El casco histórico de Toledo: pasado, presente y futuro

Sin embargo, el paisaje del casco histórico de Toledo ha variado mucho de unos años a esta parte. Algunos de esos antiguos locales echaron el cierre y han dado paso a un gran número de nuevos negocios, gran parte de ellos franquicias de multinacionales que se han instalado en las calles y plazas del centro de la capital toledana. Pero, desde hace un lustro, también han abierto en Toledo nuevos espacios de ocio y reflexión, que se están convirtiendo en un foco de atracción para los vecinos y visitantes de la ciudad.

Esos cambios son de los que se hace eco el libro Casco Histórico de Toledo. Construir la convivencia (Editorial: Toletum revolutum) , en el que una serie de vecinos analizan su barrio desde diferentes ópticas. Son ocho los autores —cuatro hombres y cuatro mujeres—. Cada uno de ellos, en función de su profesión —entre ellos, tres arquitectos, una trabajadora social, una socióloga, una geógrafa, un arqueólogo y un editor—, desmenuzan a lo largo de siete capítulos las principales cuestiones que afectan a la ciudad.

«El libro es realmente una herramienta para hacer política, pero política de la buena; es decir, para solucionar los problemas de la gente», explica a ABC el editor del libro, Javier Manzano. Con este objetivo se juntaron un grupo de amigos del casco histórico de Toledo, de diferentes ámbitos profesionales, para empezar a trabajar en los temas que entendían más importantes de este barrio, y de los que además no se había escrito nada en un libro.

Sobre el casco histórico de Toledo se han escrito muchos libros acerca de su arte, su cultura, su historia y otros temas que tienen que ver con su pasado. Pero no sobre los temas que preocupan a los residentes, es decir, sobre el presente y el futuro cercano de este barrio. Y, con la expectativa de aportar algo nuevo y dar voz a los vecinos, los autores se lanzaron a la aventura de realizar un estudio general.

«Pese a hablar de los temas que preocupan a los vecinos del casco, es un libro muy optimista , ya que a cada problema o a cada análisis aporta una esperanza o una solución», apunta el editor del libro. «Esto es algo que se echaba de menos: salir del discurso derrotista y de la queja fácil en la que caemos muchos de los que vivimos en el barrio —recuerda—; siempre nos quejamos de que hay muchos coches y turistas, pero es necesario encauzar esas críticas a algo constructivo».

Sin embargo, Manzano cree que esa actitud está cambiando, ya que cada vez hay más base social y masa crítica en el casco histórico que se está juntando con el fin de desarrollar actividades sociales y culturales, y plantear propuestas para mejorar la vida en el barrio, «aunque al final siga siendo necesario tener aliados en las instituciones para poder llevarlas a cabo», afirma. De hecho, quien ha escrito el prólogo del libro es Javier Mateo, presidente del Consejo de Participación del Casco Histórico y portavoz de Ganemos en Toledo.

En el capítulo que escribe Javier Manzano sobre las redes comunitarias, llama la atención sobre la creación de espacios tanto públicos como privados y grupos de vecinos que se juntan en ellos para llevar a cabo numerosos actos. Entre ellos, cita los casos de Urbana 6, Matadero Lab, El Internacional y otra serie de lugares que sirven de reunión y de escenario para esas actividades culturales y sociales.

En esas reuniones, uno de los temas más presentes siempre es el de la vivienda , el cual aborda el arquitecto y urbanista Tomás Marín en su capítulo «Población y Vivienda en el Casco Histórico de Toledo». En él, el autor hace un análisis concienzudo, manzana por manzana e inmueble por inmueble, del parque de viviendas de este barrio.

La conclusión del estudio de Tomás Marín es que en el casco histórico hay 1.600 viviendas vacías , basándose en los datos objetivos recogidos del padrón de la ciudad de Toledo y del catastro. Pero un dato más relevante aún es que, de ese número, unas 900 están en buen estado y nadie vive en ellas. De este modo, una propuesta que se hace al final del capítulo es que el Ayuntamiento podría hablar con los propietarios para que esos pisos se pongan en alquiler y que sea la Administración local la que se encargue de garantizar su buen estado y el cobro al dueño de la casa.

Otro de los temas recurrentes son los apartamentos turísticos, que se recoge en otro capítulo del libro. Este fenómeno se viene dando en el casco histórico de Toledo desde hace pocos años y cada vez son más las viviendas de este tipo. Así, hace dos años había 500 pisos en alquiler, de los cuales 100 eran para alquiler residencial y el resto para uso turístico, pero ahora hay un traslado masivo de los primeros a los segundos. Es decir, son cerca de 500 las viviendas de uso turístico en el barrio.

De este modo, según el análisis de la autora del capítulo «Turistificación o vida de barrio», la geógrafa Marta Camarena, basándose en los datos de 1 de junio del portal de alquiler de viviendas Airbnb, Toledo cuenta con 490 casas destinadas a uso turístico , de las cuales 411 son viviendas completas; esto es, el 84% de la oferta y el 16% restante son habitaciones en alquiler, es decir, un total de 79.

En esa búsqueda de armonía entre visitantes y vecinos, la reflexión de Javier Manzano pasa por lo siguiente: «Hay que hacer de Toledo no sólo un escenario, es decir, un lugar maravilloso para visitar, sino también un lugar maravilloso para vivir».