El pintor que brotó de la tierra

El proyecto, basado en los estudios previos de Ricardo Ortega Olmedo, historiador y experto en museos, se está iniciando. La presentación de la página web con todos sus contenidos está prevista para el próximo verano, dentro del año en que se cumple la efeméride de los treinta años de su fallecimiento. La idea, que cuenta con el apoyo y la colaboración del Ayuntamiento de Tomelloso y la Diputación Provincial de Ciudad Real, ha sido desarrollada desde la asociación Acento Cultural (www.acentocultural.com) por el propio Ortega Olmedo, presidente de esta entidad, y Luis Miguel Lara Carretero, quienes han planteado un interesante proyecto cultural para la reactivación del museo que sobre el pintor existe en Tomelloso y, por extensión, del patrimonio artístico de una localidad que destaca por ser cuna de numerosos artistas y escritores, como Francisco García Pavón (autor de Plinio y uno de los grandes escritores de la literatura española de posguerra), el poeta Eladio Cabañero, el escritor, poeta y flamencólogo Félix Grande, o el poeta Dionisio Cañas, entre otros.

Antonio López Torres estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real, y posteriormente en la Real Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. La mayor parte de su actividad profesional la desarrolló en su pueblo natal. Casi la totalidad de sus obras se encuentran en el museo dedicado a su persona en Tomelloso, por deseo expreso del mismo, que donó sus obras al pueblo que lo vio nacer y morir.

La colección está formada por más de un centenar de obras, entre lienzos y dibujos, en los que este maestro de la pintura realista manchega refleja, con un estilo muy personal, la luz y el paisaje de estas tierras; teniendo siempre a la naturaleza y al hombre como única y constante fuente de inspiración. López Torres también cultivó el retrato y las pequeñas tablas, formato en el que plasmó admirables paisajes en bandas horizontales que tienen la luz del mediodía como principal elemento.

En su etapa juvenil, autodidacta, fue descubierto por el pintor Ángel Andrade, época de la que destaca su «Autorretrato» (1921), obra que se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid y en la que se ya se empieza a vislumbrar su carácter realista y ciertos matices naif. En los años 30 empieza su producción paisajística y culmina su madurez artística en el mismo sitio que le vio nacer, en su pueblo, con su gente, unido a la tierra de la que brotó.