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ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Toledo en los Diarios

Souvirón, la ciudad y la alegría del orden

Plaza de Zocodover en 1952. Fotografía de Erika Groth-Schmachtenberger. TOLEDO OLVIDADO

POR HILARIO BARRERO

Me llega, editado por el Centro Cultural de la Generación del 27 con el patrocinio de la Fundación Unicaja de Málaga, el Diario del poeta José María Souvirón , que viene acompañado de una carta de Javier La Beira , uno de los editores del libro; el otro es Daniel Ramos López. Para los que coleccionamos diarios y estamos interesados en ellos, este volumen no solo es un regalo inolvidable, sin o también un libro necesario para volver a vivir una época gris , turbia, decadente, que sirvió de transición a otra igual o peor. Hay en el Diario dos textos sobre Toledo.

En esta imagen aparece con Dámaso Alonso, Azorín y Rosales

El primero está fechado el domingo 17 de junio de 1956 , día que llega a la Ciudad Imperial acompañado de tres «americanas» que se entusiasman al recorrerla. Es un texto en parte anodino y en parte tópico, con un toque histórico literario. «La ciudad desde lejos, la curva del río, donde folgaba el rey Rodrigo con la fermosa Cava en la ribera. El río donde soñaba Garcilaso. Bajamos a tomar unos refrescos en Zocodover , visitamos el Alcázar. Yo hago de cicerone con una exaltación y una falta de cansancio que me impresionan».

Parada en una taberna

Es mucho más emotivo el texto que va a continuación en el que habla de Yuncos donde, antes de llegar a Esquivia s, hacen parada en una taberna. Elogia el vino y el jamón y a «unos tipos castellanos que parecen de Azorín». Se fija en los hijos del dueño que los atienden: «Una chica de veinte años, muy bella , y un mozo algo mayor… No cabe duda de que son bellos, y sirven con una elegancia entre lugareña y cosmopolita, con un arte ‘no aprendido’».

El segundo texto nos muestra la dualidad espiritual/militar del escritor con el binomio Catedral/Alcázar en el texto fechado el sábado 14 de junio de 1958: «Ayer, en Toledo. Visita el Alcázar… Paseo por la ciudad, un rato en la Catedral… Andamos, cuesta arriba, cuesta abajo, por la bella ciudad nocturna, sin guía, sin turismo. Faroles, esquinas, sombras, misterio, historia, evocación... Un día muy grato». No es que sea un texto antológico, nada que destacar. Es más bien un texto que le confirma a uno el porqué de su olvido como escritor. Me puse en contacto con Javier La Beira y me dio la buena noticia de que están trabajando en los otros Diarios aún inéditos . Me dicen que por ahora han encontrado otros dos textos toledanos.

En la exposición de Carlos V

El primero está fechado el 23 de noviembre de 1958 y cuenta su positiva impresión de la exposición «Carlos V y su ambiente» (que Souvirón titula erróneamente «Carlos V y su tiempo»). El texto es algo más que la entrada apresurada o rutinaria de un diario, es la crónica de una exposición que fue un hito en la historia de la ciudad . Por supuesto que se escribieron crónicas periodísticas, catálogos y se hicieron cientos de fotografías, pero el mensaje de Souvirón tiene la mirada de un escritor que con el tiempo ha madurado y se ha convertido en un documento social, literario y humano. «Una maravilla. Bellamente instalada en el Hospital de Santa Cruz reconstruido, esto es, readerezado. Es una de las exposiciones más completas, interesantes y hermosas que he visto en mi vida. El ámbito de las grandes naves cruzadas, su artesonado, la tribuna central bajo el cimborrio, el ordenamiento de cuadros, estatuas, armas, libros, esmaltes, copas, metales preciosos, joyas, todo hecho con mucha conciencia y maestría … Suena, en intensidad justa, todo el tiempo, música de tiempos del Emperador, trasmitida con discreción y agrado.

Exposición «Carlos V y su ambiente», que Souvirón visitó en Toledo en 1958

Muchas cosas importantes, obras de grandes artistas, retratos del emperador, su familia, grandes españoles de la época… Unas horas deliciosas». Del plano crítico pasa al plano familiar en donde nos enumera los amigos que lo acompañaron, el ataque de gota y el momento de soledad que aprovecha para rezar el rosario.

Con Rosales y Panero

Pedro Salvador, Luis Rosales, Leopoldo Panero , la mujer y los chicos de este, la mujer de Carlos Clavería. Almorzamos en el Monterrey , desde cuyo ventanal se ve un hermoso panorama y siendo inteligentes como son los compañeros de viaje, es gratísimo todo. Único inconveniente: me comenzó esta mañana un nuevo ataque de gota… Pedro y Luis se van a ver la casa del Greco . Leopoldo se va por otro lado con el resto. Me quedo en un café grande, lleno de gente y solo. Rezo el rosario, y gano el rato de soledad, después sueño, medito, recuerdo…». Y del plano amistoso pasa al plano social. España está bien hecha: «De retorno, hablamos sobre el indudable cambio -favorable- de la vida española de los últimos años. Esta tarde, en Toledo, había veinte mil personas de fuera, visitando, comiendo, comprando .

El poeta con la actriz Ava Gardner

Una alegría nacida del orden, sin duda. Los criticones, los fallidos y algunos justicieros podrán decir lo que quieran. Esta ciudad iluminada, estos caminos, e sta expansión de muchedumbre que va a ver obras de arte, a evocar gran historia ; estos hoteles llenos, eso no se veía hace veinte, treinta, cuarenta años. Aún queda mucho por hacer: que haya más gente que venga a esto, por ejemplo, pero que no sigan diciendo bobadas los reaccionarios al revés, esos que, después de participar de todos estos beneficios, se vuelven de espaldas y dicen: ‘Aquí no se puede vivir’. La gente los va conociendo».

Salida del purgatorio

La cuarta entrada está fechada el 26 de mayo de 1959 . Asiste a los Juegos Florales en donde Leopoldo Panero gana el segundo premio . «El primero se lo ha llevado -¡cómo no!- Gerardo Diego. (No hay primavera sin sol -ni vieja que tenga fuego- ni algún concurso español sin premio a Gerardo Diego)».

Ojalá que esta cumplida, excelente y necesitada edición de sus diarios sirva para sacar del purgatorio a José María Souvirón donde vive, y así se cumplan los deseos de Alfonso Canales: «que se entienda la letra de esa música íntima, que él compuso mientras escuchaba su propio corazón».

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