Hazte premium Hazte premium

Gracias a la residencia social asistida San José

Es lo menos que puedo decir después de ver el trabajo que se desarrolla en este complejo en pro de las personas dependientes

JULIÁN MARTÍN GARRIDO

Me siento muy agradecido a la residencia social asistida «San José». Es lo menos que puedo decir después de ver el trabajo que se desarrolla en este complejo en pro de las personas dependientes, aquellas que por diversos motivos, entre ellos el paso de los años, han hecho que necesiten de un centro ejemplar como éste, ubicado en las cercanías del barrio toledano de Azucaica desde hace años.

Mi agradecimiento, en primera persona, lo dirijo a los trabajadores (servicio de limpieza, auxiliares, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeras médicos y gerente). Pero también a los responsables de la Diputación de Toledo, entidad a la que pertenece la residencia y, en especial, a su presidente, ya que ha tenido la sensibilidad suficiente para dedicar los recursos necesarios a los cientos de residentes que allí se encuentran; en definitiva, a las personas que lo necesitan.

Muchos de los usuarios que allí viven, procedentes de todos los puntos de la provincia de Toledo, se encuentran atendidos como merece un ser humano. Es lo mínimo que se puede pedir a una sociedad civil y civilizada: devolver a una persona todo lo que ésta ha dado por la sociedad durante su vida activa.

Cuando tengo la oportunidad de visitar a mi hermano mayor, Leopoldo, y recibir de él más cariño que todo el que puedo darle yo, veo allí muchas caras conocidas, convecinos míos y paisanos que un día fueron panaderos, carpinteros, herreros..., incluso ciclistas. Y se les ve con rostros de encontrarse bien, a pesar de sus condiciones y deterioro personal al que estamos condenados todos.

El Papa Francisco dijo un día que «el verdadero amor es concreto, se centra en los hechos y no en las palabras; en dar y no en la búsqueda de beneficios». Nada más que añadir. Una sociedad que no cuida a sus mayores, a sus enfermos o a sus dependientes de una u otra condición no se puede llamar sociedad.

Espero que esta sencilla reflexión sirva de humilde estímulo a todos los que hacen posible que este centro recupere su esencia, que mejore y progrese en sus servicios, que cuide a su personal... en definitiva, que el humanismo que desprende siga siendo referente en el servicio asistencial toledano, porque no es caridad, es de justicia.

Gracias, en mayúsculas.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación