Los muertos vivientes de Daniel Ruiz en la corrida del Corpus de Toledo
Puerta grande de pueblo para Roca Rey y sendos trofeos para Morante y Rufo en una tarde de llenazo
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Tarde de expectación por las nubes en la corrida del Corpus de Toledo, cuya plaza podría haberse llenado varias veces y que había colgado el «no hay billetes» días antes. La última vez que sucedió fue hace 16 años, en 2009, con José Tomás de cuerpo presente. Se anunciaban Morante de la Puebla, Andrés Roca Rey y Tomás Rufo, el mismo cartel del año pasado, con toros de Daniel Ruiz, aunque para encontrar el nombre de la ganadería había que mirar con detenimiento. Tres horas de bochorno después sabríamos el porqué.
A Roca Rey le dieron las dos orejas del segundo, Morante logró una con petición de la segunda en el cuarto y Tomás Rufo lo mismo en el sexto. Más allá de un trofeo arriba o abajo, lo destacable es que fue una puerta grande, la del peruano, más propia de Retuerta del Bullaque que de Toledo y todo su rancio abolengo. Y, oye, bien contenta que se fue la gente a casa o a ver a la orquesta Panorama, que para algo se habían gastado un dinero y no era plan de volver lamentando que aquello había sido un bluf.
La realidad, sin embargo, es que con estos ejemplares de Daniel Ruiz, de película de muertos vivientes, ayunos de casta, la emoción era imposible. Todos cuatreños, la mitad de la corrida, además, tenía la edad reglamentaria recién cumplida.
Morante apareció en la ciudad imperial en su temporada más triunfal. Venía de ser llevado a hombros, como en procesión, por la madrileña calle de Alcalá y de pasear un rabo en Salamanca, pero este jueves no hubo materia viva con la que lucirse. Y eso que le salieron tres torillos. Lo mejor de su actuación fue el inicio de faena al sobrero que se lidió en cuarto lugar, también de Daniel Ruiz. Sentado en el estribo (igual que en el Corpus de 2024), a un paso del castaño Alfarero, ligó cinco excelentes muletazos, un molinete y un natural. Se lo sacó a los medios y corrió la pólvora por los tendidos con la esperanza de que sucediera algo gordo. Y lo intentó el genio de La Puebla del Río, pero el animal pedía a gritos un Red Bull. Desfondado. Por la izquierda se le colaba por dentro. Hubo algún natural muy lento, ya metido entre los pitones, y nada más rascó. Lo mató de una estocada y, como a Roca Rey ya le habían dado dos orejas sin sudar, el público se animó a pedir otras dos. «Que son gratis, veeenga, vaamos», se oía. El premio se redujo a una.
Al cuarto titular, antes de que lo devolvieran por rebozarse en la arena, lo había recibido con dos faroles, cuatro chicuelinas y una media preñada de gracia. Y el primero, con el personal aún acomodándose en una piedra que quemaba, le punteaba el engaño al final del muletazo y la faena, al margen de algún pasaje extraordinario con la zurda, no terminó de coger vuelo. También lo mató a la primera, señal de que Morante lo está viendo claro.
Roca Rey pechó de primeras con Mocito, que perdió las manos tras un picotazo y al que instrumentó un quite por ceñidas gaoneras. Arranque de faena vibrante desde el tercio, con seis, siete muletazos de rodillas llevándolo toreado, más una arrucina y el remate. Aquello sería lo único rotundo en una labor de más a menos. Con la derecho enlazaba los pases sin moverse, con la izquierda rectificaba siempre. Hubo circulares y arrimón, claro, el truco del almendruco, estocada, golpe de descabello y dos despojos de saldo y esquina. Mientras, el quinto buscó la salida desde que asomó, se aquerenció en tablas en banderillas y ni siquiera hubo posibilidad de faena.

Por su parte, Tomás Rufo se marchó a porta gayola en el tercero y manejó con temple a Sevillano, que tenía clase aunque transmitía poco. Y se agotó no tardando mucho. Se le agradece al torero que no se pusiera pesado. Le dieron una ovación. Y al último, ya a las diez de la noche, lo toreó despacio, con gusto, dándole naturales de categoría, pero a Andaluzo le faltaba raza. Era una (otra) hermanita de la caridad. Estocada caída, oreja y petición, excesiva, de la segunda. Por cierto, que conste en acta, pedazo de cuadrilla la de Rufo: Sergio Blasco, Andrés Revuelta y Fernando Sánchez.
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