Suscribete a
ABC Premium

ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lámpara de madrugada

La poeta Serena Millares ha recorrido un largo camino para saber cantar en otro registro la soledad y el sentido de ser

Selena Millares

Rafael Morales

Ha escrito un libro complejo y lleno de matices Selena Millares en su diálogo con la realidad. Desde las canciones de amor, sutiles y exquisitas, hasta las múltiples faces de la piedad y la denuncia, también de atención a las muertes grandes y pequeñas de ... cada día (esos 'Ángeles diminutos' a los que dedica un emocionante poema), junto a canciones de cuna, entre tantos motivos, al hilo del verso libre. Y así la conmiseración (reivindicación contra el olvido) con el desamparo de niños o emigrantes, soldados en un campo de concentración o víctimas contemporáneas de guerras, exilios, tan centrales como los próximos vecinos de una calle (atención al espléndido 'El Loco'). Y junto a ellos el alivio del vino que nos distrae de la muerte tanto como «la página blanca/para alentar la noche» o el violín callejero que hace olvidar lo cotidiano. Dulces fugas o placebos, escrituras que exorcizan y conjuran, amparan. O el amor en su paz y equilibrio del poema 'Alba', tan atractivo como el 'Insomnio' de Gerardo Diego y el 'Mientras tú duermes' de Claudio Rodríguez, de los que no desmerece, ni mucho menos, en la contemplación del amado. El amor que brilla de fondo siempre («que en el tiempo breve de las cerezas, amor,/ ahora es siempre y también todavía»), y no solo. Las cinco secciones del libro van formulando así un sinfín de registros, con una identidad a la que nunca falta, donde caben muchas cosas y que la mirada amiga atiende y multiplica. Ha recorrido un largo camino la madurez de la poeta canaria para saber cantar en otro registro la soledad y el sentido de ser, cuando el peso de vivir reflexiona (desde 'La memoria' al fatum de otro sucinto y exquisito poema, 'Arena', por ejemplo), hasta la mirada que contempla el sueño arcangélico de un niño dormido. Proliferan estos ángeles (así los denomina y muchos hay en el libro), entre marinos y desamparados. Y a su lado la propia memoria (la infancia pesa y brota en el estupendo 'Siesta'), identidad intelectual y moral, que hablan de la sazón de la artista. Si a todo ello sumamos los fotopoemas en tiempos de apetecibles aventuras en ese sentido, tendremos mucho del espíritu y cartografía del libro. Y con él, otras veredas distintas, más personales, desde lo elegíaco.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia