Julio Bravo: «No he visto comunión igual a la de Almagro entre sus vecinos y el teatro»

¿Cómo recibe esta distinción que le hace el Festival de Almagro?

Estoy muy honrado y feliz, especialmente por recibirlo junto a mi compañera Rosana Torres, que es una referencia de los que nos dedicamos esto. Es una alegría grande.

Usted cubre todos los festivales de teatro de España y de fuera de nuestras fronteras. ¿Qué diferencia a Almagro de otros festivales?

Aparte de todo lo que se presenta en la programación, que son normalmente tesoros del teatro clásico, que es piedra fundamental del festival, y ese corral de comedias que no tiene comparación, a mí me gusta la conexión que hay con el pueblo de Almagro, con los vecinos. El pueblo de Almagro respira teatro durante el festival, es una comunión que yo no he visto en otros lugares. Me impresiona cómo acogen en Almagro a la gente del teatro que durante mes o mes y medio que dura el festival viven allí; se vuelcan con los actores, con los visitantes...se sienten tan orgullosos de su festival que lo toman como propio. Y eso se nota. Tú vas a la plaza alrededor de las ocho y ya hay bullicio, ya se respira ese ambiente de teatro en las calles.

Se refiere Julio Bravo a la plaza mayor, centro histórico de la villa de Almagro y punto neurálgico de la vida social, económica y cultural de los habitantes y visitantes de la ciudad, y que es utilizado como espacio escénico desde la segunda edición del Festival, en 1979.

Con independencia de las dos últimas ediciones, que se celebran con las limitaciones propias de la pandemia. ¿Cuál ha sido para usted la época más floreciente del Festival de Almagro?

Cuando en 1985 Adolfo Marsillach creó la Compañía Nacional de Teatro Clásico le dio un impulso grande porque, de alguna manera, le dio su razón de ser. Cadadirector ha aportado al Festival sus ideas y su personalidad.Luego, Natalia Menéndez volvió a darle otro impulso, que ahora Ignacio García continúa. Natalia desplegó unas actividades que le dieron sentido, todo tenía un argumento, un peso en las producciones, un entroncamiento con el teatro que se hace ahora, la revisión que los creadores actuales hacen del teatro clásico y lo hacen suyo de alguna manera. Y ahora Nacho sigue esa estela dándole además una vertiente internacional potenciando la llegada de compañías de otros países.

¿Destacaría alguna obra que le haya dejado huella?

¡Ha habido tantas!..Pero recuerdo la primera obra que vi de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ‘La estrella de Sevilla’, una de las tragedias referenciales de nuestro teatro del Siglo de Oro, que dirigió Miguel Narros en 1998. Ese primer encuentro con el festival de Almagro sigue estando muy presente en mí, aunque debo decir que todas las obras que se presentan suelen tener mucha calidad.

Además de periodista, usted es dramaturgo, y autor de piezas como ‘Adio del passato’, que tanto éxito tuvo cuando se representó en la Posada de las Pulgas en Madrid. ¿Tiene algún proyecto en ciernes como autor?

Esa faceta mía, desgraciadamente, la tengo aparcada. Ahora estoy centrado en el periodismo, donde bastante trabajo hay; bien lo sabe usted.

¿Qué papel tiene la prensa en la difusión del teatro, hace suficiente para que el público se anime a acudir?

Nunca es demasiado; además, la prensa tenía antes una participación mucho más activas en los festivales. De todos modos, los profesionales trabajamos en la medida de lo posible por que se conozca ese gran patrimonio cultural que representa Almagro. Somos un altavoz y creo que es importante que sigamos comprometidos con el teatro y la cultura, y Almagro es una parte básica. Ahora, la información cultural se resiente en favor de la política y la economía.