El Yacimiento de la Ontavia de Terrinches (Ciudad Real) ya es Bien de Interés Patrimonial

La localización del yacimiento arqueológico de La Ontavia en una vega tan extensa y llana le dota de unas cuencas visuales muy amplias. A ello, se añade el amplio perímetro que delimita a este bien cultural, justificado a partir de los elementos arqueológicos detectados a lo largo de las sucesivas campañas de investigación y la documentación de elementos estructurales inmuebles y materiales muebles dispersos en superficie por el entorno inmediato a la zona excavada.

Por otro lado, dado que la necrópolis romana coetánea a las estructuras excavadas no se ha localizado todavía, resulta oportuno establecer alrededor del asentamiento un perímetro o ámbito de protección , si bien no parece necesario extenderlo más allá del Camino Real, por el norte, o del límite municipal con Montiel, por el oeste.

En todo caso, el entorno de protección propuesto se establece para limitar o controlar una hipotética actividad edificatoria en el supuesto de obras de nueva planta y/o infraestructuras de gran volumen, al objeto de garantizar la correcta contemplación e integración del conjunto arqueológico en su entorno inmediato, siendo susceptible de ampliación a parcelas adyacentes conforme avance la investigación, pero sin afección a los usos y aprovechamientos agrarios en tanto no supongan una afección directa a bienes de carácter arqueológico.

Situado a 5,3 kilómetros al suroeste del núcleo urbano de Terrinches, el yacimiento arqueológico de La Ontavia se asienta sobre una pequeña loma, próximo a la Vía Augusta y dentro del antiguo municipio de Mentesa Oretana. Se ubica en una zona con abundantes recursos hídricos y terrenos propicios para el desarrollo de labores agrícolas.

Los trabajos arqueológicos, iniciados en 2006, han permitido excavar más de 2.000 metros cuadrados del yacimiento y diferenciar dos fases: un primer momento romano bajoimperial y otro posterior tardoantiguo/altomedieval.

De la etapa romana sobresalen un complejo termal de 500 metros cuadrados, diversas estructuras de habitación y un vial de comunicación interna con una longitud de 53 metros y una anchura de 3,20 metros.

El edificio termal abarca una etapa entre los siglos II y V y el grado de conservación de los muros es «excelente», según el expediente, y en varios puntos alcanza alturas de hasta los dos metros.