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Illán de Vacas, elecciones tranquilas y en familia

El alcalde no sabe aún si todos los electores comerán juntos, como otras veces

EFE

Los pueblos más pequeños, los que apenas tienen 5, 10 ó 20 vecinos, afrontan las próximas elecciones con más tranquilidad que en las ciudades, incluso con familiaridad, y con la opción de comer juntos todos los votantes el 22 de mayo, como ha ocurrido otras muchas veces un día de elecciones. Illán de Vacas, en la comarca de Talavera de la Reina, tiene 5 habitantes y es el pueblo más pequeño de Toledo, de Castilla-La Mancha y de España.

El alcalde de Illán de Vacas, Julián Renilla, afronta con amabilidad que una cosa será segura el 22 de mayo: recibirá llamadas y visitas de periodistas para hablar con él y conocer cómo se desarrolla una jornada electoral en un pueblo de apenas cinco vecinos.

Renilla explica que estas elecciones se presentan «como siempre», con su candidatura a la reelección (por el PP) —tal vez por última vez, confiesa—, con tranquilidad y con la perspectiva de que ese día lo pasarán «entre amigos».

No sabe aún si el 22 de mayo quedarán para comer juntos los electores, como han hecho con motivo de otras elecciones, y la junta electoral marcará el tiempo de apertura del colegio electoral, porque a veces les han permitido cerrar antes de la hora oficial y en otras ocasiones no.

Illán de Vacas está situado a unos 24 kilómetros de Talavera de la Reina, cerca de los municipios de Cebolla y Los Cerralbos, y tradicionalmente es la localidad de Castilla-La Mancha, y también de España, con menor número de electores. Esto la convierte en noticia siempre que hay una cita con las urnas.

Otros ejemplos

También con normalidad y con «mucha familiaridad» viven la campaña electoral en Torremochuela, un municipio de Guadalajara de apenas doce habitantes, ubicado en la comarca de Molina de Aragón y cuyo alcalde es, desde hace 16 años, Juan Carlos Martínez (PSOE).

Martínez explica que la mesa electoral se ubica en un edificio integrado en la iglesia de la localidad. Los miembros de la mesa y los votantes se quedan todo el día en el pueblo, comen juntos, toman café y celebran la jornada electoral con tranquilidad y «sin ninguna rigidez», señala el alcalde.

El alcalde vuelve a presentarse por «falta de candidatos» y subraya que se atiende «muy bien» a los miembros de la mesa y se intenta que las elecciones se vivan «sin crispación política», porque en el pueblo se llevan todos muy bien.

Por un votante

Vindel, situado a 77 kilómetros de Cuenca, en la comarca de La Alcarria, apenas tiene 17 censados, pero con la llegada del buen tiempo supera el centenar de residentes. El alcalde, el socialista Eladio Martínez, explica que será muy probable que el 22 de mayo tengan que estar hasta la hora oficial de cierre, porque siempre les ha sucedido que hay un votante que no ejerce su derecho. «Por un votante tenemos que esperar allí hasta la noche», asegura Martínez, de 74 años, en referencia a un vecino que no vive en el pueblo.

También subraya que en el pueblo todos se llevan bien y no ha habido incidencias en las elecciones. Le gustaría que el 22 de mayo «fuera todo el mundo a votar y a las nueve de la mañana pudiéramos decir: en Vindel ha terminado (la votación)».

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