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Enrique Sánchez Lubián

«Tras de trotera, santera», otra de Urabayen

Publicada en 1932, ahora está de nuevo alcance de los lectores gracias a la colección «Biblioteca del Rescate» de la editorial sevillana Renacimiento.

Mitin de Manuel Azaña en el Teatro de Rojas de Toledo durante la campaña electoral de febrero de 1936, en la mesa presidencial se encuentra Félix Urabayen (Foto Rodríguez. AHPT)

Por ENRIQUE SÁNCHEZ LUBiÁN

A cuentagotas, las obras de Urabayen van llegando a las librerías. La última de ellas es «Tras de trotera, santera», publicada en 1932, y que ahora está de nuevo alcance de los lectores gracias a la colección «Biblioteca del Rescate» de la editorial sevillana Renacimiento . Las páginas de esta reedición cuentan con un prólogo del escritor y periodista toledano Isabelo Herreros . La obra, dedicada en su día a Manuel Azaña, amigo de Urabayen , es una alegoría sobre la ilusión que la sociedad española tuvo con la llegada de la II República.

Acorde con la estela simbolista que Urabayen traza en sus novelas toledanas –«Toledo Piedad», «Toledo la Despojada» y «Don Amor volvió a Toledo» - en las páginas de «Tras de trotera, santera» , el escritor también vuelve a plantearnos una metáfora protagonizada por una mujer: doña Juana. Se trata de una señora hacendada, que en su juventud fue meretriz, y que vive holgadamente en Madrid haciendo fortuna con la especulación urbanística siguiendo los consejos de un sacerdote. Un día, ella hace traer a su lado a Juan Pablo , hijo no recocido que vivía con unos familiares en una aldea de los valles navarros. Con su llegada a Madrid, el joven comienza a relacionarse con los ambientes laicos y regeneracionistas al amparo de la Institución Libre de Enseñanza. Y aquí, Urabayen presenta la dicotomía entre las dos «españas» machadianas.

Frecuentando los salones del Ateneo y del Círculo de Bellas Artes, Juan Pablo se compromete políticamente con quienes apuestan por derrocar a Alfonso XIII y se implica en la sublevación de Jaca protagonizada por los capitales Galán y García Hernández. Así nos vamos aproximando a la fecha del 14 de abril de 1931, día en que tras la celebración de unas elecciones municipales es proclamada la II República. Urabayen hace un emotivo y elogioso relato de esa histórica jornada en las calles de Madrid, haciéndolo coincidir con el fallecimiento de doña Juana, quien antes de morir ha testado a favor del sacerdote la custodia de toda su fortuna.

Portada original de "Tras de trotera, santera» dibujada por Enrique Vera en 1932

Considerada como la más galdosiana de las novelas de Urabayen, en sus páginas no faltan referencias «dolorosas» a la ciudad de Toledo. Una vez más el escritor navarro saca a relucir el expolio de obras de arte que por aquel tiempo sufría la capital castellana.

Casado con la hija de los propietarios del Hotel Castilla , el más lujoso y aparente que abría sus puertas en la ciudad de Toledo, Urabayen fue testigo privilegiado para ver como en sus salones se ejercía el chamarileo más descarado con piezas de arte procedentes de iglesias, capillas y conventos de clausura, incluyendo el tráfico ilegal de cuadros del Greco. Esa fue una de las grandes heridas por las que supuraba la pasión toledanista de don Félix y en «Tras de trotera, santera » no podía dejar pasar la ocasión de denunciarlo otra vez más.

El libro que comentamos se acompaña de un extenso prólogo de Isabelo Herreros , uno de los grades especialistas en la vida y obra de Urabayen , así como en el entorno republicano en que el escritor navarro se movió. Sus líneas, además de un pormenorizado repaso a su producción literaria, contribuyen a poner en su lugar la implicación política que don Félix tuvo con el republicanismo, circunstancia que algunos de sus biógrafos y estudiosos han querido minimizar y reducirlo a aspecto casi anecdótico. Una vez más se recuerda, y se abunda en datos, sobre su detención y encarcelamiento al finalizar la guerra civil y sobre como su novela «Don Amor volvió a Toledo» fue utilizada como prueba de cargo contra él por sus críticas al ejército y la iglesia.

Cubierta de la reedición publicada por Renacimiento

La versión original de «Tras de trotera, santera» fue impresa en 1932 en los talleres toledanos de la Asociación para Huérfanos de Infantería, siendo la única de sus obras editadas en su día en la capital castellana. Su portada iba ilustrada con un dibujo del pintor Enrique Vera. Esta reedición, de la que Isabelo Herreros tiene buena parte de responsabilidad, se presenta como el número treinta y dos de la «Biblioteca del Rescate» en la que Renacimiento ha incluido, hasta ahora títulos firmados por autores tan significativos y relegados del primer tercio del siglo XX español como Ciro Bayo, Corpus Bargas, Felipe Trigo, Ciges Aparicio o Ernestina de Champourcin.

Con la reedición de esta novela, los lectores de U rabayen estamos de enhorabuena. En apenas dos años han llegado hasta las librerías «Toledo la Despojada», «Estampas del camino», «Don Amor volvió a Toledo» y «Tras de trotera, santera» . Si durante años acceder a la obra del escritor navarro, en especial la relacionada con la actual capital de Castilla-La Mancha, era una labor compleja debido a que buena parte de ella solamente podía localizarse en librerías de lance u ocasión, ahora ya no quedan excusas para disfrutar de su deliciosa prosa, su perspicaz sentido crítico y conocer mejor a este singular escritor del que tanto se habla, sobre todo en Toledo , pero que se ha leído poco. Ojalá la racha siga y pronto veamos salir de imprenta alguna otra de sus novelas.

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