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Beatriz Villacañas

Lugar para el reencuentro (98): La voz que me despierta

«No es solo la que llama por las noches, es la voz que pide ser escrita a cualquier hora»

POR BEATRIZ VILLACAÑAS

Lo que yo llamo «la voz que me despierta», título de mi más reciente poemario, es la voz de la Poesía, que no es sólo la que llama por las noches, es la voz que pide ser escrita a cualquier hora, la que te despierta estés o no dormido, porque es lo que, desde la etimología, desde la palabra «voz», denominamos «vocación»: esto es, una llamada ineludible. Por eso, uno de los poemas es «Llamada» y el otro es «La voz que te despierta»: aquí es la voz de la Poesía la que me habla y sí, me despierta en plena noche.

LLAMADA

Me está llamando el sol, que se está yendo, por encima y debajo de este día. Me está llamando el sol, que está cayendo, y, como yo, no ha muerto todavía. Y me llama la vida y me construye corazón en tormenta pero amigo, un pájaro voraz que siempre intuye que el astro más lejano está conmigo. Me está llamando el sol, como me llama cada rosa en su aroma quietamente, como me llama el muerto que me ama desde la fuerza viva de lo ausente. Me llama en su secreto cada cosa como al monje le llama la campana, se adentra en mi palabra, que es curiosa, y se abre a la fe cada mañana. Me está llamando, sí, me está llamando una Voz que me canta en cada nota, la que me abre el camino cuando ando, la Voz que no se quiebra ni se agota.

LA VOZ QUE TE DESPIERTA

Llego ahora aunque no quieras, pues llego de madrugada, pero soy la Poesía y soy quien hace llamadas. Ahora tienes que escribirme y vestirme de palabra, la que yo misma te doy, la que de lejos te llama, tan de lejos y tan cerca, que te respiro en la cara

Te estoy quemando por dentro, pues no se apaga mi llama, ni la mía ni la tuya, que en eso somos hermanas, y en el fuego que te quema se hace más fuerte tu entraña

Bien sabes tú que soy yo quien despertó a Villacañas, y le despertaba tanto, que a veces, a bofetadas, intentaba liberarse de la voz que le llamaba. Pero en el fondo sabía que era mi médium, mi espada, mi guerrero y mi elegido, así que no se escapaba.

Lo mismo te pasa a ti, así que dame las gracias, que eres su hija y mi hija, y pongo en tu voz mi llama.

No me vengas con el cuento de que ahora estás cansada. Escríbeme, te lo mando, Y aunque me llames tirana, tendrás ya recién paridos algunos versos mañana.

Recuerda que te he elegido, y por eso no te escapas, así que no te me duermas, échale coraje y ganas, ponte a escribirme ahora mismo,

¡Vamos! ¡levántate! ¡anda!

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