Crimen del ácido en Illescas: un jurado declara a «Soji» culpable del homicidio tras acordar su condena de 13 años

A pesar de tener el acuerdo cerrado, el juicio se ha celebrado ya que la pena es superior a 6 años de prisión . Y después de una vista oral exprés, en la que las partes han renunciado al resto de la prolija prueba tras el testimonio de los tres procesados, el jurado ha declarado culpable de homicidio a Antonio Alfonso Diéguez, «Soji», que había reconocido los hechos sucintamente.

Acabó con la vida de su amigo y exsocio Cándido Español López el 4 de septiembre de 2015 en un chalé de la urbanización Los Pradillos, en Illescas ( Toledo ), donde estaban los otros dos procesados: la esposa de «Soji», Patricia García Fernández, y otro amigo, Daniel Jiménez Moya. Allí Antonio citó a «Candi», de 38 años, para hablar de una deuda de droga cercana a los 65.000 euros y, durante una discusión, le descerrajó tres disparos.

Pero «Soji» no tuvo en cuenta los 18 años de amistad que les unió hasta ese día, según ha contado al jurado, ya que decidió ocultar el cuerpo de Cándido enterrándolo primero en el jardín de la casa, en el número 17 de la calle Toledo. Más tarde diluyó el cadáver en un barril con una mezcla corrosiva compuesta de ácido, sosa cáustica y amoníaco, que luego arrojó por varios caminos de tierra. Ese cóctel destruyó el esqueleto de Cándido , del que no se encontró nada -apenas un hueso según la Policía Nacional- después de que «Soji» fuera detenido casi dos años más tarde del crimen y contara su versión.

La Operación «Breaking Bad» resolvió un enigmático homicidio, en el que la esposa de «Soji» y Daniel Jiménez Moya van a ser condenados por encubrimiento. Sin embargo, ella no tendrá ninguna pena al estar exenta de responsabilidad criminal por ser la esposa del acusado, mientras que el amigo va a ser castigado con 6 meses de prisión, que no cumplirá si no delinque en los dos próximos años.

Pero a «Soji» se le ha procesado por homicidio y no por asesinato , ¿por qué? Según el Ministerio Público , no se ha podido constatar que ocurriera alguna de las circunstancias agravantes: ni hubo alevosía ni precio, recompensa o promesa. «Cándido pudo haber evitado ese ataque, por lo que se excluye el asesinato, la alevosía», ha afirmado al tribunal el fiscal Juan Luis Ortega. Y, al no hallarse restos del finado, tampoco se ha podido corroborar que hubiera ensañamiento, es decir, que se aumentara deliberada e inhumanamente el dolor de Cándido.

Sin embargo, en el turno de la última palabra, el reo no ha querido añadir nada. Su abogado, Carlos Sánchez Peribáñez, ya lo había manifestado por él delante del jurado: «Antonio, desde el mismo instante que pisó la comisaría, facilitó todo tipo de detalles. Y [ante los jueces de instrucción] reconoció los hechos. Eso es un perdón real, eso sí es un arrepentimiento». «Y también ha aceptado la indemnización. Y eso sí es arrepentimiento. Por eso se le debe aplicar la atenuante de confesión», ha razonado el letrado.

Lo ha dicho en la sala después de haber coincidido con numerosos miembros del jurado desayunando en el mismo bar. Ha sido durante un receso tras la declaración de los tres acusados, que han tenido que escuchar luego la detallada explicación del magistrado-presidente del tribunal, Rafael Cáncer, sobre el funcionamiento de un jurado popular, aunque ya había una pena acordada si el veredicto era de culpabilidad .

Con todo, el juicio se ha alargado seis horas, más de lo esperado por varios funcionarios de la Audiencia de Toledo, donde el hijo de Cándido, de 12 años, ha estado desde primera hora de la mañana. Ha ido acompañado de un familiar, una mujer, pero al menor prácticamente nadie lo ha visto. Un guardia civil se ha preocupado de que el chaval pasara desapercibido y lo ha alejado de la sala noble, donde «Soji» ha sido declarado culpable del homicidio de su padre sobre las tres y media de la tarde. Antonio ha vuelto luego a prisión, donde ya ha cumplido dos años y medio de su condena pactada.