento importantes, algo que tenemos que aprovechar para reconstruir aquello que durante la crisis parece ser que se utilizó para destruir.

En estos tiempos de control financiero, la pregunta clave en cualquier autonomía es la de si va a ser capaz de cumplir con el objetivo de déficit. Hace poco el Ministerio de Hacienda dijo que Castilla-La Mancha no lo cumplió en 2016 y que, por ello, debe presentar un plan económico-financiero en el plazo de un mes. ¿Ese plan está ya elaborado? ¿Está de acuerdo con esta decisión del Ministerio?

Estamos elaborando ese plan pero para una vigencia de un mes. Es un poco absurdo todo esto. Todos los años están cambiando las cifras ya pasadas. En todo caso, creo que la cifra buena fue la que se dio en marzo y que se comunica a las autoridades monetarias. Por eso el ministro hizo una rueda de prensa en la que dijo qué comunidades cumplían y cuáles no. A partir de ese momento, la Intervención General del Estado fue haciendo los ajustes de contabilidad nacional, para lo cual utiliza determinados criterios que en algunos casos son cambiantes respecto a la información que se dio a 31 de marzo. Como resultados de esos ajustes, en este caso negativos, Castilla-La Mancha pasó de un déficit dentro del cumplimiento del objetivo a no estarlo. Parece que va de suyo que tengamos que hacer ese plan que tendrá una vigencia de un mes y que no sé si me lo van a aprobar. De cualquier forma, no creo que tenga tanta trascendencia, porque no estamos intervenidos, el ciudadano no va a notar nada y además ese plan económico y financiero es similar al plan de ajuste que mandamos continuamente al Ministerio de Hacienda porque queremos acogernos al Fondo de Liquidez Autonómica. De hecho, este año lo hemos hecho con carácter voluntario porque nos daba unas condiciones financieras mejores que las que pudiéramos obtener en el mercado.

«Para Castilla-La Mancha es importante que se tenga en cuenta la diferencia de coste en la prestación de servicios»

¿Pero se puede decir que el nivel de endeudamiento de Castilla-La Mancha es asumible, o hay que estar preocupados?

— El nivel de deuda global que tenemos es preocupante. Llega hasta los 14.000 millones de euros, y es preocupante porque es una espada de Damocles que tenemos si suben los tipos de interés. Somos una de las comunidades autónomas con un volumen mayor de endeudamiento per capita. Eso es un hecho irrefutable.

Y esa situación, ¿cómo se está controlando?

Lo cierto es que hemos reducido esa deuda, que es lo importante. En un solo ejercicio, de 2015 a 2016, se ha reducido en un 50 por ciento el déficit presupuestario, pasando de 600 millones a 300. Ese esfuerzo realizado es con lo que nos tenemos que quedar. Y al mismo tiempo estamos reconstruyendo el estado del bienestar y a la vez posibilitando que los empresarios inviertan en esta región.

¿Cree que el actual sistema de financiación autonómica es el adecuado? ¿Cambiaría algo?

En primer lugar, hay que reconocer que el modelo ha fallado para las épocas de crisis y por lo tanto habrá que ver de qué manera ese endeudamiento de las comunidades autónomas en muchos casos es consecuencia de esa infrafinanciación que tuvimos en los años de crisis, teniendo en cuenta que los gastos que financiamos nosotros son inelásticos, es decir, que no es que sean menores en las crisis económicas, sino todo lo contrario. Seguimos dando educación, la gente se sigue poniendo enferma y en los servicios sociales se gasta más dinero por las situaciones de exclusión. Además, hubo una caída brutal de ingresos mientras que el gasto se ha mantenido. También abogo por que se cumpla el principio de suficiencia para hacer frente a las competencias que tenemos que prestar en función del Estatuto y de la Constitución. Hay otro principio que se debe respetar, el de equidad vertical, para que haya un reparto justo y equitativo de los recursos entre el Estado y las comunidades autónomas en base a las competencias que venimos prestando cada uno. Lo digo porque yo me he manifestado en contra del reparto del déficit que hace el Estado, que es juez y parte porque también tiene que reducir su déficit, pero en cambio nos lo impone y además nos hace a las comunidades autónomas tener un sacrificio de reducción de déficit muy superior se exige a sí mismo. Es necesario también una modificación del sistema tributario que debería ser paralelo al sistema de financiación, con el objetivo de que se pague en función de la capacidad económica que se tiene. Yeso para que los impuestos no recaigan exclusivamente en las rentas del trabajo, como ocurre, sino también en las rentas del capital. Por otra parte, es importante desde el punto de vista de la financiación de Castilla-La Mancha que se tengan en cuenta las diferencias de coste en la prestación de los servicios públicos fundamentales, en el sentido de que aquí cuesta más por la dispersión en la superficie. Hay que valorar el coste de prestación de este servicio teniendo en cuenta variables socio-geográficas. Por otra parte, queremos introducir variables que midan el despoblamiento que estamos sufriendo en determinadas comunidades autónomas, ya que las personas que viven en zonas despobladas tienen el mismo derecho a acceder a los servicios públicos fundamentales que los que viven en grandes poblaciones o capitales.

Y dicho todo eso ¿España roba o ha robado a Cataluña?

Aquí hay un error, porque se piensa que los impuestos son de los territorios y no es así, porque los pagan las personas. Por lo tanto, nadie puede pensar que los ingresos que tiene Cataluña le corresponde a la comunidad autónoma. Además, en el modelo de financiación hay un principio fundamental que es el de solidaridad, por el que todos debemos contribuir al sostenimiento de las cargas públicas de acuerdo con nuestra capacidad económica. Asimismo, el sistema de financiación tiene que buscar el equilibrio interterritorial para que alcancemos todos las mismas tasas de crecimiento económico. Y en este sentido tengo que decir que ha habido muchas inversiones que se han hecho en Cataluña con el dinero del resto de contribuyentes de España. Por lo tanto, estoy absolutamente en contra de las balanzas fiscales y desde luego decir que España está robando a alguna comunidad autónoma es del todo incierto. De hecho, Cataluña se está beneficiando de las mismas ventajas y mecanismos del sistema de financiación que el resto de comunidades autónomas.

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