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Tristeza por la marcha del párroco

JOSÉ R. CALEROLa decisión del cardenal-arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, de cambiar de párroco ha sido una de las noticias más tristes que han recibido los feligreses de este pueblo últimamente

JOSÉ R. CALERO

La decisión del cardenal-arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, de cambiar de párroco ha sido una de las noticias más tristes que han recibido los feligreses de este pueblo últimamente. En los seis años que ha dirigido la parroquia de Huecas como la del vecino municipio de Villamiel, el sacerdote Juan Alberto Ramírez sólo ha recibido elogios.

El 10 de septiembre oficiará una Eucaristía de despedida, puesto que Cañizares le ha encomendado la tarea de continuar su actividad apostolar en Gerindote.

Este sacerdote, nacido en Villafranca de los Caballeros, ha sabido «conectar» con los habitantes de los dos municipios, así como con los escolares, ya que también ejercía como profesor de religión.

Don Juan Alberto, como le llaman sus feligreses a pesar de su juventud, ha llevado a cabo importantes reformas en las iglesias, principalmente en la de Huecas.

La labor espiritual de este sacerdote, que buen parte de su vida transcurrió en la periferia de Madrid es ejemplar. A él se deben buena parte de las muchas iniciativas que en los últimos años han llevado a cabo los feligreses de Huecas en la parroquia.

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