Ecoparque, otra forma de reciclar los residuos
A partir del 1 de marzo, un centenar de camiones entrarán a diario en el nuevo vertedero provincial, donde los lunes llegarán hasta novecientas toneladas de residuos sólidos urbanos
M. M.
TOLEDO
Los vecinos de las urbanizaciones de Valparaíso, La Legua y Vistahermosa, el barrio toledano más castigado por los olores del actual vertedero provincial, cuentan los días que restan para que el tormento de años llegue a su fin. Será a partir del próximo 1 ... de marzo, si las previsiones se cumplen, con la apertura en la finca «Dehesa del Aceituno» de las nuevas instalaciones para el tratamiento y la recuperación de los residuos sólidos urbanos, que estarán preparadas para recoger la basura de hasta 650.000 personas.
El complejo, en cuyas obras se invertirán 45 millones de euros, se está levantando dentro del término municipal de Toledo, a más de 4 kilómetros del núcleo de población más cercano, el municipio de Guadamur. A pesar de las críticas de los ecologistas, la Diputación defiende el diseño del proyecto, que se está construyendo «con todos los permisos» sobre un terreno de suaves vaguadas y pequeñas colinas, que impiden que «las instalaciones sean visibles desde los alrededores o carreteras de acceso».
Desde el 1 de marzo y durante veinte años, el denominado «Ecoparque» gestionará los residuos urbanos anuales procedentes de 198 municipios, que generan ahora alrededor de 250.000 toneladas de basura. Cerca de cien camiones entrarán a diario en el nuevo vertedero, en el que llegarán a descargar hasta novecientas toneladas los lunes, el día de la semana que más basura se recoge. Con su puesta en funcionamiento y el sellado del actual vertedero, los vecinos de esas urbanizaciones de Toledo, y de la ciudad en general, podrán respirar mejor tras un larguísimo periodo de reivindicaciones.
A buen ritmo y sin pausa
Las obras del Ecoparque, que comenzaron con el PSOE en la Diputación de Toledo y se acabarán bajo el mandato del PP, van a buen ritmo y sin pausa. Así lo pudieron comprobar ayer la consejera de Agricultura de Castilla-La Mancha, María Luisa Soriano, y el presidente de la Diputación, Arturo García-Tizón, durante una visita a las instalaciones, que contarán con un aula medioambiental para dar a conocer las buenas prácticas en el reciclado.
Soriano y García-Tizón estuvieron acompañados del presidente del Consorcio de Medioambiental de la provincia, Jaime Ramos, y del delegado de la Junta en Toledo, Fernando Jou. También entre los invitados se encontraban tres representantes de la Asociación de Vecinos «Río Chico», con su presidente a la cabeza (Javier Ramírez de Arellano), que engloba a las tres urbanizaciones castigadas por los olores durante esta última década.
Todos visitaron la planta de selección, el edificio más significativo del Ecoparque, pues será el lugar donde se realice la separación y recuperación de los residuos. Dispondrá de dos líneas automáticas, cada una con una capacidad de hasta 35 toneladas por hora. La instalación será cerrada, estanca y dentro de ella se trabajará con lo que llaman «depresión atmosférica», extrayendo el aire con ventiladores de aspiración y enviándolo a una instalación de depuración de olores o biofiltros. Los responsables de las obras aseguran que la instalación «no generará olores perceptibles en los alrededores».
Un campo de fútbol
La comitiva, siguiendo las explicaciones del director de obra, Javier Cepeda, también pasó por la planta de compostaje y afino. Es el edificio de mayor dimensión, donde los residuos orgánicos se someterán a un proceso biológico intensivo y acelerado de descomposición para obtener un fertilizante de «alta calidad», que se podrá usar en agricultura y jardinería. El aire que se extraiga de la nave también será canalizado hacia biofiltros para reducir las emisiones de contaminantes y olores.
Ayer también se pudo ver cómo las máquinas trabajaban en las cinco capas de impermeabilización y drenaje que tendrá el depósito controlado, un conjunto de vasos que recogerá los residuos irrecuperables, denominados de «rechazos» en el argot. La impermeabilización de este depósito, del tamaño de un campo de fútbol, tendrá como finalidad evitar las filtraciones de los lixiviados (líquido producido por los residuos como consecuencia de su lavado o pérdida de humedad) en el suelo y en los acuíferos subterráneos.
Los lixiviados generados en el vaso de vertido serán recogidos mediante un red de tuberías de drenaje y conducidos hasta una balsa de almacenamiento con una capacidad de 5.000 metros cúbicos. Su estanqueidad quedará asegurada con diferentes sistemas de impermeabilización. Desde estas instalaciones los lixiviados serán enviados a una planta de tratamiento y serán sometidos a un proceso de evaporación, del que se obtendrá un concentrado. Este producto será sometido a un tratamiento de inertización y estabilización antes de quedar depositado en el vaso de vertido (depósito controlado de rechazos).
En lo que será la planta de compostaje, la consejera de Agricultura afirmó a los periodistas que la inversión de 45 millones de euros en el Ecoparque podría haber contado con la financiación de la Unión Europea, si el anterior Gobierno de Castilla-La Mancha «hubiera gestionado mejor» los comienzos del proyecto. También destacó que este ecoparque es un claro exponente del objetivo del Gobierno de Castilla-La Mancha: «Maximizar la gestión de residuos». Y García-Tizón aseguró que este tipo de proyectos «justifica la existencia de las diputaciones provinciales», ya que los municipios, por sí solos, «no podrían asumir» una obra de estas características.
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