Javier Aranda, nueva estrella Michelín, recuerda el «humilde barecito» de su abuelo en Villacañas

Él lo atribuye al «trabajo constante», a su proyecto y su equipo, formado por veinte personas. « En Retama hacemos un recetario reinventado castellano-manchego , todo muy vinculado a la cocina, el producto y las costumbres manchegas, pero también a las técnicas». Son platos que llevan el mismo nombre de antaño: duelos y quebrantos, sopas de ajo, gazpachos manchegos... , y que componen las catas de este proyecto culinario a las que Javier Aranda aplica ese «punto diferenciador» que caracteriza a las cocinas vanguardistas.

Pese a trabajar lejos, Aranda mantiene un estrecho contacto con su pueblo toledano, Villacañas , adonde vuelve con frecuencia, así como a Toledo capital, en cuya Escuela de Hostelería estudió antes de iniciar su carrera profesional. A llí coincidió con el otro cocinero galardonado, Iván Cerdeño: «estudiamos juntos y somos grandes amigos», dice.

Aranda es la tercera generación de hosteleros. Recuerda con cariño el «humilde barecito» que su abuelo tenía en Villacañas, y que luego regentó su madre, el bar «El Puente», un pequeño paraíso infantil donde «hacíamos lo que queríamos, comíamos lo que queríamos , y encima siempre había dinero a disposición», explica divertido. Su sugerencia de menú navideño es sencilla: «La mejor receta es la de estar en familia y disfrutar todos juntos la Navidad».