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ARTES&LETRAS: HACERSE EL VIVO

Maigret en La Sagra

«Le dije que era un honor para mí conocerlo en persona; en mi tierra, curiosamente»

POR MARTÍN SOTELO

Supe que era él aun viéndolo de espaldas . Grueso y fuerte, el cuello del abrigo alzado, con sombrero y la pipa en la boca, observaba las ventanas iluminadas de la plaza con aire de andar perdido.

El cielo empezaba a oscurecerse y soplaba ... un aire aún más frío que el de la mañana. Me acerqué a saludarlo. Le dije que era un honor para mí conocerlo en persona, por fin, después de tanto tiempo. En mi tierra, curiosamente. En La Sagra. Parecía sorprendido de que alguien le hubiese reconocido. Pero ¿cómo no reconocerlo? «Sé más cosas de usted que de mis amigos de aquí del pueblo», le dije.

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